Zapatismo
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La tradición
parlamentarista de la izquierda en entredicho
El disciplinamiento de la
mayoría
Fabián Werner
Brecha
Después de 15 meses de mayoría progresista en el Parlamento, legisladores
oficialistas y opositores se quejan del funcionamiento del Poder Legislativo.
Peor que eso, desde la academia se ve un peligroso deterioro en el
relacionamiento entre el gobierno y su bancada con previsibles consecuencias.
Beneficios y penurias de una mayoría absoluta.
DISCIPLINAMIENTO Y EJECUTIVISMO
Estas dos parecen ser las principales características de la asimétrica relación
entre los poderes Legislativo y Ejecutivo en este primer período de gobierno de
izquierda. Así se ven las cosas desde la oposición blanca y colorada -que
denuncia falta de consulta por imperio de la mayoría absoluta- y desde la
academia -que ve una alarmante imposición de criterios desde el Edificio
Libertad-. Es que, por un lado, el gobierno decidió posponer (cuando no
encajonar) algunas iniciativas surgidas desde su bancada, como en el caso de la
ley de salud reproductiva que tenía el respaldo de la mayoría de sus
legisladores, o la ley de refinanciación de deudores propuesta por el senador
emepepista Jorge Saravia, o la interpretación de la ley de caducidad planteada
por el senador vertientista Enrique Rubio.
Por otro, ha utilizado su predominio parlamentario para dar trámite rápido a
algunas leyes que consideró indispensables en los primeros meses de la
administración, como la salida para la cooperativa COFAC, la creación del
Ministerio de Desarrollo Social y el Plan de Emergencia, o la ley de
modernización y humanización del sistema carcelario. Y también impuso su
criterio, aun contra la posición de destacados representantes parlamentarios,
cuando se discutió el tratado de inversiones con Estados Unidos, la
participación en las maniobras Unitas o el envío de tropas a la misión de paz en
Haití, casos que determinaron la disidencia del senador comunista Eduardo Lorier
y la dimisión del diputado socialista Guillermo Chifflet.La explicación de estos
sucesos varía según el interlocutor, ya sea oficialista, opositor o académico. Y
así es que puede hablarse de una necesaria etapa de "aprendizaje", de un
peligroso alejamiento de las tradiciones de la izquierda, de un proceso
histórico de deterioro parlamentario o de una imposición de las mayorías
derivadas de la voluntad popular. Veamos.
EL DESAFÍO DE COORDINAR
Para el politólogo Daniel Chasquetti, la "falta de centralidad" del Parlamento
es un fenómeno de largo plazo, y es una consecuencia del papel que el sistema
político le asignó, quitándole funciones y potestades para dárselas al Poder
Ejecutivo. Así puede explicarse entonces la "asimetría" actual y la pérdida de
perfil del Parlamento, tanto en esta coyuntura política como en los anteriores
gobiernos de coalición con un fuerte disciplinamiento. Según el integrante del
Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de la República, otro elemento que conspira contra la labor
legislativa es la falta de "estructuras institucionales" que fortalezcan la
tarea parlamentaria, como hay en otros congresos de la región y del mundo.
En este proceso de deterioro Chasquetti también inscribió el debilitamiento de
la figura del vicepresidente como el nexo natural entre ambos poderes. Ante este
problema se ensayaron varias soluciones, que luego desembocaban en un "poder
paralelo", algo nunca bien visto por los presidentes de turno. A fines del año
pasado Tabaré Vázquez invitó a todos los legisladores oficialistas a analizar la
agenda gubernamental, compartiendo empanadas y vino, en un encuentro similar al
que habían propiciado sus antecesores blancos y colorados. Esto, de alguna
manera, fue una forma de mantener alineada a la tropa, y "no se me ocurre que el
Frente Amplio pueda innovar en esta materia", dijo Chasquetti. Sin embargo,
desde el oficialismo la visión sobre este aspecto es diferente. De hecho, el
partido de gobierno ensaya alternativas para superar los desencuentros ocurridos
en los primeros meses de la administración progresista.
Edgardo Ortuño, coordinador de la bancada de diputados del FA, dijo que después
de un período de "aprendizaje para la bancada y la fuerza política en general"
se inició un trabajo que pretende una "coordinación fluida" entre los
representantes de las dos cámaras y dentro de cada una de ellas para
"compatibilizar" el rol y la iniciativa de cada legislador con las acciones de
gobierno. En esa línea, dijo el parlamentario a BRECHA, se aprobaron
lineamientos de trabajo interno y se establecieron mecanismos de coordinación
entre los representantes de cada bancada y la Secretaría de la Presidencia, y a
su vez a nivel temático entre los integrantes de las comisiones y los ministros
respectivos.
Por otra parte, Ortuño dijo que así como son positivos los resultados cuando las
iniciativas se trabajan antes de la llegada al Parlamento y durante su trámite,
surgen dificultades cuando esto no sucede y los planteos del Ejecutivo toman por
sorpresa a las bancadas. "Esa es una de las experiencias negativas de las que
tenemos que aprender para que no se repitan. Priorizar el intercambio, la
construcción colectiva y la discusión política para que haya una maduración de
los proyectos", admitió, y puso como ejemplos que no deberían repetirse la
dificultosa discusión del presupuesto quinquenal, los mencionados casos de
Unitas y el envío de tropas a Haití, o algunas leyes vinculadas al Ministerio de
Desarrollo Social, ya que "con un mayor tiempo de discusión se hubiera logrado
una optimización del rendimiento parlamentario y los consensos políticos".
Según Ortuño también faltó planificación de la agenda de gobierno, por lo cual
se trabaja con los legisladores para saber cuáles son sus prioridades y
compatibilizarlas con las expectativas del Ejecutivo, de forma de coordinar la
aprobación parlamentaria y marcar la iniciativa política. Esta coordinación,
planteó, "debe partir de la comprensión mutua de que todos somos gobierno,
también la bancada legislativa, que tiene capacidad de legislar y que
cogobierna".
Con ese objetivo es que empezaron a crearse nuevos ámbitos de coordinación entre
Legislativo y Ejecutivo, más allá del diálogo entre los coordinadores de bancada
de ambas cámaras y representantes de la Presidencia. El espacio más amplio es la
Agrupación Nacional de Gobierno, que integran ministros, legisladores e
intendentes, además de los representantes de la Mesa Política del FA. Este grupo
ha funcionado poco, por lo que se resolvió mantener la continuidad de la
relación entre estas "tres patas" del FA a través de la Mesa de la Agrupación
Nacional de Gobierno, un ámbito más reducido con los coordinadores de bancada,
el secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, el vicepresidente, Rodolfo
Nin, el presidente del FA, Jorge Brovetto, un representante por sector de la
izquierda y cuatro representantes de las bases. Si bien este grupo tiene
planteada una reunión mensual, hasta ahora sólo logró reunirse una vez. En este
esquema, a su vez, Nin "tiene un rol importante" como nexo permanente entre la
bancada de senadores y el Ejecutivo, en la medida en que es el único que
participa semanalmente en el Consejo de Ministros y tiene además la tarea de
coordinar con los demás partidos.
LA NUEVA OPOSICIÓN
Según el senador blanco Eber da Rosa, quien coordinó la labor de su bancada en
el período anterior, la existencia de una mayoría absoluta del gobierno
determinó algunas "fricciones", porque ante algunas iniciativas el Ejecutivo
trató de sacar los temas en forma rápida "sin oír mucho a la oposición". A su
vez, añadió que el nivel de relacionamiento con el Ejecutivo es "escaso" y
-contradiciendo lo dicho por Ortuño- no está claramente definido quién oficia
como nexo entre el Parlamento y el gobierno. En un principio el diálogo se
realizaba entre Nin y el presidente del Directorio blanco, el senador Jorge
Larrañaga, o los demás líderes sectoriales. Después, a medida que transcurría la
acción de gobierno, "se fue generando otro tipo de diálogo", y aparecieron otros
interlocutores, como el ministro Jorge Brovetto cuando había negociaciones a
nivel de las fuerzas políticas, o el secretario de la Presidencia en cuestiones
vinculadas a los derechos humanos, o en temas productivos con el ministro José
Mujica.
Más allá de estas desavenencias, Da Rosa admitió que también hubo "actitudes
receptivas" en algunos miembros de la bancada oficialista para hacer algunos
agregados a las propuestas del gobierno, aunque esto no se reflejó en la
aceptación de las iniciativas de la oposición -particularmente en diputados-,
que en su mayoría aún esperan por el tratamiento legislativo.
En el Partido Colorado los cuestionamientos son bastante más fuertes. El
diputado quincista José Amorín dijo que si bien existe una relación "cordial"
con los integrantes del gabinete, en la discusión de los temas de gobierno "no
se nos convoca para nada", y lamentó además el bajo número de respuestas a los
pedidos de informes (véase recuadro). Asimismo, planteó que los proyectos de ley
de la oposición no son aceptados, lo que ha llevado a que disminuyan los
esfuerzos por llevar adelante sus propuestas. "¿Para qué voy a proponer si me
dicen a todo que no? Yo creo que así no funciona. Lo único que podemos hacer es
ayudar al gobierno a que no pierda el rumbo", puntualizó.
Amorín comparó la situación del actual gobierno con la gestión colorada de Jorge
Batlle y aseguró que en el pasado existía un flujo de información mucho mayor
debido a la necesidad de negociar primero dentro de la coalición y muchas veces
también con la oposición de izquierda. "Hoy el FA tiene la mayoría y nos ignora
completamente a nivel parlamentario. Hay menos información y menos leyes, no hay
producción legislativa, nadie sabe lo que pasa con el gobierno, hay un
desconcierto brutal", resumió. A su juicio, la izquierda está reiterando su
experiencia de gobierno en Montevideo, con el manejo de la mayoría en la Junta
Departamental, aunque opinó que este no es el principal problema que enfrenta el
Legislativo, ya que con este predominio el FA "podría hacer cosas interesantes,
pero hay que tener ideas para hacerlas. Por ahora el gran drama es la falta de
ideas del gobierno, que está en un enorme desconcierto y eso se ve en la
Cámara".
Para el líder del Partido Independiente, Pablo Mieres, el principal elemento es
el cambio que se registró con respecto a la reivindicación histórica de la
izquierda de la importancia del Legislativo como un espacio de diálogo más allá
de las mayorías circunstanciales. Sostuvo además que actualmente la iniciativa
"está muy cargada" del lado del Ejecutivo, cosa que repercute también en la
falta de planteos desde la propia bancada de gobierno.
En ese marco, Mieres opinó que el siguiente será un "año crucial" para el
gobierno porque estará en el centro de la discusión la reforma tributaria, donde
el FA puede correr riesgos muy importantes en lo que tiene que ver con el
respaldo político electoral. "Y dudo que sea un tema fácil de resolver
internamente", aclaró, ya que la relación entre el Ejecutivo y la bancada
oficialista "parece no ser muy fluida en información, aunque sí en disciplina y
en obediencia".
EJECUTIVISMO DE IZQUIERDA
Según el politólogo Gerardo Caetano, el primer año de predominio de la izquierda
en el Parlamento dejó en evidencia "un problema no menor, a contramano de lo que
uno hubiera esperado", y fue la existencia de una "perspectiva ejecutivista" del
gobierno, incluso desde antes de su asunción con el trasiego de las principales
figuras parlamentarias (cabezas de lista) hacia el gabinete. Señaló, además, la
ocurrencia de dificultades de comunicación "a veces asombrosas", ya que en
muchos casos los legisladores se han encontrado con temas enviados por el
Ejecutivo sin contar con la información suficiente, como en la reforma
tributaria, los cambios en el Banco Central o la variación en la estrategia de
inserción internacional.
Según Caetano es particularmente significativa la falta de información hacia el
Legislativo -pero también hacia el interior del gabinete- por parte del
Ministerio de Economía. "Ahora lo estamos viendo, y creo que esto va a hacer
crisis, porque hay cuestiones que exceden a este período de gobierno y que son
totalmente estratégicas, que no están siendo discutidas ni dentro del partido de
gobierno", como la eventual firma de un TLC con Estados Unidos o la publicitada
reforma tributaria. En ese marco dijo que hay legisladores que ya han anunciado
que no van a aprobar nada de lo que no participen, y "esto ya se ve dentro del
mpp, de la Vertiente Artiguista, del Partido Socialista. Hay un déficit de
elaboración política, que entre otras cosas se traduce en una muy pobre
comunicación entre los ministros y la bancada".
En cuanto al relacionamiento con la oposición, Caetano estimó que el gobierno
"tampoco encontró modalidades de comunicación, y eso es un problema. Y la idea
de que esto es así porque tiene mayoría parlamentaria es ejecutivista, trivial y
falaz porque hay decisiones, hay equilibrios institucionales, reelaboraciones
políticas, que aun un gobierno con mayoría parlamentaria tiene que discutir con
los otros partidos". Esto debería ocurrir, opinó, sobre todo en un gobierno con
proyección de reforma, que "no sólo tiene que ganar sino que tiene que
persuadir".
Para Caetano "es un grave error creer que el disciplinamiento de los
legisladores es algo bueno", y que su rol es votar a tapas cerradas lo que le
viene del Ejecutivo. Así las cosas, si el gobierno no logra reformular el
vínculo con su bancada y también con la oposición, "va a tener problemas porque
se acercan debates muy importantes", vaticinó. Pero ¿cuáles son las claves de
esta forma de gobierno? La inexperiencia en el ejercicio del gobierno y la forma
de gobernar de la izquierda pueden estar en el origen, pero también el perfil
del presidente, arriesgó Caetano. Si a esto se suma la actitud de algunos
ministros que, a pesar de contar con un largo historial parlamentario, se niegan
a exponer sus proyectos a la discusión, el panorama se vuelve más complicado
todavía. "Yo veo ministros que siendo mejores parlamentarios fueron designados
en el gabinete porque supuestamente eso resolvía el problema del debate en la
interna de la fuerza política, pero está demostrado que eso no lo resuelve",
advirtió.
