Latinoamérica
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¿Pretenden usar contra Venezuela el truco del uranio de Níger?
El gobierno Bush trata de asociar a Hugo Chávez con el programa nuclear de Irán
Larry Birns y Michael Lettieri
CounterPunch
Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Germán Leyens
Washington conoce bien el arte de utilizar pretextos frágiles cuando se trata
de justificar sus mal urdidas, y a veces ilícitas, iniciativas latinoamericanas.
Vienen a la mente la época de la contra en Nicaragua, la invasión de Playa
Girón, la crisis de los misiles cubanos, Ollie North, los embustes del ex
embajador de USA en Honduras John Negroponte, e innumerables maquinaciones
contra Cuba, Chile, Grenada y Guatemala.
Una avalancha de artículos que asocian a Hugo Chávez con el programa nuclear
clandestino de Irán sugieren que podría ser que a Washington le atrae cada vez
más la idea de calumniar aún más a Venezuela mediante el amaño de una nueva arma
para una yihád contra Caracas.
El único problema es que la base para una acusación semejante sería una
invención total, más digna de ser utilizada en Iraq, donde todo vale, que en
Latinoamérica. Un tal guión sugeriría que existen vínculos entre presuntos
suministros venezolanos de uranio y el programa nuclear iraní. En otras
palabras, se presentaría a Venezuela como una nación terrorista, involucrada
ilícitamente en el tráfico de uranio de contrabando para el régimen paria iraní
a cambio de artefactos nucleares, y tal vez otras consideraciones.
El complot
En otoño de 2005, funcionarios venezolanos comenzaron a explorar la posibilidad
de adquirir tecnología de reactores nucleares de Argentina o Brasil, que tienen
sendos programas de energía nuclear e instalaciones para su uso pacífico. Esta
acción provocó una respuesta predecible y quisquillosa del Departamento de
Estado, que no trató de disimular que no la agradaría que tuviera lugar dicha
transacción. Aunque jamás se llegó a un acuerdo o se realizaron embarques,
Caracas ya había establecido estrechos vínculos políticos con Teherán, lo que se
convirtió en una razón más para que la Casa Blanca sospechara de la intención
final de Chávez. La decisión de Irán de reanudar este año el enriquecimiento de
uranio, que ha provocado ahora un alboroto internacional, también trajo consigo
un nuevo examen de la presunta relación floreciente entre esa nación y
Venezuela. En la ONU, Caracas ayudó a alimentar esas sospechas, ya que Venezuela
formó parte del puñado de naciones miembro que expresaron su apoyo a la
reanudación de la actividad nuclear pacífica iraní, que efectivamente no estaría
bajo la supervisión de la ONU.
Los amplios, aunque algo vagos, acuerdos de cooperación entre Irán y Venezuela
fueron repetidamente reiterados por fuentes de Washington para sugerir que
podrían existir factores más malignos. El rumor más popular decía que Caracas
enviaba su uranio a Irán a cambio de tecnología nuclear, y la versión más
radical comenzaba con acusaciones de que Caracas trataba de obtener armamento de
Teherán. Algunos llegaban a sugerir que ya se habían transportado
clandestinamente artefactos nucleares a Venezuela en petroleros fletados. Más
intriga especulativa vino después de la expulsión en febrero de la región del
Amazonas de los misioneros de los misiones usamericanas de la "Misión
Evangelizadora Nuevas Tribus", ya que comenzaron a circular rumores precipitados
de que el grupo evangélico había estado involucrado de alguna manera en
actividades de exploración de uranio en el estado de Bolívar y que la pista de
aterrizaje de los misioneros estaba facilitando semejantes operaciones contra
Chávez. Esas afirmaciones, que incluían supuestos vínculos con la CIA, fueron
acaloradamente negadas por el grupo.
Mucho ruido por nada
Sin embargo, todas esas teorías respecto a una cierta conspiración diabólica que
vincularía a Irán con Hugo Chávez se han basado en su integridad en un puñado de
acusaciones anémicas provenientes de varios antiguos funcionarios de Chávez, los
que, en el mejor de los casos, sólo se citan los unos a los otros, pero que no
presentan el núcleo de sus acusaciones o suministran la más mínima evidencia de
que Venezuela haya sido de alguna manera cómplice de Irán en el suministro de
uranio a dicho país. Por su parte, esas diáfanas afirmaciones están siendo
tomadas por almas gemelas derechistas domiciliadas en USA que escriben furiosos
editoriales en el Washington Times del reverendo Moon ("Enfrentamiento
con Chávez"), o que hacen que colegas parlamentarios de ideas afines pronuncien
virulentos discursos desde el hemiciclo del congreso acusando a Chávez de
esforzarse por tramar un complot nuclear con Teherán o alguna otra conspiración
amenazante.
Aunque los rumores a veces incluyen un supuesto informe de inteligencia israelí
que habla de minería clandestina de uranio en Venezuela, las así llamadas
conclusiones nunca han sido presentadas, y menos todavía confirmadas. En
realidad, aunque Venezuela pueda poseer algunos depósitos de uranio que aún
tienen que ser comprobados, no existe evidencia de que hayan sido ubicados, y
menos todavía operados. Funcionarios venezolanos han rechazado vehementemente
las acusaciones de que su país esté facilitando el enriquecimiento de uranio por
los iraníes, e incluso el Departamento de Estado ha minimizado semejantes
sugerencias, señalando que aunque "sabe de informes sobre una posible
explotación iraní de uranio venezolano," no ve ninguna "actividad comercial con
uranio en Venezuela."Además, los presuntos lazos pasan por alto que Irán no
necesita importar uranio desde Venezuela para sus proyectos, porque posee
amplios suministros propios.
Todo esto probablemente le importa poco al gobierno Bush, que posiblemente es
cada vez más presionado por sus propios partidarios de la línea dura para que
adopte una posición contra Chávez. La reciente nacionalización del gas boliviano
ha sido citada por eruditos ultra conservadores, cuyo conocimiento de
Latinoamérica alcanza apenas para identificar la capital de Venezuela, como
evidencia de la difusión perniciosa de la influencia chavista.
También apuntan con sorna a la falta de alguna reacción de USA ante este
desafío. Una semejante militancia de su parte, combinada con la creciente
tensión de Washington con Irán, podría ser el momento oportuno para algún tipo
de reacción diplomática o incluso de represalias ante las afirmaciones de una
relación especial de Venezuela con Teherán y otras manifestaciones de conducta
contraria a USA.
Un semejante paso de Washington se basaría por completo en rumores, invenciones,
y conjeturas – un guión que, por lo menos en este momento, se basaría por entero
en evidencias falsas o inexistentes – como el falso yellowcake (forma
concentrada de uranio bruto) de Níger que suministró la base para la
intervención de USA en Iraq. Al tratar de vincular a Chávez con la crisis iraní,
el gobierno Bush posiblemente podría estar edificando los fundamentos para su
propia campaña de trucos sucios.
El mundo haría bien en recelar ante semejantes intrigas: frascos misteriosos,
imágenes satelitales artificiosas, o fotografías borrosas comienzan a ser
empleados ahora con fines tendenciosos, aunque ilusorios, por una brigada de
enemigos de Chávez que sirven bajo una variedad de dioses ideológicos
interesados.
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Larry Birns es director del Consejo sobre Asuntos Hemisféricos [COHA]
Michael Lettieri es investigador asociado del COHA.
http://www.counterpunch.org/birns05102006.html
Germán Leyens es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala (www.tlaxcala.es),
la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft.