Latinoamérica
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Denuncia que a los defensores no se les ha permitido
entrevistarse con sus clientes
Documenta el Centro Pro abuso sexual en contra de una habitante de Atenco
Victor Ballinas
La Jornada
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez denunciará y documentará
este martes, entre otras violaciones a los derechos humanos de los habitantes de
San Salvador Atenco, un caso de abuso sexual cometido por policías en contra de
una mujer cuando era trasladada al penal de Santiaguito, en el estado de México.
Se habla de violaciones tumultuarias contra mujeres detenidas en San Salvador
Atenco, pero el Centro Pro informó que "documentaremos y haremos la denuncia de
uno de esos casos. Es muy grave que en el trayecto de San Salvador Atenco al
penal de Santiaguito, una de las mujeres detenidas haya sido violada por los
policías que la trasladaban. Tenemos testimonios del caso".
Por otra parte, el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos) destacó que
hasta ayer a las 14 horas "no había sido posible a los abogados asignados por
los familiares para la defensa de los presos entrevistarse con los detenidos".
El Cencos aseveró que "algunos habitantes de San Salvador Atenco que lograron
ver a sus familiares detenidos sólo pudieron estar con ellos 15 minutos, y no se
les admitió pasar ropa ni artículos de aseo personal o para resguardarse del
frío; siguen con la misma ropa que traían cuando los detuvieron".
Denuncia también que a los organismos de derechos humanos no se les ha permitido
el paso al penal para hacer las observaciones pertinentes que garanticen los
derechos de los presos. "Lamentamos mucho el clima de incertidumbre y
persecución que se vive en ese municipio, porque aún hay órdenes de aprehensión
pendientes, y hacemos un llamado a los medios de comunicación a dar una
cobertura justa, que tome en cuenta el respeto a los derechos de los presos."
Uno de los testimonios recogidos por el Centro Pro en San Salvador Atenco da
cuenta de cómo un hombre que iba a su trabajo es perseguido, golpeado y
detenido.
Quien da el testimonio es una mujer: "mi cuñado se disponía a irse a trabajar,
tenía que encaminarse por la calle de Fresnos, pero ya no pudo salir porque la
policía ya estaba con las agresiones. Lo comenzaron a perseguir y él corrió para
defenderse, ya no podía hacer otra cosa.
"Lo alcanzaron y le pegaron. Cuando estaba siendo golpeado, vinieron a avisarnos
los vecinos. Llegan y nos dicen 'oye, le están pegando a tu cuñado'. Sale mi
esposo a auxiliarlo, pero cuando él va se encuentra con todo. Mi esposo les
quita a mi cuñado y corren, para poder salvarse, no hay de otra. Los vienen
siguiendo y ya no pueden salir por ningún lado, por donde quiera ya había
granaderos.
"Llegan hasta el centro, y mi esposo logra asegurar a su hermano en una casa; mi
esposo trata de meterse a otra, pide auxilio, pero ya eran muchos los refugiados
ahí, y le dicen: 'corre, corre'.
"La policía empieza a catear las casas, entran adonde estaba mi cuñado. Entran y
le dicen al dueño de la casa. '¿Dónde está?' El dueño de la casa dice 'aquí no
vive'. '¡Cómo jijos de la chingada no!', respondieron los policías y entraron a
la casa.
"El dueño de la casa donde la policía entró dice a sus vecinos: 'de veras que
soy hombre y tengo ganas de llorar al platicárselos. Por qué con tanta saña -los
golpeaban a patadas y con toletes-; somos gente, ¿por qué golpearlos con tanta
saña?'"