Entonces, no puede descartarse que las diferencias internas, que hasta el
momento provocaron alguna "disidencia testimonial", como la del senador Lorier,
se hagan más profundas. Y la discusión sobre el TLC con Estados Unidos puede ser
un parteaguas. "Creo que con un TLC clásico -con un aflojamiento de los vínculos
regionales-, que no sea discutido en profundidad y sea trivializado como un tema
de cuotas de carne y baja de aranceles sino con todo lo que contiene, podemos
llegar a un escenario en el que el FA se quiebre y resulte aprobado con el voto
de la oposición. Esto generaría una situación nada positiva para el gobierno,
incluso dentro de la fuerza política", dijo Caetano a BRECHA.
Para Chasquetti, en tanto, la unidad de la bancada oficialista también se ve
como una interrogante hacia el futuro. "El problema que yo veo es hasta qué
punto el Ejecutivo logrará mantener unida a la bancada si no es capaz de
mantener una actitud proactiva. Cuando eso se corte pueden aparecer iniciativas
personales" que generen nuevas diferencias con el gobierno, alertó. Es que
cuando "se agote la agenda" del Ejecutivo van a aparecer iniciativas
particularistas, entre otras cosas porque los legisladores tienen la idea de que
deben hacer algo para seguir en la banca, por lo que no hay que descartar
"cuestiones más ideológicas de la izquierda que choquen con la concepción
general del gobierno, iniciativas voluntaristas que hoy son descartadas desde
Economía y que puedan transformarse en problemas". Pero tampoco hay que
sorprenderse, subrayó Chasquetti, "si sobre el final del mandato aparece Vázquez
vetando leyes, que es algo que hacen los presidentes uruguayos cuando se termina
el mandato y no pueden disciplinar a los legisladores".
TRABAJO EN SILENCIO
La idea trasmitida por los voceros de la oposición sobre una baja productividad
parlamentaria en este período de gobierno, debida a la falta de iniciativa del
oficialismo, no tiene sustento desde el punto de vista cuantitativo. Según el
Informe de Coyuntura del Instituto de Ciencia Política de la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad de la República, durante 2005 se presentaron
406 proyectos de ley, 134 de los cuales a propuesta del Ejecutivo, lo que ubica
al gobierno de Tabaré Vázquez como el que más proyectos presentó respecto de las
restantes administraciones posdictadura. También es superior el porcentaje de
aprobación de los proyectos con iniciativa del Ejecutivo (67 por ciento de las
91 leyes aprobadas fueron propuestas desde el Edificio Libertad), y la
efectividad resultó asimismo la más alta ya que el gobierno logró aprobar el 47
por ciento de los proyectos enviados al Legislativo.
El politólogo Daniel Chasquetti explicó que tampoco es cierto que el trámite en
general de las leyes haya sido más rápido como consecuencia de la mayoría
absoluta de la izquierda, aunque sí hubo una mayor celeridad en aquellas normas
que el gobierno consideraba de particular importancia para su gestión (las leyes
de "alta importancia" tuvieron un trámite parlamentario de 63 días en promedio).
Pero ¿por qué si el FA criticó esto desde la oposición ahora lo hace en el
gobierno? "Por la razón del artillero: una cosa es gobernar y la otra es
oponerse. Gobernar requiere de decisiones rápidas. Es lógico que los partidos
cuando están en el gobierno reclamen celeridad y cuando están en la oposición
pidan tiempo. Esto no tiene que ver con una cuestión ideológica o de
contradicción partidaria, sino con el ejercicio del gobierno", interpretó
Chasquetti. En general, apuntó, en los primeros años de un gobierno es cuando el
Ejecutivo tiene mayor efectividad legislativa, mayor iniciativa y un mayor nivel
de aprobación de las propuestas. Eso va cayendo a medida que transcurre el
período, porque la agenda se va agotando o porque muchas cosas son difíciles de
llevar adelante, recordó.
Para el politólogo Gerardo Caetano el "ejecutivismo" que demuestra el gobierno
va contra la tradición programática e ideológica de la izquierda. "Muchas veces
quienes son parlamentaristas en la oposición son ejecutivistas en el gobierno, y
viceversa. Hay que escuchar ahora algunos reclamos de ninguneo parlamentario de
algunas fuerzas políticas que fueron campeonas del ejecutivismo", aclaró. Pero
en el caso de la izquierda "es más grave, porque tiene una interna compleja y
porque si tiene una vocación de cambio y logra una estabilización que proyecta
al país hacia una serie de reformas importantes, diría que uno de los escenarios
clave es el Parlamento porque esas reformas requieren persuasión, negociación y
reelaboración política".
Fuente:www.lafogata.org