Latinoamérica
|
La amenaza estadounidense ronda Venezuela
Salim Lamrani
Rebelión
Revisión estilística de Caty R.
Desde el mes de abril de 2006, Estados Unidos realiza impresionantes
maniobras militares en el Caribe. La operación, titulada Partnership of the
Americas, que se prolongará hasta el mes de mayo, incluye la presencia de
6.500 soldados, varios portaaviones y submarinos nucleares y un espectacular
número de aviones de caza F16. Un barco de guerra desembarcó incluso en la isla
neerlandesa de Aruba a sólo 15 millas de las costas venezolanas [1].
Este despliegue de fuerza ha preocupado seriamente al gobierno de Hugo Chávez,
quien ha denunciado un intento de agresión militar. El canciller Ali Rodríguez
subrayó el peligro de una empresa violenta contra Venezuela por parte de la Casa
Blanca. "Nosotros hemos estado bien conscientes de ese riesgo [...]. ¿Tú no
has visto el lenguaje que ha hablado el señor Bush? Es un lenguaje maniqueo
entre el bien y el mal, los que están conmigo son buenos, los que no están
conmigo son malos y debemos destruirlos", declaró. Según él, sólo el lodazal
iraquí y "la situación muy crítica" en Medio Oriente han puesto el freno
a una ofensiva armada contra Venezuela [2].
Ali Rodríguez también afirmó que no deseaba una ruptura con Estados Unidos:
"La posición nuestra es llevar relaciones normales, cordiales y la única
condición que le ponemos al gobierno norteamericano es respeto a la soberanía de
Venezuela, no intervención en los asuntos internos de Venezuela [y] cumplimiento
de la carta de las Naciones Unidas" [3].
El embajador estadounidense en Caracas, William Brownfield, minimizó la
importancia de los ejercicios militares que efectúa el Southern Command.
"No es la primera vez que el gobierno de Estados Unidos realiza maniobras
navales en el Caribe, y no será la última", señaló [4]. El Pentágono, por su
parte, declaró que el desfile militar estaba únicamente destinado a hacer frente
a amenazas no convencionales tales como el tráfico de droga y el tráfico humano,
en cooperación con otros países de la región. No obstante no precisó, visto el
arsenal guerrero desplegado, si pensaba utilizar armas nucleares para poner
término a esas amenazas no convencionales [5].
Esta nueva escalada de tensiones entre Venezuela y la administración Bush sigue
a toda una serie de declaraciones belicosas que ha efectuado Washington en los
últimos meses. El 16 de febrero de 2006, Condoleezza Rice, la secretaria de
Estado, afirmó que Venezuela constituía "uno de los mayores problemas"
para Estados Unidos, y calificó sus relaciones con Cuba como "particularmente
peligrosas". Hizo partícipe de su intención de crear un frente común
regional contra el gobierno del presidente Chávez durante su comparecencia ante
el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, con el fin de
justificar el presupuesto de 33.000 millones de dólares dedicado a su ministerio
para el año 2007 [6].
Condoleezza Rice acusó a Hugo Chávez de influir en "sus vecinos para salirse
del proceso democrático", mediante políticas que rechazan el acuerdo de
libre cambio (ALCA) que exige Estados Unidos. En efecto, desde su acceso al
poder, el actual gobierno venezolano preconiza una integración económica
latinoamericana (ALBA) con el fin de favorecer el desarrollo de la región,
proyecto completamente opuesto al neoliberalismo que quiere imponer Washington y
que no favorece más que a las grandes transnacionales. Para contrarrestar "la
influencia negativa" de Venezuela, Rice propuso multiplicar las relaciones
con "los gobiernos responsables, incluso los gobiernos responsables de la
izquierda, como Brasil o Chile"; es decir, los que aceptan el modelo
económico ultraliberal [7].
La secretaria de Estado también reprochó al gobierno bolivariano el brindar su
apoyo a la coalición de los dos ex presidentes nicaragüenses Daniel Ortega y
Arnaldo Alemán en vista de las próximas elecciones presidenciales de noviembre
de 2006. Según Rice, este apoyo podría "generar una situación en la que un
gobierno democráticamente elegido no podría funcionar en Nicaragua",
aludiendo a una eventual victoria de la izquierda, y al probable rechazo que
suscitaría en Washington [8].
