VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoam�rica

Brasil: Las contradicciones de la democracia de los ricos y los desaf�os de la vanguardia

Rodrigo Manne, Thiago Flam�

Ahora el gobierno Lula parece imbatible, goza de fuerte apoyo en las masas y la campa�a de Alckmin se hunde a cada encuesta. Sin embargo, en el pr�ximo mandato las contradicciones de la sociedad brasile�a pueden cobrar su precio

La campa�a electoral se inicia en Brasil (aunque no oficialmente) en un momento marcado por fort�simas contradicciones en el escenario pol�tico. Por un lado, un gobierno fortalecido, Lula con posibilidades concretas de ser electo en primera vuelta y con apoyo de un amplio sector de masas. Pero con la contradicci�n de que tendr� que gobernar un r�gimen que no logra ya esconder sus debilidades, en el cual grupos como el PCC [Primer Comando de la Capital] pueden desestabilizar la mayor ciudad del pa�s, y con los partidos burgueses divididos por sus disputas econ�micas regionales y por el control del aparato del Estado.

Adem�s de eso, el proceso de luchas que empieza a dar la cara con las diversas huelgas que bullen por el pa�s en este momento, adem�s de las vacilaciones de la econom�a mundial que hicieron temblar las bolsas de valores en las �ltimas semanas, son dos de los elementos que, aunque no se pueda decir con qu� velocidad y fuerza, podr�n cambiarle la cara a la lucha de clases en un pr�ximo mandato.

Desentendimientos en la burgues�a

Hace tres meses la burgues�a brasile�a se debate p�blicamente entre los diversos partidos que est�n realizando alianzas para estas elecciones e, incluso, entre miembros del mismo partido. Primero fue la disputa entre Alckmin y Serra por la vacante de candidato a presidente, que s�lo se resolvi� cuando Serra desisti�. Despu�s el PFL se dividi� y tard� semanas para definir, en votaci�n, cu�l ser�a el vice de Alckmin. En el PMDB nadie sabe qui�n manda, cada cacique regional teje sus propias alianzas, mientras otros intentan lanzar una candidatura al gobierno y otros m�s a�n intentan cerrar alianzas con Lula o con el PSDB. Cuando el PCC atac� San Pablo todas esas divisiones aparecieron claramente en las declaraciones demag�gicas del gobernador Cl�udio Lembo contra la "elite blanca" de San Pablo (l�ase PSDB) lo que abri� una serie de contraataques y nuevos ataques, que oblig� a la formaci�n de un comit� entre el PSDB y el PFL para "lavar la ropa sucia" internamente.

Es as� que se presenta la candidatura Alckmin: con apoyos parciales de algunos sectores, pero abandonada por la mayor�a de la burgues�a. FHC, Jos� Serra y A�cio Neves, las tres principales figuras del PSDB, siquiera comparecieron al lanzamiento oficial de la campa�a. En gran parte por tener sus propios planes de fortalecerse en los estados de San Pablo y Minas Gerais, con el ojo puesto en la campa�a presidencial del 2010. As�, a cada encuesta la campa�a se hunde en vez de despegar, y ahora Lula gana incluso en el Estado de San Pablo, reducto de Alckmin.

Ya en la preparaci�n de la campa�a de 2002, las divisiones en la clase dominante estaban presentes. Salieron a la superficie con toda la fuerza a partir de la grieta en la base oficialista de Lula, que llev� al esc�ndalo del mensalao (coimas mensuales). Ahora en el per�odo preelectoral, con el fortalecimiento del gobierno, pasaron a expresarse en las disputas internas del PSDB, y de �ste con el PFL.

La rep�blica neoliberal en crisis

Esas divisiones son fruto de una crisis m�s profunda de la sociedad brasile�a en su relaci�n con la econom�a y la pol�tica mundial. Las crisis econ�micas de la periferia capitalista, que en el inicio de este siglo alcanzaron el coraz�n del imperialismo norteamericano, llevaron al neoliberalismo a una crisis que produjo revueltas y levantamientos populares en Am�rica Latina, forzando a las burgues�as de estos pa�ses a reorganizarse y encontrar nuevos pactos que les permitiesen gobernar.

