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Economía y política del TLC
Andrés Rosero E.*
Qué es y qué no es el TLC
No es un Tratado: Es la IMPOSICIÓN unilateral estadounidense. Ellos delimitaron
los temas, no negocian sus subsidios ni sus protecciones, e incluso forzaron la
confidencialidad de lo negociado. El Ministro colombiano Botero, defendiendo el
cierre de su "tratado", admitió que solo se negocia el 15% para adaptar la
exigencia a cada país; lo demás se impone.
No trata del Libre Comercio: Asegura y PROTEGE los intereses del capital
monopólico estadounidense, tanto en sus inversiones, en el comercio para sus
productos, en mercados controlados para su usufructo. Es parte del juego
hegemónico en la globalización neoliberal, donde EEUU busca consolidar su "patio
trasero" en la competencia con Japón y Europa. Como el ALCA naufragó, impuso los
TLC bilaterales. Además, es parte del ejercicio de poder y del control
hegemónico (económico y político-militar) sobre los países de su periferia
inmediata y sus recursos.
No es de Comercio: Es la RECONVERSIÓN DEL ECUADOR en el marco de su reinserción
subordinada en la nueva división internacional del trabajo. Por ello abarca
temas que van mucho más allá del comercio: propiedad intelectual, biodiversidad,
conocimiento ancestral; tratamiento de inversiones; servicios transfronterizos,
competencias estatales, jurisdicciones supranacionales, servicios financieros;
recursos naturales, agua, recursos genéticos; etc., etc. El TLC andino es "un
complemento natural al Plan Colombia" (Robert Zoellick, ex-representante
comercial de EEUU).
¿Qué es el TLC?
Es el Nuevo Estatuto Colonial impuesto por el mayor imperio de la historia a
nuestro país periférico.
Es la Constitución transnacional del Ecuador pues, una vez promulgado en el
Registro Oficial, prevalecerá sobre el ordenamiento jurídico interno (Art. 163
de la Constitución actual).
Es la culminación recolonizadora del modelo neoliberal de transnacionalización
del Estado y la economía.
Por lo tanto, es un instrumento esencialmente político de sujeción y
sometimiento de nuestro pueblo, y de afirmación de la hegemonía imperialista
estadounidense.
Génesis histórico-estructural
En último término, el TLC hunde sus raíces en el capitalismo dependiente y es su
expresión contemporánea más acabada. Retrata la insignificante estatura
histórica de la clase dominante interna, carente de proyecto nacional y con un
horizonte que no supera su propio bolsillo; su vocación servil ante el amo
gringo; su subordinación corrupta por ser los socios en la venta de la patria;
su enganche al proyecto transnacional y su esperanza en perpetuar sus beneficios
a costa de mantener al Ecuador como país exportador de bienes primarios y de
gente. Es impensable que EEUU imponga tratados similares a la Unión Europea o al
Japón. Es la relación estructural de dependencia la que permite a Estados Unidos
forzar al Ecuador a aceptar sus condiciones, y hasta el mismo Tratado, y darle
la profundidad que tiene.
El neoliberalismo es la estrategia actual de gestión transnacional para
enfrentar la crisis del capital por medio de ahondar su internacionalización
depredadora (llamada globalización), el despliegue de nuevas tecnologías
(informática, ingeniería genética, automatización, robótica, nanotecnologías,
etc) y la nueva organización de la producción, rediseñar las relaciones
internacionales y reestructurar las economías y las sociedades nacionales, a fin
de modificar la relación capital-trabajo afirmando el dominio del primero,
mercantilizar el conjunto de las relaciones sociales para expandir los ámbitos
de la acumulación (lo que implica un profundo cambio cultural y social),
privilegiar la regulación oligopólica transnacional (José Valenzuela) lo que
determina el papel del Estado, consolidar un nuevo desorden internacional con el
predominio de la triada EEUU-UE-Japón con hegemonía especialmente
político-militar estadounidense. Dados sus objetivos, el modelo busca estimular
la acumulación impulsando la tasa de ganancia con una alta tasa de plusvalía
asegurando rentabilidad al capital excedentario, entroniza el predominio del
capital financiero, refuerza la polarización con amplias regiones excluidas (Samir
Amin), amplía la extracción de excedentes de las periferias, erosiona al
Estado-nación (Samir Amin) relativamente porque en los centros se fortifica,
instituye los proyectos de integración por el mercado (regionalización) para
atenuar los peligros del modelo (Samir Amin).
En ese contexto, el TLC siendo la culminación de la estrategia neoliberal solo
puede nacer como el nuevo Estatuto colonial para nuestro país.
¿Libre comercio o promoción de monopolios estadounidenses?
El libre comercio es una de las armas del imperialismo para imponer sus
intereses, exigiéndolo a sus colonias, a su periferia o a sus competidores,
mientras protege su producción propia y sus mercados internos. En ese afán no
han dudado en recurrir a las armas o los bloqueos, como hizo Inglaterra contra
EEUU, contra la India, contra China; o EEUU en un sinnúmero de intervenciones en
el Caribe y Centroamérica, o en sus últimas aventuras guerreristas. Hoy, sin
necesidad de desembarcar los marines, impone al Ecuador su libre comercio
unilateral, gracias a la colaboración de unos cuantos traidores corruptos[1] y/o
de gobernantes débiles.
