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Reflexión sobre la violencia no activa presente en la Educación y la comprensión de la Educación Popular como una alternativa
Francisco Gárate Vergara, Susana Gutiérrez Carrasco
Rebelión
La violencia está presente en todas las esferas sociales y ésta se puede
manifestar de manera explícita, ya sea en un golpe o en una descalificación y de
manera no activa, lo que será motivo de nuestra reflexión.
La educación no se encuentra ajena a este problema social, incluso muchas veces
pasa desapercibida, pero está más presente de lo que uno piensa. Nuestro
propósito, en este escrito, es develar algunas prácticas del sistema educativo
en las que se pueden constatar un tipo de violencia inactiva, dejándolas en el
tapete para que cada quien las cuestione de acuerdo a sus experiencias, pues la
educación no es ajena a nadie, puesto todos nosotros provenimos de ellas y
estamos relacionados con las nuevas generaciones; además, en la educación
converge todo la sociedad y la socialización (primaria y secundaria). Junto a
esta reflexión queremos brindar una alternativa al sistema formal de educación,
siendo ésta la educación popular.
Como uno de los aspectos más evidentes de una violencia no activa al interior
del sistema educativo, podemos presenciar el cambio de propósito de la educación
que en su origen era la ascensión cultural y por ende social, permitiendo una
emancipación que conlleva a un desarrollo íntegro humano. En oposición a ella,
podemos percibir desde algún tiempo atrás, el desligamiento del Estado con la
educación, dando pie a la municipalización y privatización de los
establecimientos. Este suceso produjo una modificación del objetivo central de
la educación, pues éste no calzaba con las nuevas necesidades y políticas
mercantiles, implementadas por el Gobierno militar -y avaladas por la
Concertación- y a nivel mundial, por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el
Banco Mundial (BM), concretizados en la educación por la Ley Orgánica
Constitucional de Enseñanza (LOCE).
Desde la Dictadura se puede evidenciar el nuevo propósito de la educación que
consiste en lucrar con este "derecho" constitucional, en donde todo se compra y
se vende, rigiéndose la instrucción por las normas y políticas neoliberales del
mercado (oferta y demanda). El ingreso a un establecimiento está estrechamente
ligado al pago de una prueba de admisión -que no asegura la entrada- y por ende,
la postergación de la equidad en el acceso. Además, los pagos de matrícula,
mensualidad, uniformes, útiles, centro de padres y cuotas de curso, condicionan
la permanencia en el establecimiento, prevaleciendo lo económico por sobre la
competencia, aptitudes y habilidades académicas. Esto se puede apreciar también,
en el acceso a la educación superior que exige un "adiestramiento" en un
Preuniversitario, rendir la Prueba de Selección Universitaria (P.S.U), y pagar
la permanencia en una carrera de educación superior. Violentando así, a las
personas que si bien poseen condiciones no tienen los recursos económicos para
financiar su educación.
La homogenización de los y las estudiantes, quienes a partir de una cultura
globalizada, que establece con anterioridad las herramientas que se entregarán
en un contenido, delimita cual será su futuro laboral, puesto que es el Estado
quien maneja los contenidos y programas a través de políticas educacionales, las
cuales responden a las necesidades particulares de éste, construyendo así la
sociedad capaz de avalar y sustentar las políticas del Gobierno.
Es así como surge la mano de obra calificada y barata, a través de los colegios
técnicos profesionales, de los Centro de Formación Técnica (CFT)e Institutos
Profesionales (IP). De igual manera se origina la problemática de la escasa
regulación del Estado con respecto a las "carreras en boga", que es consecuencia
de la ley Marco de las Universidades Estatales (Junio1999) que promueve la
autonomía de las casas de estudio, entregándole al país profesionales a la
merced del mercado. Desde el año 2002 se trabaja para la promulgación de la
"Acreditación Universitaria", con la que se pretende regularizar la calidad de
la educación superior, pero dicho proceso lo único que busca es construir un
ranking, una vez más, de las Casas de Estudio con el propósito de lucrar con la
educación.