El papel de amortiguador de la lucha de clases que cumple el PT hizo que las cosas se diesen de manera diferente en Brasil. El giro a la izquierda hizo que las masas se levantaran y derribaran presidentes en los pa�ses vecinos, aqu� se expres� de forma distorsionada en los 50 millones de votos que eligieron a Lula. Si en esos pa�ses, los levantamientos y la profunda crisis econ�mica empujaron a la burgues�a a buscar nuevos pactos para gobernar, en Brasil el amortiguador de esas contradicciones con la elecci�n de Lula tambi�n impidi� que ese nuevo pacto surgiese, acumulando un enorme potencial explosivo para el futuro.

Desde 2003, el crecimiento econ�mico brasile�o estuvo muy por debajo del promedio de los pa�ses de Am�rica Latina, lo que en lugar de contener las divisiones en la burgues�a, las profundiz�, pues mientras los bancos brasile�os baten records de ganancias, los industriales est�n perdiendo terreno respeto a sus competidores en los pa�ses vecinos. Por eso, la burgues�a brasile�a busca revisar algunos fundamentos que orientaron su pol�tica econ�mica durante los a�os �90, al tiempo que se debate entre la necesidad de profundizar los ataques a las condiciones de vida de los trabajadores para ganar m�s, y el miedo de despertar con eso la lucha de clases en el pa�s.

Esa contradicci�n fue la que oblig� a la burgues�a a utilizarlo a Lula y su "carisma social" para contener la lucha de clases mientras intenta remendar los pilares del r�gimen, y busca un nuevo pacto entre los partidos burgueses para gobernar el pa�s. Es gracias a esas contradicciones acumuladas y no resueltas que la rep�blica neoliberal se encuentra en una situaci�n de visible inestabilidad.

Un gobierno Lula fortalecido, pero cargado de contradicciones

El limitado giro a la izquierda de las masas que provoca la crisis en el r�gimen es el mismo elemento que fortalece coyunturalmente al gobierno Lula, que ve su reelecci�n casi garantizada y su imagen pr�cticamente intocada por las denuncias de corrupci�n. Eso demuestra tambi�n los l�mites de ese giro: las aspiraciones populares son tan bajas que con un raqu�tico crecimiento econ�mico, y las limitadas concesiones de Lula a las masas fueron capaces de conservar e incluso aumentar su popularidad, cumpliendo un papel fundamental para eso las direcciones del movimiento de masas ligadas al PT y al gobierno.

El car�cter contradictorio de este fortalecimiento reside en el hecho que se apoya en elementos extremadamente inestables. En la limitaci�n de las aspiraciones de las masas, en una situaci�n donde los ataques que fueron realizados no fueron percibidos como ataques directos a las condiciones de vida de la poblaci�n, en que se mantiene la impresi�n de que todav�a se puede esperar alguna mejor�a en un segundo gobierno Lula. Y en la extrema debilidad de la oposici�n burguesa, que a�n no logr� superar el desgaste sufrido a los ojos de amplias franjas de la poblaci�n despu�s de los ocho a�os de gobierno FHC [Fernando Henrique Cardoso].

Ahora el gobierno Lula parece imbatible, goza de fuerte apoyo en las masas y la campa�a de Alckmin se hunde a cada encuesta. Sin embargo, en el pr�ximo mandato las contradicciones de la sociedad brasile�a pueden cobrar su precio.

Perspectivas

Despu�s de cerca de 20 a�os de r�gimen democr�tico burgu�s �ste comienza a demostrar sus debilidades estructurales. Tenemos una burgues�a dividida sobre los caminos para aplicar los ataques sobre los trabajadores, necesario para aumentar su margen de ganancia y su competitividad. Tenemos un r�gimen cuyas instituciones se debilitan cada vez m�s ante los ojos de amplios sectores de la poblaci�n. Tenemos un movimiento de masas que, a pesar de estar paralizado por la pol�tica de sus direcciones y de tener un nivel de confianza muy bajo en sus propias fuerzas, comienza a dar pasos en el sentido de una recomposici�n.

