Latinoamérica
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TLC: hechura de Toledo
Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
¿No fue el presidente Toledo quien, en alarde antológico, anunció que el TLC con
Gringolandia iba a ser aprobado "sí o sí"? ¿No han sido las pandillas de
funcionarios públicos de distinta vertiente ministerial las que viajaban a
escuchar instrucciones norteamericanas y disfrazaban el asunto bajo el mote de
"negociaciones"? Si el Establo envió a decenas de sus inquilinos precarios a
aquellas rondas, aunque el 90% prefirió hacer un poquito de turismo con dinero
del pueblo, ¿no es acaso responsabilidad del gobierno saliente y de su esquema
tributario y vasallo hacia Estados Unidos? Sibilinamente se pretende otorgar un
poder que no tiene al virtual presidente electo Alan García quien ni siquiera ha
sido aún proclamado.
Pero ¡bajo ningún punto de vista! cabe la posibilidad de olvidar que el Apra
tiene decenas de parlamentarios con voz importante en la decisión que se tome
frente al TLC. Si quieren hacerse cómplices de un caballazo de indigestos
ingredientes ¡allá ellos y el inminente costo político para su administración a
partir del 28 de julio! Lo sensato sería discutir, in extenso, con escrutinio
crítico al milímetro y lupa fiscalizadora, todo lo referido al TLC firmado con
prisas apuradas ha poco en Washington. Y para nadie es un secreto que cuatro
semanas son ¡dramáticamente insuficientes!
Las expresiones de los Ferreros, Ayaipomas, no dan sino la medida de un
servilismo a prueba de bombas nucleares. Hay que preguntarse ¿cuántos puestos de
"trabajo" hay prometidos, en cargos de caporales y quintacolumnas, para muchos
de los actuales involucrados a partir del TLC y las empresas que lleguen al
Perú? El mito mediático ha hecho creer que la inversión extranjera es la panacea
milagrosa y curandera de los males peruanos. Y, olvida, adrede, que lo mal
negociado, siempre será fuente de protestas e indignación y, sobre todo, de
desarrollo insuficiente y perverso de un Perú que tiene mucha riqueza, pero
también pillos y delincuentes de cuello y corbata ¡al por mayor!
Todas, sin excepción, las invocaciones del Ejecutivo parecen mandatos: "... y
que se apruebe el TLC, bla, bla, bla..". ¿Con qué legitimidad, quienes no
obtuvieron sino un pobrísimo 4%, pretenden obligar al Perú a encarrilarse en un
tratado internacional y apenas un pacto de quinto o sexto orden para Estados
Unidos? ¡Qué desverguenza y qué impostura!
Que el notable fronterizo que gobierna Estados Unidos, George W. Bush, haya
llamado al presidente electo García no significa un "espaldarazo" como ha
calificado algún bobo en la prensa al TLC y su gestión en el Establo y gobierno
peruanos. Antes bien, es protocolo y una señal velada de qué quiere Gringolandia.
Varias veces dijo García en campaña que aquel TLC iba a ser minuciosamente
revisado y que no habían prisas para su aprobación. Por tanto, si quiere caminar
con juicio, sólo debe ¡cumplir con su palabra y poner de testigo al pueblo de
aquella importantísma comisión o participación!
La ignorancia por desinformación del TLC que tiene el pueblo peruano es más
contundente que el proceso comicial pasado: el 98% desconoce cualquier arista
del adefesio de marras, envilecido por el secretismo tan raro que el propio
gobierno otorgó a los documentos y a sus especificaciones. ¿Por causa de qué
existió este fenómeno? Es algo que el Establo debía investigar para descubrir
trapisondas y leguleyadas en las que son especialistas no pocos abogángsteres
siempre al servicio de quien pague bien: el Estado o la potencia extranjera.
¡Así es la globalización!
La historia, de modo indubitable, tendrá que cargar en la cuenta del presidente
Toledo y su gestión, todo lo referido al TLC con Estados Unidos. ¡Así de simple!
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!