Esta situación conlleva al sentimiento de desesperanza y frustración en los
jóvenes, al constatar, mediante hechos, que la educación no está permitiendo
liberarse, surgir en el desarrollo familiar y social, y por ende, en la
construcción de un sujeto crítico y transformador de la sociedad, el cual
apuesta a la justicia y democracia de ésta. Es así como se pierde la fe en la
educación formal, refugiándose en el trabajo, quien está dispuesto a recibir y
explotar.
La educación es la única vía en que el hombre y la mujer se encuentran asimismo,
pues mediante ella se es consciente de sí y para sí, permitiéndonos ser y llegar
a ser, venciendo el determinismo y el estancamiento social.
Otro mecanismo en que el sistema educacional ejerce una violencia implícita es
mediante la Verticalidad, cuando un docente se impone ante los y las estudiantes
concibiéndolos como alumnos o alumnas –hombres y mujeres "sin luz", que
requieren de un maestro "dueño de la verdad" que los conduzca al conocimiento y
la razón-. Este ejercicio es frecuente en la práctica docente, puesto que el
profesor o profesora establece de antemano los roles y sitios que les
corresponden a cada cual, situándose él o ella por sobre los y las jóvenes,
olvidando la humanidad de éstos, viéndolos y haciéndolos sentir como objetos,
recipientes de contenidos, testigos de instrucción y no agentes ni constructores
de su aprendizaje.
La docencia debiera ser la práctica más humanizada y humanizadora, pero en la
práctica se extingue dicha esencia, convirtiendo al pedagogo y la pedagoga en un
"albañil o constructor de escolares" y no en el guía que debiera ser. El o la
profesora debiera dar alas a sus estudiantes y no cortarlas, ayudar a concretar
los sueños y proyectos y no destruirlos por la simple falta de vocación o por
cansancio del ejercicio profesional.
Frases que demuestran la verticalidad son "Yo soy el o la profesora", "Ustedes
deben obedecer","Soy la autoridad", siendo esto último lo que enceguece al
docente.El abuso de poder que hace doblegar a su estudiante, llevándolo a la
sumisión y a caducar su autoestima. Por ello, la falta de opinión, los escasos
proyectos de vida, el nulo interés social de los y las jóvenes… ¿Cuánto de ello
es culpa de los y las profesoras, "asesinos y asesinas de sueños"?. Cuánta
violencia podemos ver en ello, cuánta postergación y esclavitud establecida
mediante la educación, la misma que se pensó para liberar al pueblo.
Mientras el o la joven no sea vista como hombre y como mujer pensantes, será
imposible ejercer la educación, puesto que son ellos mismos quienes deben
construir su aprendizaje, siendo los actores de ello, pues lo que se promueve es
"aprender a aprehender", siendo el y la profesora un facilitador de herramientas
y un guía, debiendo comprender que no sólo de él o ella proviene la educación,
sino de cualquier persona, lugar y situación se puede extraer y no sólo de una
vía formal.
Necesario es que la educación se mire, realice una introspección y tome
conciencia de sí, para poder mejorar, volviendo al objetivo primario, cumpliendo
su propia visión y misión autónoma, no estando al servicio de las políticas ni
la economía del momento, sino estando por sobre ellas, pues es más amplia y
noble que las otras.
Con respecto a la Calidad podemos apreciar la desigualdad, puesto que ésta se
entrega a cambio de dinero, convirtiéndose en la moneda de cambio en diversos
aspectos, ya sea con respecto a que la educación en establecimientos
particulares y subvencionados está por sobre la municipal. Además, en la
enseñanza superior la calidad está estrechamente ligada al aporte económico
mediante el Asignación de Fondo Indirecto (AFI). En las universidades que
cooptan a los estudiantes de mayores puntajes, ya que ellos traen a la casa de
estudio dinero y se evaden de los que teniendo capacidades no pueden ingresar
debido al sistema de selección elitista como lo es la P.S.U. manteniéndolos en
su escalafón social e impidiéndoles su desarrollo integral.
Los indicadores de calidad de la educación como los resultados del SIMCE y la
P.S.U se han tornado en ser una competencia explícita, ya que los sostenedores
buscan buenos puntajes no pensando en una mejora educacional, sino más bien, en
el posicionamiento social de sus colegios, prueba de esto, es la perdida del
sentido del SIMCE, el cual, pasa a ser un indicador de calidad cuasi-económica,
puesto que en mejor ranking es sinónimo de un mayor cobro a los y las
estudiantes.
