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CIOSL, AFL-CIO, OIT y ORIT, trabajaron por apoyar y fortalecer a los sindicatos que exigieron el derrocamiento del gobierno haitiano democráticamente elegido
Jeb Sprague
Rebelión
El 16 de febrero de 2004 llegó un grupo de sindicalistas extranjeros a Port-au-Prince,
Haití, entre ellos el secretario general de la ORIT, Víctor Baez, la Secretaria
General Adjunta de la CIOSL, Mamounata Cissé, y dirigentes sindicales de
Francia, Canadá, Guyana y una federación sindical global. El propósito de la
delegación era auxiliar a 11 miembros de la Coordination Syndicale Haïtienne (CSH),
acusados por las autoridades haitianos de conspirar contra el gobierno. La
delegación laboral recibió cobertura internacional en los medios de prensa, tal
como explica Katia Gil, coordinadora general de programas de la ORIT: "Fuimos a
visitarlos a la cárcel. Fuimos con muchos periódicos y agencias de prensa
locales e internacionales."1Apenas 13 días después de su llegada, el
29 de febrero, el gobierno popular del movimiento Lavalás fue derrocado y su
presidente, Jean-Bertrand Aristide, fue exiliado a África. Pronto fue instalado
un gobierno interino, de la burguesía haitiana, apoyado por los Estados Unidos,
Francia y Canadá.
"Después del golpe de estado, más de 12,000 empleados públicos, contratados bajo
el gobierno de Aristide, fueron inmediatamente despedidos sin remuneración,"
escribió Isabel MacDonald, una periodista canadiense al entrevistar a
trabajadores cesantes en Haití.2 La Associated Press informó el 12 de
mayo de 2004 que la empresa estatal telefónica, Telecommunications D’Haiti (TELECO),
había anunciado su intención de despedir a 2.000 trabajadores, la mitad de su
fuerza laboral.
En mayo de 2004, una investigación de una delegación sindical-ecuménica enviada
por el Consejo Laboral de San Francisco informó de una caza de brujas contra los
simpatizantes del gobierno derribado y denuncias de la Federación de
Trabajadores de Transporte de Haití (FTPH ) sobre atentados contra más de 100 de
los autobuses que habían comprado para su uso en la cooperativa de transporte
que manejaba el sindicato.3 Sasha Kramer, estudiante de posgraduado
de California, tomó fotos de los autobuses destrozados. Hubo amenazas de muerte
e inclusión en listas policíacas de "prófugos" contra los empleados públicos y
sindicalistas tales como los maestros, estibadores y chóferes de autobuses a lo
largo del país. Con un número desconocido de asesinados y presos políticos del
golpe y de los 26 meses posteriores de gobierno no elegido, varias
organizaciones de derechos humanos denunciaron la violencia y persecución
oficialista (marzo de 2004-mayo de 2006).
En las semanas antes del golpe, las empresas y organizaciones
antigubernamentales convocaron un "paro general," durante el cual los bancos,
gasolineras, supermercados y tiendas cerraron las puertas mientras los mercados
de los pobres se mantuvieron abiertos.4 En una entrevista reciente,
Duclos Benissoit, fundador de la Federación Haitiana de Transporte actualmente
exiliado in Nueva York, habló de sus experiencias durante el golpe de 2004: "Las
personas que se arriesgan, los que oponen resistencia, cayeron primero. Yo fui
una de esas personas. Yo me opuse a cualquier tipo de ‘huelga’ que convocara la
patronal. A menos que los trabajadores la convocaran, les dije a los compradores
que no hicieran caso a otras ‘huelgas.’ [A las grandes empresas y fuerzas
nacionales] no les gustó esto."5
La delegación de la CIOSL en febrero de 2004, justo antes del derrocamiento de
Aristide, "visitó a muchas personas pero sólo aquellas que estaban involucradas
con la oposición al gobierno, por supuesto," explica Katia Gil. La Confederación
Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), que afirma tener 157
millones de afiliados en 148 países y territorios, desempeña un papel importante
en la investigación y denuncia de los maltratos laborales en todo el mundo; pero
durante los dos años después del golpe de estado, la CIOSL no ha hecho una sola
declaración o denuncia respecto a las masivas persecuciones laborales. La
Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT), el afiliado
latinoamericano de la CIOSL con sede en Brasil, también guardó silencio.
