Latinoamérica
|
Mexico: Brutalidad policíaca Teodoro Rentería Arróyave
Alai Amlatina
Como en el 68, se dejó crecer el congestionante y agudo problema de San
Salvador Atenco, Estado de México, mismo que desde el inicio del foxismo, con
cien machetes, hizo abortar la que iba a ser obra magna del mismo gobierno de
derecha, el publicitado nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y
cuando llega al otro extremo de la orilla, la conclusión del mismo, sobre la
base de la brutalidad policíaca, se presume oficialmente que ya hay control en
Atenco, sin tomar en cuenta que la gravedad prevalece y en tiempos de elecciones
presidenciales, por ello lo único deseable es que no se repita otro 68.
Así fue el dos de octubre de 1968 y el jueves de Corpus de 1971, se iniciaron
por conflictos baladíes, un choque entre preparatorianos y alumnos de una
vocacional del Instituto Politécnico Nacional y luego una marcha sin mayor
trascendencia de estudiantes normalistas y politécnicos. Ahora el pretexto
fue el desalojo de 8 floristas que se habían instalado en una calle adyacente al
centro histórico de Texcoco.
Al igual que antaño, intervinieron primeramente elementos de la policía
municipal, luego la estatal y la Federal, conocida ahora como Preventiva, sólo
faltó la intervención del Ejercito y que bueno que no salió de sus cuarteles, y
finalmente todas a la vez. Así, de los simples enfrentamientos en las
inmediaciones del mercado texcocano, según se dice era el momento de vengar
antiguos agravios, se traslado el operativo político policiaco al corazón mismo
del poblado de San Salvador, donde sus moradores desde el 2001 vivían
atrincherados ante la arbitraria decisión de pagarles la miserable cantidad de 7
pesos 20 centavos el metro cuadrado de sus tierras, cuando la especulación ya
había ubicado su costo en 230 dólares.
Exacto como en el 68 y en el 71, sin ninguna necesidad y cuando los atenquenses
ya habían sido sometidos, la brutalidad policíaca se manifestó en toda su
crudeza irracional, como sucede en cualquier parte del mundo, cuyos gobiernos
mantienen y preparan a estos cuerpos para reprimir con fiereza a todo
conglomerado que no se pliega a sus decisiones.
Se hicieron detenciones indiscriminadas y más de 100 vecinos de Atenco están
confinados en cárceles, desde el mismo líder del Frente de Pueblos, Ignacio del
Valle, su hijo y se busca a la hija, por cargos tan aberrantes como secuestro,
lesiones y daños a las vías generales de comunicación, ya no más faltaba que
también se les cargará el de "disolución social", que derogara el Movimiento del
68. La pregunta se antoja inmediata: ¿estos cargos son por el asentamiento
y enfrentamiento con los floristas? Lo cual sería una verdadera exageración, o
¿son delitos impuestos por el pasado de agravios y hoy se imponen como venganza,
escarmiento y advertencia? Al desconcierto y desazón de la sociedad, ante las
repercusiones negativas en el extranjero, hay dos elementos más que si nos son
tomados en cuenta como los anteriores, las consecuencias pueden convertirse de
tal magnitud que además de contaminar el proceso electoral presidencial pueden
degenerar en más y más violencia. Las culpabilidades mutuas entre los
gobiernos municipal, estatal y federal ante el epíteto generalizado de Gobierno
represor, no tardaron en manifestarse, de ahí las respuestas beligerantes de
otros grupos sociales en apoyo de los de Atenco, como son los estudiantes
universitarios y politécnicos, el Grupo Francisco Villa y el Frente Zapatista de
Liberación Nacional, el EZLN como prefiere que se le llame el Gobierno, cuyo
líder "subcomandante Marcos", llamado ahora "delegado cero", está atrincherado
con los suyos en el mismísimo poblado de Atenco, ¿entonces dónde está el control
del que se ufanan las autoridades? Para bien del país y de la región lo deseable
es que no ocurra otro 68. Y habría que preguntarse: ¿Vicente Fox Quesada
no tendrá cuando menos un asesor que le aconseje que estas no son las formas
adecuadas para reprimir o vengarse de un poblado, que en defensa de sus tierras,
seguramente lo agravió al no permitirle realizar la obra de su sexenio?
¿No habrá uno o algunos de sus cercanos colaboradores que le diga: presidente no
es por ahí el camino, imagínese que en 10, 20, no más de treinta años, por
aquello de la prescripción del delito, se cree una Fiscalía Especial para
Crímenes del Pasado, como la que instauró con tan pésimos resultados, y entonces
sea usted el investigado y seguramente, con la experiencia adquirida, además sea
sometido a juicio? ¡Que no se repita otro 68! - Teodoro Rentería Arróyave es
periodista y escritor, vicepresidente de la Federación Latinoamericana de
Periodistas, FELAP.