Sin embargo Rice, que fustiga constantemente "el populismo latinoamericano",
omitió señalar que su propio embajador en Nicaragua, Paul Trivelli, se reunió
con los líderes de la derecha y exigió de ellos que formaran una sola lista para
las elecciones, para impedir a cualquier precio un éxito electoral del Frente
Sandinista [9]. Pero no es la primera injerencia ni la primera contradicción de
Washington.
El presidente Chávez se mostró asombrado por las declaraciones de Rice y declaró
que el intento de aislamiento de su gobierno por parte de Estados Unidos está
condenado al fracaso. "Ellos [EEUU] ya llevan varios años tratando de
aislarnos, tratando de bloquearnos [y] han fracasado y fracasarán porque no
tienen razón y porque no tienen moral alguna. Cada día los pueblos y los
gobiernos del mundo saben la verdad sobre Venezuela", señaló [10].
El Departamento de Estado también ha apoyado a algunos sindicatos venezolanos
que preconizan la huelga para desestabilizar el país. Rice incluso evocó, en una
declaración a la prensa, una parálisis de los transportes públicos; parálisis
que nunca ocurrió. Estos anuncios llevan a pensar que Washington ya ha elaborado
planes con la oposición con el fin de derrocar al presidente Chávez y confirman
las preocupaciones de éste [11].
A guisa de respuesta, las autoridades venezolanas blandieron la amenaza de
suspender los suministros de petróleo. Venezuela, que es el quinto productor
mundial de oro negro, exporta diariamente 1,5 millones de barriles hacia Estados
Unidos. "El gobierno estadounidense debe comprender que si se pasa de la raya
no va a tener petróleo venezolano", advirtió Hugo Chávez. "Si cree que yo
no puedo tomar esa medida [...] está muy equivocado [pues] muchos países nos
piden petróleo", agregó [12].
En la provincia de Zulia, región muy rica en reservas petroleras, nació un
movimiento separatista, sospechoso de connivencia con Estados Unidos. Ese estado
cuenta con cerca de 4 millones de habitantes y proporciona una parte esencial de
la producción de petróleo. Está dirigido por el gobernador Manuel Rosales,
opuesto al gobierno central, que está actualmente enjuiciado por participar en
el golpe de Estado contra el presidente Chávez en abril de 2002. En efecto,
había firmado un decreto que emitió la junta golpista de Pedro Carmona,
actualmente en fuga en Estados Unidos [13].
Néstor Suárez es el presidente del grupo de oposición Rumbo Propio, a
favor de la autonomía. Se define de extrema derecha y mostró su determinación a
instalar un gobierno "capitalista liberal": "Queremos nuestro propio
gobierno [y] estamos contra los grandes gobiernos centrales". Las
declaraciones del embajador estadounidense Brownfield, quien habló de la
"República de Zulia", no hicieron más que avivar las sospechas para con la
administración Bush [14]. Unas inmensas manifestaciones tuvieron lugar como
protesta hacia lo que el procurador general de Venezuela, Isaías Rodríguez,
calificó de "traición a la patria" [15].
El Ministro de Comunicación e Información, William Lara recordó el artículo 130
de la Constitución Bolivariana de Venezuela: "Los venezolanos y venezolanas
tienen el deber de honrar y defender a la patria, sus símbolos y valores
culturales; resguardar y proteger la soberanía, la nacionalidad, la integridad
territorial, la autodeterminación y los intereses de la nación". También
afirmó que la implicación de Washington en esa crisis era un secreto a voces,
vista la importancia estratégica de la región y "el interés que tiene el
Gobierno de Estados Unidos por controlar el petróleo venezolano". "Por esa razón
somos conscientes de que hay peligro y una amenaza contra la integridad
territorial de Venezuela", concluyó [16].
Para reavivar un poco más las tensiones, el Departamento de Estado acusó también
a Venezuela de ser el "punto de tránsito clave" para la droga colombiana
y estigmatizó la "corrupción rampante en las más altas esferas policiales y
el débil sistema judicial". Esa acusación proviene del rechazo de las
autoridades venezolanas a recibir a los funcionarios de la Drug Enforcement
Agency (DEA), el Departamento de lucha antidroga estadounidense, acusados de
espionaje por el presidente Chávez [17].
El vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, rechazó el informe emitido
por Washington y subrayó que la administración Bush no disponía de ninguna
autoridad para erigirse en líder antidroga. [El presidente estadounidense]
utiliza la lucha contra ese flagelo como simple bandera política", denunció
[18]. Según una investigación de la Unión Europea de 2005, sólo el 0,47% de la
población venezolana consume droga, mientras que el 9,47% de estadounidenses
recurre regularmente a ella. En efecto, con 35 millones de adictos, Estados
Unidos es el primer importador de productos estupefacientes del planeta [19].
A ese reproche se añade la publicación de la Estrategia de Seguridad Nacional de
Estados Unidos divulgada por el presidente Bush, en la que los principales
gobiernos en el punto de mira son los de Hugo Chávez y Fidel Castro. "No se
debe permitir que la fraudulenta atracción del populismo contra el libre mercado
erosione las libertades políticas", estipula el documento [20].
George Bush reafirmó el derecho de Estados Unidos a intervenir unilateralmente
contra todo Estado considerado como hostil a los intereses de Washington.
Aprovechó la ocasión para tachar al presidente venezolano de "demagogo
inundado de dinero del petróleo que está socavando la democracia y tratando de
desestabilizar la región". En cuanto a Cuba, el presidente Castro es
calificado de "dictador antiestadounidense que sigue oprimiendo a su pueblo y
busca subvertir la libertad en la región". En lo que se refiere a Colombia,
es citada como "un aliado democrático [que] está combatiendo los persistentes
asaltos de terroristas marxistas y narcotraficantes" [21].
"El aliado colombiano" es precisamente sospechoso de estar involucrado en
la desestabilización de Venezuela. El antiguo comandante del Departamento
Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia, Rafael García, confesó que un ex
director de los servicios de inteligencia del DAS, paramilitares colombianos y
opositores venezolanos conspiraron para asesinar al presidente Chávez. "Hasta
donde yo sé, éramos dos personas las que sabíamos: un ex director de
inteligencia del DAS y yo. Y del alto gobierno colombiano hay seis personas
comprometidas, pero no le voy a decir los nombres. El plan era contra altos
funcionarios venezolanos incluido el presidente Chávez", declaró [22].
El presidente colombiano Álvaro Uribe negó estar implicado en el asunto, aunque
reconoció haber recibido fotos que muestran a militares venezolanos que
participaron en el golpe de Estado de abril de 2002, entrando en un edificio de
la DAS en Bogotá. Después de varias investigaciones, el gobierno de Uribe
confirmó la organización de una reunión entre opositores venezolanos y altos
responsables del ejército con agentes del DAS en un edificio estatal [23].
Frente a estas persistentes amenazas, el gobierno venezolano se ha visto
obligado a acelerar los preparativos militares con el fin de impedir una
eventual invasión del país. Después de comprar 33 helicópteros de defensa a
Rusia por un importe de 200 millones de dólares, ha recomendado al ejército que
se prepare para una guerra de resistencia y ha activado la formación de una
reserva nacional compuesta de civiles [24].
Actualmente una inmensa ola de cambio atraviesa América Latina. La esperanza de
renovación que suscita la Revolución Bolivariana, cuyas transformaciones
sociales son impresionantes, no le agrada a Washington que ve disminuir su
influencia. Mientras tanto, el prestigio de líderes progresistas como Hugo
Chávez no deja de crecer como lo demuestran las palabras de admiración del
antiguo presidente chileno, Ricardo Lagos, famoso sin embargo por su
conservadurismo: "Hugo es una fuerza desatada de la naturaleza, es un hombre
de un gran carisma y creo que su esfuerzo por derrotar la pobreza lo ha llevado
a tomar un camino de gran involucramiento en determinados ámbitos" [25]. Es
una de las razones por las cuales el gobierno de Bush parece estar dispuesto a
todo para poner término a esta "influencia negativa".
NOTAS
[1]. Elsa Claro, «Extrañas maniobras en el Caribe. A solas con el enemigo»,
Granma, 17 de abril de 2006.