La CSH, la "organización fraterna de la CIOSL/ORIT en Haití" según Víctor Baez,6
fue miembro del Grupo de 184 y dio su respaldo a la instalación del
gobierno interino. Esta organización está compuesta principalmente por
sindicatos y organizaciones laborales opuestos a Lavalás, tales como la
Fédération des Ouvriers Syndiqués (FOS), anteriormente avalada por Duvalier y
financiado por el gobierno estadounidense. El secretario general de la CSH,
Fritz Charles, explica, "Nos unimos al Grupo de 184 porque es una
organización amplia de la sociedad civil que predica un pacto social en el cual
queremos desempeñar un papel, donde también queremos apoyar los reclamos
presentes en nuestra agenda sindical, ratificada por nuestra asamblea general."7
El Grupo de 184, una organización haitiana de ONG, empresarios y grupos
de derechos humanos financiados por intereses extranjeros, fue la organización
de la sociedad civil que agitó por el derrocamiento del gobierno elegido. Su
dirigente fue André Apaid hijo, notorio dueño de fábricas explotadoras de los
trabajadores.8
Los Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá enviaron dinero, dedicado al
"fomento de la democracia," casi exclusivamente a los grupos y organizaciones
contrarios al gobierno elegido de Haití. En algunos casos, se usó para construir
activamente una oposición política tal como los grupos que componían el Grupo
de 184. En otros, sencillamente apoyaba y financiaba a los sectores y
dirigentes que criticaban fuertemente al gobierno. Fabiola Cordove, una
funcionaria de la Fundación Nacional para la Democracia (NED) en Washington, DC
que patrocina a varios grupos de oposición, explica, "Aristide realmente tenía
el 70% del apoyo popular y por otro lado los otros 120 partidos tenían el 30%,
partido en ciento veinte formas diferentes, con que es esencialmente imposible
de competir.9
A la vez que los gobiernos e instituciones financieras extranjeras favorecían a
la oposición burguesa, los medios locales e internacionales hacían lo mismo. Los
medios haitianos, propiedad de la burguesía opositora, replicaron la
manipulación que emplearon los medios durante el golpe frustrado en Venezuela de
2002. Se negaron a informar sobre las manifestaciones pro-Aristide pero
dedicaron largos períodos de tiempo a las marchas mucho más pequeñas de la
oposición, que desfilaron por las calles siguiendo a "elegantes motocicletas BMW
y enormes vehículos deportivos Mercedes Benz," según un testigo.10
Ya para principios de 2004, el gobierno haitiano había sido debilitado y sus
masas de simpatizantes empobrecidos, así como la oposición, se sentían cada vez
más agredidas. En los meses y semanas antes de que llegara la delegación
sindical de la CIOSL, reinaba el caos cuando mercenarios del ejército
licenciado, estacionados en la República Dominicana, invadieron a Haití, dotados
de vehículos todo terreno nuevos y hasta aviones. Hacía años estos mismos
paramilitares habían realizado incursiones violentas a Haití, asesinando a
policías, funcionarios públicos y civiles por igual. Un funcionario de la OEA me
confesó recientemente que la organización nunca intentó investigar a los grupos
armados ni presionar a la República Dominicana para que los extirpara. Por otro
lado, el gobierno haitiano estaba asediado por un embargo económico impuesto por
el gobierno de Bush desde 2000, y por lo tanto incapaz de fortalecer a la
pequeña fuerza policial para combatir a los mercenarios. Pero a la CSH, al igual
que muchos otros grupos de oposición afiliados al Grupo de 184, no hacía
falta la ayuda internacional – ayuda que se negaba al gobierno haitiano.
Fritz Charles explica que la CSH recibía dinero, apoyo técnico y ordenadores de
la ORIT y la Organización Internacional del Trabajo, (OIT), la cual, aunque
pareciera ser una organización laboral, es en realidad una instancia tripartita
de la ONU que agrupa a organizaciones sindicales y patronales y gobiernos.11
Según la coordinadora de la ORIT, Katia Gil, "Desde 2000, hemos tenido el apoyo
de fondos de solidaridad internacional de la CIOSL para ayudar con un programa
de formación sindical, organizando a los trabajadores en Haití … ayudamos a
construir la CSH, y suministramos parte del apoyo para la infraestructura para
crear un lugar donde los trabajadores haitianos [la CSH] pudieran planear y
manejar su propio proceso."12 La CIOSL sigue suministrando una
cantidad secreta de financiamiento para los programas para los programas de la
CSH.