Los padres y apoderados ya no escogen el establecimiento para sus hijos e hijas
de acuerdo a su proyecto educativo, sino lo hacen en relación al lugar que ocupa
en la tabla de ranking que los distintos medios de comunicación difunden,
resumiendo el concepto de calidad a un sólo adiestramiento encasillado en los
contenidos a evaluar, dejando atrás la integralidad del y la estudiante. Por lo
anterior, podemos señalar que la educación se delimita en tanto estos dos
indicadores, olvidando una vez más el objetivo primario de la ecuación,
violentándola a ella y a su vez, a tantos jóvenes que esperan más y requieren
más de su formación
Comprendemos que la educación es un fin en sí misma y no un medio para la
"realización como persona" (ser alguien en la vida), sino es mucho más, es un
derecho que debe tener objetivos colectivos y una finalidad social. Por ello,
podemos señalar que la educación es un proceso individual que se trabaja
colectivamente, puesto que es una herramienta de construcción social, de
identidades, valores y conciencia. Por lo tanto, cabe mencionar que la educación
es un mecanismo para someter al pueblo o liberarlo y su liberación,
consideramos, que emana de la Educación Popular.
La educación popular es la que nos interesa destacar, pues se relacionar con el
construir herramientas dentro de los sectores populares que vean la liberación
como nuestro objetivo final. La educación entonces la consideramos como una
herramienta dialéctica mediante la cual los sujetos sociales nos formamos,
comprendemos nuestra realidad y la transformamos.
Para comenzar a trabajar el concepto de educación popular es necesario abordar
sus orígenes que apuntan a las primeras organizaciones obreras, a mediados del
siglo XIX, donde los mineros del norte, los obreros carrilanos, los estibadores
de los puertos y otros grupos del emergente proletariado y de sectores
campesinos hacían esfuerzos sobre humanos; primero por aprender a leer y luego,
por ir generando conciencia dentro de las masas de trabajadores llamando a la
organización y la sindicalización.
La teorización del concepto Educación Popular es acuñado y trabajado por Paulo
Freire, dejando de manifiesto que él no es el padre de la educación popular,
sino es quien la recoge de la práctica llevándola a la teoría, siendo
posteriormente, quien pregona una educación liberadora, reivindicadora y
popular.
Pero entonces, ¿Qué es la educación popular? Frente a esta interrogante
convergen muchas respuestas que provienen de diversos grupos y personas, que las
construyen de acuerdo a su posicionamiento ideológico y práctico. Por ello,
podemos señalar, que este concepto se encuentra en constante evolución, pues se
adapta a las formas particulares de cada individuo o colectividad, de acuerdo a
la sociedad en la que se encuentra y al momento histórico determinado.
Si bien el concepto aún no se puede definir, mediante la práctica podemos
esclarecer su objetivo que es la comprensión de la realidad de los sujetos, como
clase social explotada, y del papel que a todos nos toca ejercer en y para la
transformación social.
Por lo mismo, comprendemos a la Educación como: a) la herramienta
fundamental, dentro del proceso de construcción de un movimiento generador de
una nueva sociedad, b) como un elemento trascendental en la capacidad, que como
Pueblo tenemos de reconstruir nuestra memoria histórica, c) como eje transversal
en torno al cual, podemos complementarnos, apuntando a revertir la fragmentación
y con ello, construir un movimiento que se encamine a la revolución social.
La Educación es un proceso por el cual se logra el aprendizaje, pero, que a la
vez, es posible ejercer la dominación. Sin embargo, ésta no es algo propio de la
Educación, al contrario, es mediante la enseñanza que podemos generar procesos
de liberación del ser humano. Dentro de los procesos revolucionarios ha sido de
gran importancia la educación, puesto que a través de ella se han multiplicado
las experiencias y herramientas que nos sirven para pensar un mundo distinto,
herramientas que nos permiten ver un más allá, aprendizaje que llegan a estar al
servicio nuestro, ya que nos entregan conocimientos para lograr el objetivo.
