Latinoamérica
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Elecciones en México
El poder de los medios
Otero, Lisandro
Rebelión
En México se aproximan las elecciones que tendrán lugar el próximo dos de
julio. Según las encuestas Andrés Manuel López Obrador posee una ventaja en las
preferencias de los votantes. A la pesadilla de Fox, doña Marta y los Bribiesca
ya le queda poco. Andrés Manuel es, definitivamente, un social demócrata. Nada
indica que se haya inclinado a extremismos izquierdizantes. Más bien su gobierno
sería una mezcla del Camelot de Kennedy con las transformaciones de beneficio
popular que promovió Lázaro Cárdenas. Pero las fuerzas del oscurantismo
retrógrado, tradicionalista y reaccionario del foxismo tratan de presentar a un
Andrés Manuel de un radicalismo revolucionario que no se corresponde con el
perfil real del candidato. Por eso lo asocian con el chavismo, el castrismo y
cualquier movimiento de ideas que pueda espantar el apoyo de la burguesía y la
clase media y restarle ese sector de la votación.
Probablemente la CIA esté invirtiendo millones, igual que se hizo con los Amigos
de Fox en las elecciones anteriores, para aupar a Felipe Calderón con un
desbordamiento de fondos e inundar los medios de comunicación con propaganda
favorable al candidato del PAN. Calderón esta gastando tres millones de euros a
la semana en anuncios, o sea algo más de cuarenta y dos millones de pesos. En un
solo día, el viernes 16 de junio, difundió setenta y ocho "spots" por la
televisión nacional en horario estelar y 298 en los principales noticieros
políticos en la radio. ¿De donde sale esa efusión monetaria para sufragar el
intento de convencer y doblegar a la opinión pública? Igual que las sombrías
fuerzas que entronizaron al gerente de la Coca Cola, ahora se trata de situar en
la cúpula al cuñado de Hildebrando, lo cual presagia una nueva etapa de
malversaciones, irregularidades y defraudaciones.
Lo que demuestra esta campaña electoral es que cada día cuenta menos el criterio
del elector y lo decisivo es la cantidad de dinero de que se disponga para
desplegar una arremetida publicista en los medios masivos de comunicación. En
Estados Unidos es algo sabido y tarifado: lo que cuesta salir electo senador, el
presupuesto necesario para ocupar un escaño en la Cámara de Representantes. En
México parece que esta sucediendo algo similar.
Las colosales cadenas de televisión imponen su voluntad. En México, Televisa y
TV Azteca se están convirtiendo en los grandes electores. Al morir el magnate
brasileño Roberto Marinho dejó un imperio mediático constituido por una cadena
de 113 estaciones de televisión así como periódicos y estaciones de radio.
Comenzó con un pequeño periódico que heredó de su padre en 1926 y en 1940
consideró que un país con tan alto nivel de analfabetismo el radio era el medio
que podía alcanzar a las grandes masas. En 1940 abrió una estación radiodifusora
y en 1960 se inició en la televisión con O Globo, que llegó a ser el
portaestandarte de su agrupación mediática. Marinho no es un caso único de
monopolio centralizador en las comunicaciones humanas.
William Randolph Hearst comenzó a finales del siglo diecinueve con un periódico
en Los Angeles y llegó a poseer una red inmensa de diarios en Estados Unidos.
Fue el impulsor de la prensa amarilla que empleaba el escándalo, el
sensacionalismo y la difusión de la violencia de las notas policiacas, el
creador del uso de fotografías, caricaturas y del empleo de tiras cómicas en la
prensa noticiosa. David Sarnoff arribó a Nueva York como inmigrante ruso y se
empleó en la compañía Marconi de telégrafo inalámbrico. En 1921 se convirtió en
director general de la RCA y en 1926 creó la NBC. En los años cuarenta comenzó a
sentar las bases del sistema de televisión que aún hoy se mantiene vigente.
Estos casos de concentración monopólica son cada vez más frecuentes en el área
de la comunicación de ideas y de la información. En Estados Unidos cinco grandes
corporaciones controlan lo que ven, oyen y leen los norteamericanos. La actual
administración de Bush ha impulsado esa concentración que deja al pueblo
estadounidense a la merced de la manipulación ideológica de las grandes
corporaciones financieras. El debate público se empobrece aún más y los
oponentes al sistema se ven inermes ante los poderosos instrumentos mediáticos
que imponen a los candidatos que favorecen este modelo totalitario con máscara
democrática.
gotli2002@yahoo.com