Charles también se refiere al financiamiento por la OIT de seis seminarios para
la CSH, conducidos por André Lafontant Joseph (secretario-general del sindicato
de maestros de escuelas privadas, la CNEH).13 Lafontant fue el autor
de una investigación importante financiada por la OIT sobre el movimiento
laboral haitiano14 y su sindicato, la Confédération Nationale des
Educateurs d'Haiti (CNEH) protagonizó los esfuerzos después del golpe para
afectar a los maestros de escuelas públicas en el norte de Haití.15
Según la investigación de Lafontant, titulada, "Le Mouvement Syndical Haitien,"
la ORIT, entre otros grupos, "alentó a más de aproximadamente quince
organizaciones para que formaran la Coordination Syndicale Haïtienne (CSH)."16
Ana Jiménez, empleada de la oficina de la OIT en San José, dice que la OIT ha
provisto "cooperación técnica....un programa que tiene como objetivo fortalecer
el movimiento sindical haitiano, en particular la Coordination Syndicale
Haïtienne (CSH). Este programa se financia dentro del presupuesto ordinario de
la Oficina…el cual no pasa de los $US 70.000."17 La OIT actualmente
tiene dos proyectos más en Haití, un proyecto en Gonaives que vale US $413.000
(parcialmente financiado por el Programa de Desarrollo de la ONU) y un proyecto
financiado por el gobierno de Canadá que se desempeña en el medio de la
explotación del trabajo infantil con un presupuesto de US $382.374.18
La AFL-CIO trabaja de cerca con la OIT, según Harry G. Kamberis, asesor
experimentado del Centro de Solidaridad de la AFL-CIO: "Mediante nuestros
representantes en la OIT nosotros también apoyábamos lo que trataba de hacer la
OIT."19
Kevin Skerrett, investigador para el Sindicato Canadiense de Empleados Públicos
(CUPE) quien visitó Haití como delegado laboral, argumenta, "No hay muchas
pruebas para sugerir que la CSH verdaderamente funcione en lo más mínimo como
sindicato. No he visto ningún informe de que hayan participado en la negociación
de contratos, ni que tengan reuniones democráticas de sindicatos afiliados para
adoptar sus políticas democráticamente. Varios de los sindicalistas con que yo
hablé en Haití y entre los exiliados de la diáspora después del golpe han
sugerido que la CSH apenas se formó al final de la década de 1990 y con la
participación importante de agencias estadounidenses y extranjeras. Aunque
siguió funcionando como un tipo de grupo de ‘abogacía’ a favor de los
trabajadores haitianos, no está claro de que pasaran de ser nada más que un
número pequeño de personas que formaron parte de la oposición política a los
gobiernos de Preval y luego de Aristide."20 Basta decir: dirigido por
Fritz Charles, la CSH se volvió la base principal para reclutar a dirigentes
laborales al programa del Grupo de 184.