Los procesos educativos se pueden dar en diversos espacios, mucho más allá de lo
que comprende la educación formal. Estos espacios pueden ser tan diversos como
la vida misma, en donde los valores, la historia (como experiencia), la técnica
de día a día y las formas de organizar nuestras vidas nos enseñan métodos y
formas de comprender el mundo, de sentarnos a mirar lo que ocurre y pensar en
otras soluciones que nos permitan avanzar como Pueblo. Es por ello, que existen
muchas experiencias de las cuales nos podemos hacer parte, y aprehender también.
Así, los procesos de liberación del Pueblo se han pensado, cuestionado y
planificado en donde la educación y la formación de los "más" ha estado
presente.
La concepción de educación necesariamente debe romper con el esquema tradicional
y plantearse nuevos objetivos y nuevos medios para alcanzar la liberación del
Pueblo. No basta participar de un proceso de transferencia de conocimiento, cuyo
objetivo primordial es la conservación de un orden pre-establecido y vigente. La
educación debe pensarse y pensar en construir una nueva sociedad, comenzando
desde la Educación Popular que se dota con la idea de dar y recibir formación
individual y colectiva - proceso que busca la revolución y el cambio social -,
aprendiendo desde la práctica y teorizando a partir de ella.
El principal papel de la educación en este proyecto político es concedernos,
formarnos de capacidades y cualidades para despertarnos, comprender el entorno y
transformarlo. Seguidamente, es el eje transversal que articula las demandas de
nuestro pueblo. Es una herramienta constructora de nuevas luchas, para lo cual,
se deben estipular transversalmente los siguientes objetivos: a) la construcción
de capacidad crítica, analítica, transformadora y revolucionaria, b) la
transformación social, c) la valoración del sujeto, d) la liberación a través de
la enseñanza-aprendizaje y el ejercicio de nuestros derechos, e) la construcción
de resistencia y conciencia ideológica, y f) ser la herramienta de construcción
del movimiento popular.
Nuestra educación para el proyecto popular se desarrolla principalmente en la
familia, espacio colectivo donde se delinean las conciencias y se definen
valores básicos que las nutren. Es por ello, que debemos retomarlo y
considerarlo como uno de los espacios de nuestra construcción. Sin embargo, la
base para nuestra formación es que la educación popular la sentimos como una
herramienta de construcción política, en las organizaciones populares y sociales
en las que trabajamos, es allí, donde practicamos nuestros valores e ideales de
transformación social. Son ellas, una manifestación del pueblo organizado, donde
debe declararse verdaderamente la educación liberadora que necesita nuestra
sociedad.
Los contenidos de la educación popular deben ser cercanos y deben ayudar a
entender y a transformar nuestra realidad. Si sólo asumimos los contenidos como
habilidades o competencias en el mundo, estamos actuando como replicadores del
orden. Para no reproducirlo se debe contener las siguientes herramientas como
ejes centrales: considerar valores, conciencia de clase, los elementos del medio
donde esta se realiza, respeto a la dignidad y la diversidad, justicia y
solidaridad; conocimientos teóricos y prácticos en forma dialéctica.
Las metodologías y las técnicas generalmente se confunden como conceptos. Sin
embargo, debemos dejar en claro que la metodología es un concepto mucho más
global que la técnica y que implica objetivos y un sentido político dentro de la
labor educativa que realizamos. La técnica simplemente se relaciona con
procedimientos para facilitar que ocurra el aprendizaje de determinados
contenidos. No obstante, la metodología atraviesa todo el proceso de
aprendizaje, y está compuesto de una serie de técnicas. Así una metodología de
educación popular no sólo es "entretenida", más bien "Entrete-educativa" y no
sólo se caracteriza por sus técnicas, sino que por sobre todo se relaciona con
los objetivos liberadores y dialogales que se busca obtener. Por lo mismo la
metodología no sólo tiene que ver con el método sino que por sobre todo tiene
que ver con lo que queremos hacer.