En este momento estamos frente a la posibilidad de que la econom�a mundial entre nuevamente en un per�odo de estancamiento, o como m�nimo de que desacelere el ritmo de crecimiento, lo que tendr�a consecuencias grav�simas para la econom�a brasile�a. Con la econom�a brasile�a en recesi�n, todas las contradicciones que est�n sumergidas en la sociedad brasile�a, que a cada tanto salen a la superficie, los esc�ndalos del "mensalao", los ataques del PCC o las divisiones del PSDB, podr�an explotar. Es por eso que debemos prepararnos para embates superiores de la lucha de clases en los pr�ximos a�os, m�s radicalizados y alcanzando a un sector m�s amplio de la clase trabajadora.

Sectores de la burgues�a comienzan a prepararse para esa situaci�n de agotamiento del r�gimen, postul�ndose como una alternativa m�s a la derecha. Como ACM [el senador Antonio Carlos Magalh�es] (PFL) por ejemplo, que cuando los militantes del MLST entraron en el Congreso, pregunt� "�D�nde est�n las Fuerzas Armadas? No pueden quedarse calladas" y encima convoca sus antiguos colegas de la dictadura: "Quiero decir en este instante, a los comandantes militares, no al ministro de Defensa, que reaccionen mientras hay tiempo, antes de que Brasil caiga en la desgracia de una dictadura sindical, presidida por el hombre m�s corrupto que ha llegado al gobierno de la Rep�blica".

Dentro del PSDB la elecci�n de Alckmin como candidato expres� a un sector que apostaba las fichas en una alternativa m�s de derecha, para aplicar los ataques que necesita. Sin embargo, en una situaci�n en la cual el gobierno Lula est� fortalecido y lo que a�n prevalece es el relativo giro a la izquierda de las masas ocurrido a partir del 2002, los sectores m�s l�cidos de la burgues�a resolvieron dar un paso atr�s, porque es grande el riesgo de que acciones demasiado a la derecha de lo que la correlaci�n de fuerzas permite puedan despertar a las masas. No podemos descartar, sin embargo, que ante el desgaste del gobierno Lula suba al poder una alternativa m�s a la derecha. Pero eso tendr� que ser consecuencia de derrotas superiores de los trabajadores, sea por la v�a de luchas derrotadas, sea por la v�a de derrotas por batallas no dadas.

Depender� en gran medida de la intervenci�n de los sectores m�s concientes de la clase trabajadora la lucha por que la experiencia con Lula y el PT de origen a una nueva fase m�s abierta y radicalizada de la lucha de clases en el pa�s; que con sus altos y bajos, con sus flujos y reflujos, nos permita contribuir a la consolidaci�n de una salida obrera independiente para las demandas m�s sentidas del pueblo explotado y oprimido.

El papel de la vanguardia

Este �ltimo per�odo de crecimiento econ�mico ya abri� espacio para una serie de reivindicaciones en el seno de la clase trabajadora. El a�o de 2005 fue un a�o con algunas huelgas econ�micas victoriosas, muchas de ellas con aumentos por encima de la inflaci�n. En el 2006 varias huelgas comienzan bullir, mostrando un proceso inicial, pero importante de luchas: los metal�rgicos de la Volkswagen y General Motors se est�n movilizando contra los despidos, mientras la construcci�n civil, diversos sectores precarizados, los empleados federales, las universidades estatales de San Pablo, entre otros, est�n en huelga.

Desde el inicio del gobierno Lula, una importante reorganizaci�n de la vanguardia surgi� en el escenario nacional, en la medida que m�s sectores comenzaban a romper sus ilusiones en Lula y en el PT. Ese proceso tiene su expresi�n m�s clara en los sindicatos y oposiciones sindicales de Conlutas y en los 6% de intenci�n de votos de Helo�sa Helena. La gran debilidad de esa vanguardia fue no haber logrado hasta aqu� ligar sus luchas a sectores de las masas, con un programa clasista. Si en el pr�ximo per�odo de hecho se agudizara la lucha de clases, esa debilidad podr� ser decisiva para el desarrollo de este proceso.

Esa vanguardia tiene que tener una pol�tica ofensiva para ligarse a los sectores de masas que salgan a la lucha. Si esa pol�tica sirve para combatir la l�nea colaboracionista de las direcciones burocr�ticas, y hace que se desarrollen y se unifiquen las luchas, ser� posible reorganizar al movimiento obrero a un nivel superior que pueda combatir los ataques a las condiciones de vida de las masas y dar una respuesta a la altura de la crisis del r�gimen en Brasil.

Fuente: Palavra Operaria   

Fuente: lafogata.org

������