El discurso pseudo-técnico, que manejan los partidarios del TLC, encubre la
imposición política, la asimetría económica y el entreguismo de la dizque
negociación. Ahí está la trampa. Esa es la función de reclamar capacidades
técnicas para opinar (??), perorata tecnocrática que como tal, siempre tiene un
objetivo político; palabrería que elude lo fundamental, que el tratado es un
instrumento político, y que soslaya el hecho de que buena parte de los
empresarios beneficiarios no son precisamente ejemplo de capacidad empresarial y
peor de sapiencia técnica. Aquella impostura discursiva es la razón de achacar
ignorancia o incapacidad intelectual a los indígenas, lo que, a más de la carga
racista, omite reconocer que nadie sabe el detalle de lo ya acordado pues los
"negociadores" se someten a la confidencialidad dispuesta por los gringos; pero
además, ¿por qué no se pregunta a la mayoría de la población, y más aún, de los
diputados (quienes van a ratificarlo), cuánto conocen del Tratado? Con ese mismo
objetivo ideológico de enmascaramiento se trata de minimizar la oposición
afirmando que es una minoría, si es así, ¿por qué no se convoca a consulta
popular para dirimir objetivamente cuál es la posición mayoritaria? Los
partidarios del TLC saben que perderán, que la inmensa mayoría de la población
no está de acuerdo con el sometimiento y la recolonización.
Pero las cosas son inocultables: en 18 mesas de negociación que van mucho más
allá del mero comercio, los Estados Unidos han conseguido proteger sus
inversiones y mercados para su producción subsidiada, además de precautelar su
dominio estratégico (ver la carta de Zoellick). En contraste, el Ecuador solo
conseguirá, en el mejor de los casos, lo que ya tenía (las preferencias
arancelarias del ATPDA) o poco más o menos. La asimetría es por demás evidente
pero no es casual. Es el resultado, casi natural, de aceptar el escenario
bilateral donde EEUU tiene todas las ventajas. Mientras su población es 22 veces
la de Ecuador, su PIB per cápita es 18 veces, en el Índice de Desarrollo Humano
está 72 puestos por encima del país y su economía es 403 veces la nuestra. Amén
de ser la superpotencia con hegemonía planetaria. Y para colmo, al igual que ya
sucedió con la dolarización, el país enfrenta tan tremendo desafío sin ninguna
previsión (sin los estudios previos, sin los procesos que preparen al aparato
productivo, sin los cambios institucionales necesarios, sin agenda propia), al
contrario del paradigmático caso chileno (tan entrañable para los partidarios
del tratado) que se tomó varios años en llegar a la firma. EEUU consolida lo que
ya tenía e incluso obtiene mucho más, en especial en servicios, propiedad
intelectual y agricultura. Consigue quebrar los esfuerzos de integración
sudamericana y romper totalmente la Comunidad Andina, además de introducir el
Estatuto Colonial con rango supra-constitucional y enraizar el modelo neoliberal
por décadas.
El objetivo de consolidar el modelo ha sido largamente trabajado por el
imperialismo, tal como lo atestigua el ajuste continuo y las 13 Cartas de
Intención de los últimos 25 años. Las estrategias neoliberales se impusieron
junto a sus mitos, su pragmática y su teología. El discurso y la praxis
oficiales se tiñeron del totalitarismo de mercado, la reducción del tamaño del
Estado, el aperturismo, la flexibilización laboral, las privatizaciones. Sin
embargo, solo pueden mostrar el fracaso absoluto en los objetivos declarados,
aunque no en los reales. Pero la "liberalización" (especialmente financiera),
finalmente agudizó la crisis. La gestión transnacional de la misma se encaminó a
beneficiar al capital monopólico (interno y externo), y aumentó la exclusión y
la pauperización de la inmensa mayoría de la población. La estrategia del
salvataje bancario, consistente en no afectar el patrimonio de los accionistas y
altos funcionarios, estatizar las pérdidas, favorecer a los especuladores y
trasladar los costos de la crisis al pueblo por medio de la inflación, la
devaluación y la emisión inorgánica, quebró la economía y llevó a la
dolarización. Para sostenerla han pugnado por las privatizaciones salvajes, han
implantado la tercerización y han propiciado la migración. Hoy el TLC pretende
perpetuar el modelo. Entonces, este tratado sustituye a los acuerdos de
protección de inversiones, al monitoreo del FMI-BM, a las Cartas de Intención, y
complementa el acuerdo de la OMC.
* Economista, profesor de la Escuela Politécnica Nacional, miembro de la
dirección de Democracia Socialista (Ecuador), organización de la izquierda
revolucionaria.
Nota
[1] No es un recurso retórico. ¿Cómo sino se puede calificar a quienes aceptan
financiar la consultoría de Mauricio Pozo sobre las medidas disconformes del
Ecuador con dinero y selección de la USAID, según denuncia el propio
"negociador" Vinicio Baquero?
Bibliografía
- Amin, Samir, El capitalismo en la era de la globalización, 3ª edición,
Barcelona, Ed. Paidós, 1999, 188 pp.
- Amin, Samir, Los desafíos de la mundialización, México, Siglo XXI, 1997, 297
pp.
- Baquero, Vinicio, Carta al Jefe Negociador TLC, 11 de Enero del 2006.
- Constitución Política de la República del Ecuador, Quito, Corporación de
Estudios y Publicaciones, Octubre de 1999.
- Diario "El Comercio", Quito, varios números.
- ILDIS (Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales), Estadísticas de
la deuda externa ecuatoriana, ILDIS-FES, Febrero 2003, 28 pp.
- PNUD, Informe sobre desarrollo humano, Madrid, Mundi-Prensa, 2005, 402 pp.
- Rosero, Andrés, Crisis y Alternativas, Quito, Parlamento de los Pueblos de
Pichincha, Septiembre del 2000, 21 pp.
- Valenzuela, José, Crítica del modelo neoliberal, México, UNAM, 1991.
- Viteri, Galo, Las políticas de ajuste, Ecuador 1982-1996, Quito, Corporación
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- Zoellick, Robert, Carta al Vocero de la Cámara de Representantes de E.U.,
18/11/ 2003