Al mismo tiempo, en Canadá, aunque el Congreso Laboral Canadiense (CLC) denunció
el papel de Canadá en legitimar el golpe de estado de 2004 contra el gobierno
democráticamente elegido, 21 ha dejado de investigar los despidos
masivos y persecución de los trabajadores públicos en Haití – igual a sus
homólogos. En una declaración de abril de 2004 del CLC, el grupo se comprometió
a "monitorear" la situación de los derechos humanos y laborales en los meses
venideros en Haití, algo que nunca hizo.22
Desde Bruselas la CIOSL desempeñó un papel destacado en circular informes y
boletines dentro del movimiento laboral europeo – y hasta cierto grado el
movimiento laboral norteamericano a través de la OIT, los cuales, aunque
informaban sobre algunas vulneraciones laborales reales, también hacían
acusaciones infundadas. Por ejemplo, atribuyeron al gobierno de Aristide la
responsabilidad por las muertes en 2002 de dos militantes laborales en el área
rural de Guacimal, cerca del pueblo de St. Raphael; asesinatos realizados por
empleados de un terrateniente local, no por "partidarios del gobierno," tal como
sostuvo un opositor a Aristide.23 Demostrando el "efecto eco" de
tales acusaciones, un empleado del Centro de Solidaridad de la AFL-CIO recién
hizo la declaración infundada de que "Aristide voló sobre Guacimal en un
helicóptero, disparando contra los trabajadores."24
Aunque las condiciones de trabajo permanecieron muy malas y persistió la
corrupción; en medio de la desestabilización extranjera el gobierno de Aristide
tomó algunas medidas para ayudar a los trabajadores. Se aumentó el salario
mínimo de 36 gourdes a 70 gourdes al día a principios de 2003, se
negoció exitosamente el derecho de organizarse en la zona franca, se anuló una
disposición del código laboral que permitía el trabajo doméstico de niños, y se
aprobó una ley que sanciona el tráfico humano. Se formó una unidad policial de
20 efectivos para vigilar los casos de tráfico humano en la frontera, mientras
que se tomaron medidas para fomentar el acceso a la educación, ofreciendo un
subsidio del 70% para costear los artículos escolares y haciendo un llamado a
las familias que empleaban a los niños para que los dejaran ir a la escuela. En
el segundo mandato de Aristide (2000-2004) también se negó a privatizar las
industrias del sector público, tal como pedía el FMI. Después del golpe de
estado se suspendieron muchas de las reformas laborales y muchos patrones
volvieron al salario mínimo antiguo.
La OIT, CIOSL y ORIT no fueron las únicas organizaciones laborales que apoyaron
a la oposición al gobierno de Aristide e hicieron caso omiso de la persecución
de los trabajadores del sector público después de su derrocamiento. El 1 de
marzo de 2004, la AFL-CIO publicó su única declaración acerca del aplazamiento
de la democracia en Haití, diciendo que la "actual crisis en Haití representa un
fracaso de la política exterior estadounidense."25 Pocas semanas
después, la AFL-CIO y su instancia en el Departamento de Estado, el Centro de
Solidaridad, entablaron conversaciones con la Batay Ouvriye (BO), una
organización laboral anti-Aristide que había exigido que el gobierno "saliera
del país."26
Para mediados de 2005 el gobierno de Bush había concedido dos subvenciones al
Centro de Solidaridad para su programa con la BO. La primera, de US $350.000, se
otorgó al Centro de Solidaridad en mayo de 2005 a través del "Departamento de
Derechos Democráticos y Laborales" del Departamento del Estado y la segunda, de
US $99.965, se otorgó en septiembre de 2005 a través de la NED – también
proveniente del Departamento de Estado.27 Teresa Casertano, directora
regional para las Américas del Centro de Solidaridad, estaba a cargo de las
subvenciones. Ella explica, "Proveemos un servicio que es un servicio educativo,
para formarlos, para compartir con ellos nuestros conocimientos y habilidades en
lo que es la organización sindical... Organizando a los miembros, orientando a
los miembros nuevos, la negociación y ejecución de contratos, representantes en
los centros de trabajo."28
Un requerimiento de las subvenciones es que el Centro de Solidaridad presente
informes trimestrales a las agencias financieras, la NED y el Departamento de
Estado. Explica Casertano, "Escribimos una propuesta que se presentó. Un formato
muy reglamentario con los objetivos, actividades y procedimientos de evaluación…
Conque hubo un acuerdo de subvención basado en eso, el Departamento de Estado
desembolsó los fondos para esas actividades programadas... La subvención
específica tiene un requerimiento de presentar informes trimestrales… Luego
escribimos eso y lo presentamos como informe trimestral." En este programa en
particular con la Batay Ouvriye (BO), el Departamento de Estado pidió que se
prolongara el programa, tal como explica Casertano, "Sí nos pidieron que lo
prolongáramos de un año a 18 meses con la misma suma de financiamiento, y
aceptamos."
Kamberis delinea más la colaboración entre el gobierno y el Centro de
Solidaridad de la AFL-CIO. "Cada año el Departamento de Estado presenta una
conferencia para funcionarios laborales y nos invita para que demos una
ponencia, y también cuando realizan programas de formación de funcionarios
laborales nos mandan a los funcionarios para que hablen con nosotros. Elaboramos
nuestros propios programas y los manejamos. Pero hablamos con el Departamento de
Estado. Intercambiamos información y les ayudamos con información para sus
informes anuales sobre los derechos humanos y laborales."
