Latinoamérica
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Un juicio esencialmente político
Exigen amnistía para dirigentes sociales procesados
Sergio Ferrari
Evo Morales, presidente de Bolivia desde enero de este año, está confrontado
a resolver a corto plazo un proceso jurídico que heredó de los gobernantes
anteriores. La solidaridad boliviana y la internacional se multiplican hacia los
procesados.
10 de abril del 2003. Un operativo policial de grandes proporciones acompañado
por periodistas "invitados" por el Gobierno, detiene en la capital boliviana a
Francisco "Pacho" Cortés, dirigente campesino colombiano que acababa de llegar
exilado al país. Como parte de ese mismo "caso" son detenidas varias decenas de
personas, en su mayoría activistas campesinos bolivianos, muchos de ellos
militantes del Movimiento al Socialismo (MAS). El MAS, fuerza política liderada
por Evo Morales, en ese momento en la oposición, se encontraba a la cabeza de
algunas de las principales movilizaciones sociales contra el gobierno de Gonzalo
Sánchez de Lozada Entre otras acusaciones contra Cortés, Carmelo Peñaranda,
Claudio Ramírez, y demás colegas: terrorismo, actividades subversivas, tráfico
de drogas. Tal como señalan los imputados, era un momento de una alta tensión
social en el país y el Gobierno intentó con este caso "crear un show mediático"
para deslegitimar la protesta. Al decir de la red mundial Vía Campesina, "se
buscaba criminalizar las luchas" y a los dirigentes que combatían las políticas
neoliberales del Gobierno.
"Soy un perseguido político" La historia desde entonces está llena de dolor.
"Estuve preso con otros compañeros casi tres años. En febrero del 2006 fui
liberado, pero con condiciones", subraya Francisco Cortés en entrevista
telefónica.
"No puedo salir de La Paz, ni siquiera del Alto sin autorización especial. Se me
ha prohibido concurrir a manifestaciones políticas. Hemos debido pagar una
fianza - de cerca de 7 mil dólares estadounidenses- y debo presentarme una vez
por mes a firmar en el tribunal", explica Cortés.
Una situación insostenible agravada por los problemas "heredados de la cárcel.
Entre ellos la salud resquebrajada y una situación económica familiar
dramática", precisa. Por todo eso, "me sigo considerando siempre como un
perseguido político". Con el riesgo creciente que en el momento en que la
justicia se pronuncie este mes de julio sobre el caso, caigan pesadas condenas
sustentadas en pruebas montadas y en un proceso jurídico irracional. "Más de
tres años y no se ha iniciado el juicio oral; cuatro de los fiscales que veían
la causa fueron despedidos por incapacidad.". Ejemplos de las múltiples
aberraciones jurídicas, insiste el dirigente colombiano.
"Actualmente estoy viviendo en la Casa del Migrante, que es un proyecto de la
iglesia católica a través de la Pastoral de Movilidad Humana" señalaba Pacho
Cortés en una carta pública donde enumera la compleja situación post-cárcel que
afronta todavía hoy.
"Me mantengo allí porque mi seguridad tampoco está muy bien y ahora no sólo me
tengo que cuidar de la cárcel sino también del cementerio porque como están las
cosas el imperialismo norteamericano quiere continuar justificando la presencia
del narcoterrorismo en Bolivia a costillas mías.y por eso tengo que dormir con
un ojo cerrado y el otro abierto".
Por otra parte, insiste Cortés, "estoy recuperando un poco la salud, porque salí
bastante mal de la cárcel. Especialmente la vista porque no tuve durante mucho
tiempo ejercicio de larga visión". También padece de mucha debilidad y se
encuentra mal físicamente a nivel general. "Ya que durante 13 meses no hice
ningún ejercicio.
"Es imprescindible una solución política" De cara al futuro, lo esencial es
resolver "nuestra situación de fondo", anticipa Cortés. Somos perseguidos
políticos, nuestra causa es política y por lo tanto la solución también debe ser
política.
De esta forma se han expresado recientemente más de 150 organizaciones sociales
de Bolivia. Exigen que el gobierno decrete una amnistía inmediata", lo que
cerraría cualquier posibilidad a un juicio amañado.
Cómo entender la necesidad de ejercer presión a un gobierno popular para que
resuelva una situación que involucra a seguidores del mismo Morales, preguntamos
de inmediato. "No se trata de falta de voluntad política de Evo. El problema es
que él tiene a su alrededor, todavía, funcionarios que no están tan decididos en
resolver este tema".
Y para asegurar esa solución es esencial la solidaridad tanto interna como
externa, enfatiza. Muchas organizaciones internacionales se ha pronunciado a
favor de nuestra situación.eso es un paso importante hacia adelante", explica
Cortés evaluando la activa campaña por su liberación y la de sus colegas. "Ha
sido determinante la gran solidaridad de Vía Campesina con nosotros", enfatiza.
Fue ya en el 2004 que esa red internacional envió una delegación de alto nivel a
Bolivia para presionar a las autoridades a favor de los dirigentes campesinos
encarcelados.
Sin embargo los procesos jurídicos de esencia política suelen ser largos y no
siempre simples. "No podemos darnos por vencidos. La lucha de los movimientos
sociales continúa.
Incluso contra todos los intentos de ser penalizados y criminalizados. ¡Qué gran
paradoja: quien nos acusó fue el gobierno de Sánchez de Lozada. Y luego él huyó
a Estados Unidos. Huye de la justicia. De esta forma no responde ni por nuestro
juicio amañado - que es irracional- ni por las múltiples acusaciones que caen
contra él", concluye Cortés.- Solidaridad suiza A fines de mayo, varias
organizaciones sociales helvéticas, entre ellas el sindicato de los medios de
comunicación Comedia y la red anti-OMC, suscribieron una carta colectiva
dirigida al nuevo presidente boliviano. Dicha misiva solicita a Evo Morales que
conceda inmediatamente la amnistía al dirigente campesino colombiano Francisco
"Pacho" Cortés, a sus colegas bolivianos Claudio Ramírez y Carmelo Peñaranda,
así como a los otros 14 inculpados en el mismo proceso jurídico. La carta
denuncia las repetidas irregularidades durante la detención y el proceso
jurídico en marcha. Y considera que esta causa contra dirigentes campesinos y
sindicales busca penalizar, sancionar y criminalizar a los movimientos sociales.
Para los otros signatarios la solidaridad activa se impone. En caso que Evo
Morales no decrete una amnistía, dichos dirigentes podrían ser condenados en
julio sobre bases jurídicas falsas y en un proceso legal nulo (Sergio Ferrari)