Latinoamérica
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La masacre
Escuadrones de la muerte en San Pablo
Luego de aplacada la ofensiva del Primer Comando de la Capital (PCC) el Ministerio Público está investigando la posible ejecución sumaria de "sospechosos" en actos de venganza de la Policía Militar (PM).
Mário Augusto Jakobskind
desde Rio de Janeiro / Brecha
No se descarta la posibilidad de que los muertos sean más que los 109
admitidos por las autoridades de seguridad, que podrían incluso superar a las
111 víctimas del presidio de Carandirú, a comienzos de los noventa también en
San Pablo, la mayor masacre sucedida en el país.
El Ministerio Público dio un ultimátum al gobierno de San Pablo para que
divulgue los nombres de los muertos, cuyos cuerpos se encuentran en el Instituto
Médico Legal (IML). El gobernador Claudio Lembo dijo que los nombres de los
muertos no serán divulgados para "preservar a los familiares".
Testigos de por lo menos cinco acciones en las áreas pobres de la periferia
paulista dijeron haber visto policías militares encapuchados, al estilo ninja,
ejecutar a 12 jóvenes con edades entre 17 y 29 años sin ningún antecedente
criminal. Los asesinos estarían vengando la muerte de 40 colegas a manos del
PCC. Ante estas denuncias el comando de la PM fue obligado a abrir una
investigación que, de confirmarse las sospechas, demostraría que los llamados
escuadrones de la muerte continúan actuando con impunidad. El gobernador Lembo,
que negó que la Policía Militar paulista haya realizado matanzas, admitió que
"pueden haber muerto inocentes".
Lembo fue elogiado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva por la forma como
actuó durante los ataques de la organización criminal, y afirmó que el
gobernador "no podría haber hecho más de lo que hizo". Las declaraciones del
gobernador –dirigente del derechista pfl, aliado de la socialdemocracia en la
campaña presidencial– cayeron como una bomba en las filas del candidato Geraldo
Alckmin. En efecto, Lembo acusó al ex gobernador paulista Alckmin, al ex
presidente Fernando Henrique Cardoso y a José Serra, alcalde de San Pablo, por
la falta de solidaridad de los tres políticos del psdb durante los días de dura
confrontación con el crimen organizado. Cardoso y Serra participaban de un
seminario en Nueva York y ni siquiera telefonearon a Lembo, en tanto Alckmin
hacía campaña en el norte del país y procuró eximirse de cualquier
responsabilidad en un estado que gobernó desde 2001 hasta hace dos meses.
En contraste, Lula se encontró personalmente con Lembo y le trasmitió su
solidaridad afirmando que lo que San Pablo estaba atravesando no era "problema
del gobernador, presidente o alcalde, sino de toda la sociedad".
Responsabilidad del estado
Organismos de derechos humanos han alertado sobre la posibilidad de que el
cuadro de violencia institucional se agrave, pues las medidas adoptadas no
atacan la raíz del problema. Marcelo Feixo, coordinador del Centro de Justicia
Global, señaló a BRECHA que las acciones policiales además de ser ilegales
afectan en gran medida a los pobres. Feixo acusó a las autoridades de seguridad,
tanto en Rio como en San Pablo, de ser las principales responsables del
crecimiento de las organizaciones criminales en las prisiones. Los presos,
independientemente del delito que hayan cometido, son catalogados como
pertenecientes a esta o aquella organización y enviados a presidios controlados
por ellas. Si el preso, que inicialmente no pertenece a ningún grupo, se resiste
a adherirse, será ejecutado. El ladrón de gallinas termina preso en las mismas
condiciones que el criminal de alta peligrosidad. Por lo tanto, el PCC paulista,
o los grupos de Rio, Comando Rojo, Tercer Comando, Amigos de los Amigos y otros,
deben estar agradecidos a las autoridades por las facilidades que les brindan
para formar sus "ejércitos".
Feixo lamenta que aun después de los sucesos de San Pablo la sociedad brasileña,
los medios y los políticos no hayan aprovechado la ocasión para revisar los
métodos adoptados para enfretar este tipo de problemas. Para el activista de
derechos humanos, si no se produce un cambio de rumbo las cosas se van a agravar
en los próximos años. Dos delegados de la policía informaron a una comisión
parlamentaria que investiga los hechos que el PCC tendría hasta 640 mil miembros
y sería uno de los mayores importadores de armas que vendrían de Portugal.
Amenazas al congreso
Se reforzó la seguridad del Senado y de la Cámara de diputados en
Brasilia, ya que la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) habría interceptado
conversaciones telefónicas de miembros del PCC en las que se menciona un posible
atentado contra el Congreso.
En paralelo, crecen las sospechas de que habrá candidatos que cuenten con el
apoyo del crimen organizado. El Partido Verde está discutiendo el posible veto a
un abogado del PCC que se candidatea como diputado estatal por San Pablo. El
diputado Fernando Gabeira apoyó el retiro del precandidato a diputado estatal
por su partido, el abogado José Cláudio Bravos, que dice contar con el apoyo del
PCC.
Entre los analistas se estima que la candidatura del abogado era apenas un globo
sonda para medir la reacción de la sociedad, o aun una maniobra de distracción
para que el PCC pueda lanzar otros candidatos sin llamar la atención de las
autoridades que investigan estos asuntos.