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Vivienda digna
Derecho de todos, negocio de pocos
El gobierno del Frente Amplio (FA) recorta otra promesa: la de atacar el problema de la vivienda que afecta a la mayoría de los trabajadores uruguayos. Mientras tanto, se incrementan las casas vacías, suben los alquileres, se dilatan los préstamos y la reestructuración de deudas a las cooperativas. Proliferan los asentamientos, el hacinamiento y un puñado de especuladores acumulan ganancias gracias al "derecho a la propiedad". ¿Y el derecho a una vivienda digna para todos? ¿Para cuándo?
luis@elmundoalreves.org
El pasado 28 de abril llegaron a Montevideo unos 100 activistas,
representando a 3.000 familias integrantes de la Federación Uruguaya de
Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM) que venían marchando desde
Bella Unión (departamento de Artigas), de donde partieron el sábado 22. Los
"caminantes" sumaron a sus reivindicaciones particulares sobre el tema de la
vivienda, las de los "peludos" cañeros de aquella ciudad artiguense y las de
miles de trabajadores rurales y urbanos que en todo el país han creado
cooperativas de producción para poder enfrentar el latifundio, el desempleo y la
miseria salarial. A lo largo de los más de 600 kilómetros recorridos por la
marcha, desde la largada en el barrio Las Láminas de Bella Unión hasta el
recibimiento en Montevideo ante las puertas del Ministerio de Economía y
Finanzas, se fueron acumulando actos, contactos y reclamos, pero también
alientos para continuar luchando.
La Ley 13.728, de 1968, conocida como Plan Nacional de Viviendas fue creada para
remediar la problemática existente por aquel entonces. Sin embargo, la
estructuración del acceso a la vivienda para trabajadores, jubilados y demás
sectores populares que generó, perdura junto a su vigencia legal hasta nuestros
días. En su texto se legalizaron las cooperativas de viviendas, se creó la
Unidad Reajustable (UR), y el Banco Hipotecario del Uruguay (BHU) pasó a ser la
principal entidad en el financiamiento de la construcción de viviendas. Esta
normativa establece en su primer artículo que "Toda familia, cualesquiera sean
sus recursos económicos, debe poder acceder a una vivienda adecuada que cumpla
el nivel mínimo habitacional definido en esta ley. Es función del Estado crear
las condiciones que permitan el cumplimiento efectivo de ese derecho". Por
aquellos años, el "sueño de la casa propia", un lastre que parece llegar debajo
del brazo de cada uruguayo cuando nace, se hacía realidad. Enormes complejos
habitacionales le dieron techo propio a miles que accedían a créditos blandos
del BHU, o podían ahorrar dinero sin apremios. Por otro lado, el surgimiento de
FUCVAM y el cooperativismo por ayuda mutua sumó otro tanto, permitiendo que
entre ambos sistemas el 80% de los uruguayos lograran ser propietarios o
usuarios cooperativistas.
LA SITUACION Y LAS PROMESAS Pero la realidad ha cambiado mucho desde esos
tiempos de apogeo. Y en la última década la vivienda se ha vuelto uno de los
principales problemas para los trabajadores. La permanente reducción de los
créditos e inversiones del BHU, y la enorme sobrecarga de intereses sobre los
morosos, ha generado no solamente que miles de familias no puedan acceder a una
vivienda nueva, sino también cada vez hay más casas vacías debido a los
desalojos y abandonos por falta de pago o la emigración. Este vaciamiento abarca
a todos los sectores: viviendas propiedad del BHU, el sistema cooperativo o las
ofertadas para venta o alquiler por privados que negocian especulando con los
precios. Los alquileres han vuelto a subir después de una breve baja provocada
por la crisis de 2002, pero además de los precios altos (se necesita por lo
menos un salario entero de un miembro del núcleo familiar para el alquiler),
está el problema de la garantía. Los propietarios que ofertan (muchos de los
cuales acumulan decenas de inmuebles), aceptan solamente en garantía otras
propiedades o la intermediación de la Contaduría General de la Nación (sólo para
empleados públicos) u entidades privadas que lucran con este problema.
Este escenario ha expulsado a miles de familias hacia los cinturones urbanos
para conformar asentamientos, en los cuales por lo general se empieza con una
vivienda precaria y sin los servicios básicos.
El programa de gobierno del FA proponía la implementación de un Plan Nacional de
Vivienda para el quinquenio, que comenzaba en un "Plan de Urgencia" en 2005. Los
mismos incluían construcción, mejoramiento y mantenimiento de viviendas
priorizando a los sectores más afectados por el problema. Teniendo en cuenta el
concepto de vivienda de interés social, aquella que dentro de las normas de
habitabilidad tiene un costo mínimo para ponerse a disposición del alcance de
las familias de menos recursos, la propuesta del FA planteaba también una
intervención estatal en el mercado inmobiliario para regular la especulación,
aunque a través de incentivos y no de restricciones. Pero a más de un año de la
asunción de Vázquez, los problemas lejos de una solución, se han agravado. Al
estancamiento de los planes prometidos, hay que sumar la desaparición -ahora
total- del BHU como entidad financiera del sector, el aumento desmedido de los
alquileres y la falta de una propuesta para la reestructuración de las deudas de
los morosos (entre estos hay muchas cooperativas de vivienda).
EL COOPERATIVISMO EN PROBLEMAS FUCVAM, una de las organizaciones sociales más
activas del país y que nuclea a más de 300 cooperativas de vivienda, ha iniciado
un serie de movilizaciones reclamando la implementación de un cronograma de
préstamos para nuevos emprendimientos (1.400 familias ya tienen todos los
trámites prontos). Por otra parte, se reclama la reestructuración de la deuda de
92 cooperativas financiadas por el BHU, que ya han pagado las casas por lo menos
dos veces y aún son consideradas deudoras, debido a la manipulación que las
anteriores administraciones del banco realizaban sobre las refinanciaciones para
que los balances cerraran. Una de las propuestas de los cooperativistas es
utilizar los fondos de las AFAPs para financiar la construcción de nuevas
viviendas. Según FUCVAM, existe una notoria diferencia con el actual plan del
gobierno actual y las necesidades de vivienda en el país: mientras para evitar
un déficit de casas es necesario construir 14.000 viviendas por año, el gobierno
plantea levantar ¡14.000 en todo el quinquenio! Por otra parte, en las recientes
movilizaciones lideradas por esta federación, se expresaron argumentos en contra
de la propuesta de reforma tributaria, ya que la misma beneficiaría al capital y
no al trabajo.
De lograrse los reclamos de FUCVAM, miles de trabajadores podrán seguir
accediendo a una vivienda. Sin embargo, muchos más no lo lograrán. Las
exigencias de los créditos, la falta de participación y el estancamiento de la
propia federación no han permitido que ésta se adecue a la situación económica y
salarial de la mayoría de los trabajadores de este país, que tienen ingresos tan
bajos que quedan excluidos de poder acceder a una vivienda a través de FUCVAM.
Así, alrededor de muchas cooperativas de vivienda, se han ido extendiendo
asentamientos, separando a trabajadores según sus ingresos y el tipo de
vivienda, cuando todos son afectados por el capitalismo de un modo u otro.
Quizás cuando todos los trabajadores, cooperativistas, inquilinos, habitantes de
asentamientos, etc., nos unamos para luchar juntos por nuestros reclamos, el
problema de la vivienda y todas las barbaridades del capitalismo tendrán sus
días contados.