Latinoamérica
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Lo bueno, lo malo, lo feo, lo lindo y lo Evo del MAS
Wilson García Mérida
Datos & analisis
Entre su origen radicalmente democrático y su inobjetable potencial revolucionario, el partido del presidente Evo Morales, Movimiento al Socialismo (MAS), contiene una gama de variaciones ideológicas y políticas que van desde el estalinismo partidocrático y caudillista, pasando por el movimientismo prebendal, hasta un el indigenismo libertario, ético y profundamente humanista. Evo encarna y concentra estas corrientes en el ejercicio de su mandato presidencial; y es por tanto la personificación de un proceso todavía indefinido que sigue siendo parte de la construcción colectiva de un nuevo país.
Lo bueno del MAS
Su origen democrático y su potencial revolucionario. Oportunidad de oro para radicalizar la democracia ampliando la acción decisiva de las masas oprimidas, especialmente indígenas campesinos e indígenas proletarios, en los mecanismos del poder estatal; lo cual sólo será posible imponiendo una visión ética de la política. Esta posibilidad cierta de avance histórico, inédita después del 52, hace que el MAS detente una confianza popular y nacional sin precedentes.
Lo malo del MAS
Su soberbia partidocrática. Los éxitos electorales de diciembre y julio generan una tendencia avasalladora que exacerba la tentación partidocrática del movimiento, con actitudes excluyentes e intolerantes frente a las corrientes libertarias que pretendemos contribuir en la construcción del nuevo Estado con un espíritu de crítica permanente. Tales actitudes excluyentes y hegemonistas hicieron fracasar el reciente Congreso de la Educación en Sucre, por ejemplo. Hay una pulsión estalinista que puede llevar al MAS al desencanto colectivo especialmente entre clases medias y núcleos pensantes del movimiento popular, del que sólo podría sacar ventaja la derecha anti-índigena y fascista que comienza a rearticularse después del éxito del Sí a las Autonomías Departamentales.
Lo feo del MAS
Su pragmatismo frente al poder. En los hechos no se cumple la consigna zapatista de "mandar obedeciendo", puesto que el proyecto del MAS se funda en la necesidad de fortalecer el poder político a costa de debilitar la sociedad civil, forzada a adscribirse al partido sin más salida, tal cual se pretenderá en la Asamblea Constituyente donde los ayllus autónomos (no masistas) estarán ausentes. Se ve feo que quieran convertir a "Evo soy yo" en el Big Brother andino. El zapatismo va al revés: fortalecer la sociedad civil a costa de reducir y atenuar el poder de las partidocracias y del Estado, sin más iluminados que los de abajo. Ergo: el MAS es una repetición arribista, prebendal y movimientista del MNR del 52; ahí hay retroceso.
Lo lindo del MAS
Su fuerza emblemática arraigada en la cultura indígena. A pesar de lo malo y lo feo, el MAS tiene la frescura universal del Pachacuti gracias a Evo, quien, cuando actúa al margen del entorno palaciego, recupera la sabiduría ancestral que corre en su sangre aymara. Sería lindo que en este crisol de reivindicación cultural pueda nacer Tupac Evo Morales, el resplandeciente líder que después de un purificador baño de humildad, podría encaminar el designio de su mandato hacia un firme y auténtico proceso revolucionario, radicalizando la democracia.
Lo Evo del MAS
Su síntesis. Evo Morales encarna lo bueno, lo malo, lo feo y lo lindo del
MAS. Pero no depende de él cual de esos valores pesará más a la hora decisiva.
Depende de la sociedad civil que lo encarnó en su idea de democracia.