Kamberis argumenta que hay una diferencia hoy entre las actividades del Centro
de Solidaridad y sus antecesores anticomunistas. "Desde el fin de la guerra fría
el movimiento sindical mundial se ha vuelto menos ideológico. Lo que se ve en
Haití [el apoyo dado a las organizaciones laborales de oposición] no es más que
una casualidad... Estamos apoyando los esfuerzos de los trabajadores por
organizarse. Por ejemplo, con el Banco Mundial trabajamos para construir
condicionalidades de derechos laborales y eso es lo que hemos logrado en Haití
para ayudar a los trabajadores… Yo diría que trabajar con la Batay Ouvriye sí
ayuda a promover los intereses estratégicos estadounidenses, porque ayuda a
promover la libertad de afiliación en Haití y eso es un objetivo del gobierno
estadounidense, permitir que los trabajadores se afilien libremente." Con
respecto al antecesor del Centro de Solidaridad, AIFLD, y su apoyo a los
sindicatos controlados por la policía secreta de Duvalier en la década de 1980,
Kamberis dice, "Tuvimos programas bajo el gobierno de Duvalier que abordaban la
misma cosa: la explotación de los trabajadores sin importar que fueran o no
fueran pro- o anti-Duvalier. Para nosotros eso no era lo que importaba."29
Aunque los Estados Unidos, Canadá y Francia desempeñaron papeles esenciales en
el derrocamiento del gobierno de Aristide, aquellos que tenían lazos estrechos
con Haití – CARICOM y la Unión Africana – se negaron a reconocer al gobierno
interino que lo reemplazó y sindicatos tales como el Oilfield Workers’ Trade
Union (OWTU) de Trinidad y Tobago y el Caribe denunciaron el golpe. El 1 de
marzo de 2004, el día después del golpe, Errol McLeod, presidente del OWTU
condenó la participación extranjera en la ocupación de Haití y dijo, "Fue
totalmente malo que los Estados Unidos, Francia y Canadá decidieran que el
Presidente Aristide ‘no [era] apto para gobernar’."30
Hay numerosos sindicatos y organizaciones laborales en Haití que no se unieron
al movimiento de la oposición política, pero ninguno ha recibido ayuda de
cualquiera de estos cuatro grupos. Estas organizaciones siguen apoyando las
intervenciones políticas a través de grupos que abrazan la destitución
antidemocrática de gobiernos en determinados países (por ej. Haití y Venezuela),
a costa de los trabajadores y en colaboración con la política exterior del
gobierno de Bush.
La vista gorda que se hacia a las transgresiones mayores del gobierno interino
se pueden explicar en parte por los intereses que tenían las organizaciones
laborales internacionales en los participantes del golpe y la campaña
preparatoria de desestabilización. Los partidos políticos de Europa Occidental
que tienen fuertes lazos con los sindicatos grandes y poderosos de sus países,
tal como el Partido Socialdemócrata de Alemania, siempre han apoyado a los
partidos de oposición tales como la OPL (L’Organistation de Peuple en Lutte),
que respalda las medidas de austeridad promovidas por el FMI.31
Aunque la mayoría de los haitianos hablan kreyòl y viven en la miseria,
las élites afiliadas a la oposición, en gran parte educada en Europa, tendía a
formar relaciones de largo plazo con las instituciones extranjeras que ya tenían
una predisposición contra la democracia popular. La CIOSL hizo una declaración
el 23 de noviembre, 2000, más de dos meses antes de la toma de posesión de
Aristide, titulada "Retorno a la Dictadura?" que usó muchas fuentes de la OPL y
calificó al partido Lavalás como "muy de temer."32 Otro Boletín de
CIOSL, muy partidario, de mayo de 2001, citó a los dirigentes de la OPL Sauveur
Pierre Etienne, Gérard Pierre y Paul Dennis, así como a Evans Paul, un dirigente
de la Convergencia, sin mencionar sus considerables subsidios de agencias y
gobiernos extranjeros.33 Ningún boletín de la CIOSL ha denunciado la
persecución contra los trabajadores que trajeron el golpe y el gobierno
interino. Dominique Esser, una abogada de derechos humanos en Nueva York,
sostiene que la "persecución [laboral] no es tema de interés si es contra los
elementos de la sociedad que no están apoyados por los partidos acaudalados que
están fuertemente vinculados a los sindicatos internacionales pesados."34
Las organizaciones laborales internacionales más prominentes en Haití, la CIOSL,
AFL-CIO, OIT y ORIT, trabajaron por apoyar y fortalecer a los sindicatos que
exigieron el derrocamiento del gobierno haitiano democráticamente elegido.
