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Latinoam�rica

El miedo ronda Atenco

SAN SALVADOR ATENCO

Las campanas de la iglesia del Divino Salvador marcan las nueve de la ma�ana. Sopla el viento del norte que hiela la sangre de los habitantes de este poblado. Temen que la polic�a regrese y que los zapatistas y activistas del Frente de Pueblos les hagan frente, que haya muertos.
Ocho d�as despu�s que las polic�as mexiquense y federal entraron a San Salvador Atenco para recuperar el control de la zona, luego de una serie de enfrentamientos con los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, que dirige Ignacio del Valle, en la localidad se respira el horror.
El pueblo quiere volver a la normalidad, pero sus moradores se resisten. La gente camina aprisa por las calles, hace sus cosas y regresa lo antes posible a casa. Cuando el sol comienza a ocultarse son pocos los que se aventuran a salir.
Raymundo y Gloria hacen tamales, cuidan a sus siete nietos y pelean con pollos, cachorros de perros y un tr�o de gatos que nacieron ayer. Est�n destrozados, hace ocho d�as la polic�a entr� a su casa y se llev� a sus tres hijos empapados en sangre.
Isaac, Cecilio y Rosal�o estaban durmiendo cuando un helic�ptero aterriz� en el llano que tienen como patio trasero. Un centenar de granaderos rode� la casa, rompieron vidrios, lanzaron al interior cinco botes de gas y cuando aseguraron a los hermanos los golpearon frente a sus esposas e hijos.
Esta familia, la Ram�rez Espinosa -la m�s cercana a Ignacio del Valle, l�der de los ejidatarios de San Salvador Atenco-, es pobre. No se le olvida c�mo entraron los polic�as a sus casas, el destrozo, la violencia, el saqueo y el arrebato de tres de los suyos.
Raymundo Ram�rez es hermano de Trinidad Ram�rez, esposa de Ignacio del Valle y madre de Am�rica del Valle. Es un anciano moreno, bajito, de cabello blanco y le hace falta el ojo derecho. Platica triste y estalla en llanto, igual que do�a Gloria, cuando ense�a los destrozos.
"Si regresan vamos a responder con violencia, nos vamos a defender", advierte Jos� Luis, el �nico hijo que se salv�. Mientras muestran los cristales rotos y las quemaduras que dejaron en el techo las latas de gas lacrim�geno, se llenan de rabia, de indignaci�n, de tristeza.
"Llegaron muy temprano, todos est�bamos dormidos... salimos a ver qu� pasaba... mis hijos dijeron que nos escondi�ramos en la rec�mara y nos metimos corriendo. Estaban mis tres nietos, mis dos nueras, mi esposa y yo... voltearon la casa, buscaban armas y se robaron 7 mil pesos", narra Raymundo.
Su esposa Gloria agrega: "Nos escondimos, yo abrac� a los dos peque�os, pero el gas nos picaba, los ni�os lloraban... luego entraron diciendo majader�as... rompieron los vidrios... Agarraron a mis tres hijos y a mi sobrino C�sar (tiene 17 a�os), los golpearon frente a los ni�os y se los llevaron sin zapatos, llenos de sangre".
Los vecinos -agregan los dos completando sus palabras- ven�an a ayudarnos....
cre�an que la casa se quemaba con nosotros adentro, pero cuando vieron que hab�a tantos polic�as se quedaron viendo c�mo les pegaban a los muchachos.
As�, la calma que vive el pueblo se siente tan vulnerable que los polic�as municipales visten de civil. Sobre las carreteras Texcoco-Lecher�a y M�xico-Texcoco permanecen patrullas y camionetas de la Polic�a Estatal. El patrullaje de la Polic�a Federal Preventiva es permanente. Los ni�os no van a la escuela.
Por todas partes se escuchan las versiones de la agresividad policial contra ancianos y ni�os, de las mujeres que fueron golpeadas y violadas, de la gente que no aparece y del miedo... en la casa de cultura popular se mezclan mantas con la imagen del "Che" y de alto a la represi�n con anuncios dentales.
A un costado del palacio municipal activistas y milicianos zapatistas se aprovisionan, colocan mantas, preparan manifiestos y se comunican con sus compa�eros que est�n afuera del penal de Santiaguito. Nadie dice nada, est�n herm�ticos.
En las puertas del comisariado ejidal se leen en hojas de colores mensajes de solidaridad con los atequenses detenidos la semana pasada: "Atenco recobr� la dignidad de todos los mexicanos", "No permitan que la fe en sus corazones se apague, unidos somos fuertes, �valor!", rezan algunos. Pero a�n hay miedo.          

Fuente: lafogata.org

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