Zapatismo
|
Prensa mugrienta en Perú
Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
Escribió Jorge Basadre, en Historia de la República del Perú: "Salvo en aisladas
etapas, el Perú gozó la fama de tener el periodismo más soez en el continente
durante el siglo pasado. El país vivió entre el libertinaje y el amordazamiento
de la imprenta". ¿Se salva el período corriente de semejante acusación
tremebunda? ¿No se calumnia sin dar derecho a respuesta, no se "juzga" sin ser
juez y califica de delincuente, desde los medios, sin pruebas ni
investigaciones? La prensa mugrienta no es un asunto de épocas, nos acompaña
desde siempre.
Nicolás de Piérola, en la declaración de principios del Partido Demócrata,
apunta: "La difamación y la impostura se han hecho un vicio arraigado y común.
Nuestro pueblo no tiene tendencia al asesinato; siente horror instintivo por él.
No acontece lo mismo con la reputación; se ha habituado a lastimarla
fácilmente". El crimen no paga, la calumnia gratuita, sí y da dólares al por
mayor.
En otro párrafo luminoso anota Piérola: ".establecióse aquí, con el título de
periódicos, hojas diarias impresas que fundaban su existencia y provechos
únicamente en el ataque a la honra ajena, descendiendo hasta las intimidades de
la vida privada y sin que nada fuese respetado; defendióse, como se defiende
aún, encarnizadamente, con el augusto nombre de libertad de imprenta (hoy de
prensa); la ley no tuvo pena alguna para el delito tan feo; el rarísimo hombre
público que acudió a ella en desagravio de la justicia y de la sociedad herida
de muerte, no cosechó sino la burla de los jueces y la conmiseración de los que
le veían apelar a medio tan inútil, y un pueblo nuevo, de temperamento
imaginativo, impresionable y apasionado, educándose sin interrupción en esa
escuela abominable, perdió la repulsión natural y, antes bien, se aficionó a
beber diariamente ese fermento envenenado de falsedades y pasiones viles".
Nótese que estas palabras y expresiones pasan la centuria de haber sido escritas
y sin embargo de ello no pierden su vigencia acusadora y su carga culposa de
subrayar una tara nacional invariable con el paso de los años. La libertad de
prensa devino en la patente de corso para que la mediocridad ambiente dijera de
todo y en los tonos más inverosímiles, las más de las veces sin pruebas ni
lógica, sólo porque el espíritu nacional es proclive a la imbecilidad del chisme
y admira, sin contemplaciones, las verdades a medias. Somos medio ciudadanos que
semi-leemos y entendemos a la mitad. Por tanto, nuestra realidad es apenas en un
50% comprobable porque el resto es fantasía gárrula y onanismo alimentado
perversamente desde los medios que sólo comunican lo que necesitan que la gente
"piense".
Ahíto de semejante comprensión, premunido de dineros al por mayor y ayudado por
la tecnología, un soplón vulgar y miserable como Vladimiro Montesinos, varias
veces traidor y delincuente, montó, con la ayuda de felipillos con saco y
corbata, una red que coleccionó imágenes, textos, secretos y perversiones que
usó para la extorsión, la monra, el robo y el caos de la vida pública peruana.
Aún sigue dando coletazos el zamarro mencionado y hay una prensa mañosa que no
cesa de darle columnas y titulares ponzoñosos.
Dura y asquerosa la fama del periodismo nacional. Con excepciones mínimas, la
generalidad no resiste análisis exhaustivos porque, como decía Manuel González
Prada, donde se pone el dedo brota la pus en el organismo enfermo que es el
Perú. ¿Qué se hace? Renovar el país, derrumbar los castillos de infamia y
flagelar a sus autores mediáticos, políticos, militares e intelectuales, por
calles y plazas. Es decir, emprender la cruzada cívica de hacer de este país
madre y no madrastra de sus hijos, espoleo y elan de sus mejores valores y
espíritu imbatible de un nuevo y más brillante porvenir.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
Fuente:www.lafogata.org