La metodología de nuestra educación debe romper con la idea que las técnicas son
métodos y reforzamientos, tal como se ha planteado antes, la importancia de la
forma y el contenido. Por lo tanto, en su metodología deben ser considerado los
siguientes aspectos: a) el proceso de intercambio de experiencias y opiniones,
b) relación teórica-práctica como proceso de construcción de conocimiento, c)
herramienta para la toma de decisiones colectivas, d) sujetos como protagonistas
de los procesos educativos, e) énfasis en la formación como interacción,
participación y horizontalidad, f) aprendizajes colectivos de acuerdo a
necesidades y experiencias comunes, g) Negar el poder individual, h) poseer un
sistema que organice los procesos de aprendizaje de nuestro proyecto y de una
comunidad, i) una herramienta para desarrollar los objetivos políticos.
Un elemento a considerar, es que no podemos separar las prácticas educativas
transformadoras, no podemos hablar en abstracto, ni conceptuarlas sin las y los
sujetos sociales que las construyen. No podemos entender una educación
"emancipadora" sin prácticas liberadoras, desarrolladas por sujetos en un tiempo
y espacio determinado. En otras palabras, la educación en sí misma, como un
elemento institucionalizado, no tiene valor, es una falsedad creada, por que
tiene la intención política de perpetuar la dominación. No porque se diga que
tal o cual acción es educativa, ésta tiene valor.
La Educación popular actualmente consiste desarrollar acciones de formación
política de las personas envueltas en las luchas. No quiere decir "cursitos de
formación" aislados y teóricos, sino acciones. En general talleres o cursos, que
toman lo que las personas saben, piensan y hacen. Es teorizar a partir de la
práctica, siguiendo el modelo dialéctico de tomar la realidad y sus prácticas
transformadoras como fuentes de conocimientos, como punto de partida y llegada
permanente, realizando un proceso de comprensión sistemática, histórica y global
de la realidad para, de esta manera, poder comprenderla y transformarla, a
partir de las capacidades colectivas de otros sujetos envueltos en luchas
complementarias.
Con eso se hace la formación, con el protagonismo de las personas. Las acciones
toman la forma del proceso, es decir, se encadenan en función de objetivos.
También se llama educación popular a las acciones y sucesos que se desarrollan
en medio de los procesos de lucha, que tienen como objetivo que las personas
aprendan. Se hace de muchas maneras, pero siempre con mucha participación,
diálogo entre todos, con alegría, esfuerzo y respeto entre las personas. De esta
manera, el que coordina la actividad propone al grupo que piense cosas que no
está pensando, que reflexione, se autocritique, informe y que desarrolle la
capacidad de proponer. En conclusión, lo desafía para que comprenda y luche más.
Hablar de la educación en el Movimiento Popular, es ver a la educación como
herramienta de construcción política y transversal a todas las luchas, una
verdadera arma para fundar pensamiento y capacidades propias. Por tanto, la
disputa es ahora estructural e ideológica, es decir, se pretende eliminar el
sistema imperante, reemplazando con ello, valores y culturas que no se sustenten
el nuevo proyecto de sociedad.
Asimismo, buscar la creación de un nuevo ser humano, que además sea, un sujeto o
actor social, el cual respete al medio ambiente y a la vida, el priorizar los
procesos por sobre los resultados, plantearse desde y para la Libertad,
compartiendo sus experiencias, la unidad en la organización y en los resultados,
el rescate de la Identidad como protagonistas sociales y políticos, la intención
de plantearse constantemente nuevas interrogantes. El desafío, el punto de
encuentro de nuestro proyecto de cambio, es lograr que la educación ligue el
pasado, presente y futuro, inste a luchar con ganas, no discriminar,
incentivando la participación y la integración todos los días y en cada momento,
expresando la solidaridad con contenido de clase, siendo heterogénea y
respetuosa de la diversidad, reforzando las contradicciones, buscando el
diálogo; pues éstas son algunas de las características más importantes que debe
rescatar esta nueva educación popular.
Además, esta educación debe buscar como objetivo final la revolución social.
Debe buscar una nueva sociedad, planteándose la lucha por un nuevo poder, más
horizontal, democrático y humano. Finalmente, podemos decir que nuestra búsqueda
hoy se expresa en la construcción de microespacios, en donde podamos –
nuevamente - encontrarnos, re-encontrarnos y avanzar en la construcción o
re-construcción del movimiento popular.