Simultáneamente, se han negado a denunciar los despidos masivos y persecución de
los trabajadores públicos y sindicalistas cometidos por su sucesor ilegítimo. En
respuesta a preguntas acerca del silencio del Centro de Solidaridad ante la
persecución laboral, Teresa Casertano afirma, "Hacemos declaraciones públicas.
Hacemos un montón de declaraciones." Con respecto a la persecución después del
golpe, Katia Gil de la ORIT explica, "No hemos investigado eso."
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Jeb Sprague es un estudiante de posgraduado, periodista independiente, y
corresponsal del programa radial "Flashpoints" de Radio Pacifica. Este artículo
se basa en una ponencia dada en la 32a Conferencia Anual de la
Asociación de Estudios Laborales Sur-Oeste. Visite su blog a
http://www.freehaiti.net/
NOTAS
Entrevista telefónica del 6 de marzo de 2006.
<http://www.haitiaction.net/News/HIP/12_17_5/12_17_5.html
Escuche también una entrevista con Isabel McDonald en
http://www.wakeupwithcoop.org
http://dominionpaper.ca/weblog/2004/05/statement_on_the_current_situation_of_workers_the_labor_movement_and_human_rights_in_haiti_.html
Kevin Pina, "Haiti’s Large Businesses Shutter Doors as the Poor Markets Remain
Open" http://www.hatford-hwp.com/archives/43a/626.html
Viaje conjunto en la lucha: Una entrevista con el dirigente sindical haitiano
Benissoit Duclos
http://www.sfbayview.com/030106/journeying030106.shtml
http://cioslorit.org/detalle.php?item=948&leng=es
Traducido del: Reporte De Actvidades Por La CSH: Haiti (2002-2003). 10 de enero
de 2003.
http://cioslorit.org/detalle.php?item=616&leng=es
El artículo de Chossudovsky "La desestabilización de Haití" explica que Andy
Apaid Jr., "es propietario de Alpha Industries, una de las mayores cadenas de
montaje utilizando mano de obra barata para la exportación establecida durante
la era Duvalier. Sus fábricas explotadoras de mano de obra barata producen
productos textiles y montan productos electrónicos para una serie de firmas de
USA incluyendo a Sperry/Unisys, IBM, Remington y Honeywell. Apaid es el mayor
empleador industrial de Haití con una fuerza laboral de unos 4.000 trabajadores.
Los salarios pagados en las fábricas de Andy Apaid llegan a ser de sólo 68
centavos de dólar por día. (Miami Times, 26 de febrero de 2004). El
salario mínimo actual es aproximadamente de 1,50 dólares diarios." <
http://www.globalresearch.ca/articles/CHO402D.html
Anthony Fenton, Declassified Documents: National Endowment for Democracy FY2005,
Narco News,
Corbett List Entry 27934. See
http://www.ilo.org/public/english/standards/norm/sources/mne.htm
Correo electrónico del 17 de marzo de 2006.
"Le Mouvement Sydnical Haïtien: De ses origines aux débuts du 21ème siècle"
André Lafontant Joseph (Premiere edition 2003)
"Proposal: Community Based Human Rights Advocacy in Haiti
"
"Le Mouvement Sydnical Haïtien: De ses origines aux débuts du 21ème siècle"
André Lafontant Joseph (Premiere edition 2003), Pg. 53. <http://www.oit.or.cr/mdtsanjo/actrav/pdf/haiti/haiti.pdf
"53 La primera es por cuenta de la ORIT, de la Fundación Friedrich Ebert y del
Centro Pétion Bolivar que aprovechando un proceso de diálogo y de realización de
actividades conjuntas, han podido alentar a más de una quincena de
organizaciones a constituir la Coordination Syndicale Haïtienne."
Transcripción de correos electrónicos de la OIT en posesión del autor.
Ibíd.
Entrevista con Kamberis/febrero de 2006. Kamberis encaebzó el Centro de
Solidaridad de la AFL/CIO de 1997 a 2005, cuando pasó a la condición de
Consejero Sénior. Barbara Shailor reemplazó a Kamberis en 2004 como jefa del
Centro de Solidaridad. Para un análisis reciente de la política exterior de la
AFL-CIO, vea, "Labor Imperialism Redux? The AFL-CIO’s Foreign Policy Since
1995," de Kim Scipes Monthly Review, mayo de 2005: 23-36, y on-line en
http://www.monthlyreview.org/0505scipes.htm
Discusión realizada en febrero de 2006.
Vea el discurso de la vicepresidente ejecutiva de CLC Marie Clarke Walker-
"Time to Support Haiti", April 25, 2006 Also see Haiti Progres, June 6, 2002 <http://www.haitiprogres.com/2002/sm020605/eng06-05.html
que explica que "los matones de los terratenientes mataron con machetes y
enterraron a una pareja anciana de campesinos que habían participado en la
delegación de BO en St Michel.
Notas de esta conversación con el Solidarity Center’s In-Country Haiti Organizer
en posesión del autor (Diciembre de 2005, San Francisco). También vea <http://www.quixote.org/hr/news/haitireport/7-12-2002.php
[25]
http://www.aflcio.org/aboutus/thisistheaflcio/ecouncil/ec03112004o.cfm
Vea mi artículo previo "Batay Ouvriye’s Smoking Gun" en Znet <http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?ItemID=9505
y "Supporting a Leftist Opposition to Lavalas" en MRZine <
http://mrzine.monthlyreview.org/sprague211105.html
Esto es reconocido por Henry Kamberis, Teresa Casertano, y Barbara Shailor en el
AFL-CIO’s Solidarity Center en una entrevista telefónica realizada con el autor
en febrero de 2006. Transcripción en posesión del autor. Vea también subsidios
de la NED para el año fiscal 2005 en <http://inthenameofdemocracy.org/en/node/8.
Para un anàlisis en profundidad de la relación del Solidarity Center con la NED,
vea "An Unholy Alliance: The AFL-CIO and the National Endowment for Democracy (NED)
en Venezuela," ZNet, 10 de julio de 2005 <www.zmag.org/content/showarticle.cfm?sectionID=19&itemID=8268
Entrevista telefónica realizada en febrero de 2006.
Ibíd. Los cálculos de la cantidad total de asesinatos aprobados por el Estado
bajo los regímenes Duvalier (1957-1986) que he encontrado varían entre 30.000 y
60.000. Para otro informe sobre cómo los dirigentes de política exterior de la
AFL-CIO trabajan con la administración Bush, vea
"AFL-CIO Foreign Policy Leaders Help Develop Bush's Foreign Policy, Target
Foreign Unions for Political Control," de Kim Scipes, Labor Notes, marzo
de 2005, www.labornotes.org/archives/2005/03/articles/e.html.También
vea, "Labor's Cold War," de Tim Shorrock, The Nation, 19 de mayo de 2003,
www.thenation.com/doc.mhtml?i=20030519&s=shorrock
"No to U.S. Intervention in Haiti", Oilfield Workers' Trade Union (OWTU), 1 de
marzo de 2004 http://www.owtu.org/owtu%20&%20haiti.htm
Haiti News (haiti-news@listhost.uchicago.edu)
13 de mayo de 2006. En febrero de 2001 cuando se inauguraba a Aristide después
de su segunda elección democrática, la OPL patrocinó una "contra-inauguración"
frente a un puñado de funcionarios de la oposición en la que Gerard Gourgue, un
abogado de 75 años, fue apodado "presidente provisional". Gourgue called llamó
al retorno de los militares disueltos.
"Haiti: A Return to Dictatorship?" <http://www.icftu.org/displaydocument.asp?Index=991211921&Language=EN
"Haiti: From Bad to Worse"
Haiti News (haiti-news@listhost.uchicago.edu)
May 13, 2006