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Comunicado de las FARC-EP
Elecciones en la recta final
El 28 de mayo elecciones presidenciales en Colombia :: Para nosotros está claro
que por su concepción como ganadero latifundista, por los intereses económicos
oligárquicos que defiende y por la avasallante influencia que ejerce la Casa
Blanca sobre su persona, Álvaro Uribe significa violencia antipopular.
Los recurrentes, extendidos y combativos reclamos que desde las más apartadas
zonas del país y desde la plaza de Bolívar, desde sindicatos y cabildos,
empresas e institutos oficiales, universidades y colegios, carreteras y
avenidas, barrios y veredas, le hacen sectores mayoritarios del país al gobierno
por su absoluto desinterés en materia social, caracterizan no sólo el periodo
electoral que atravesamos sino el cuatrienio presidencial que termina.
Mientras el pueblo lucha por sus derechos conculcados, los grandes propietarios
nacionales y extranjeros, reales beneficiarios de la estrategia neoliberal
uribista, manipulan por una reelección que les permita incrementar sus ganancias
y afianzarse en el aparato del Estado, fortalecidos ahora por el paramilitarismo
legalizado.
La guerra uribista no ha arreglado nada ni va a solucionar nada trascendente
para el país porque los incendi! os no se apagan con gasolina. Las balas y las
bombas oficiales, así estén bendecidas por algunos obispos, solo incrementan el
terror entre la población civil sin que la estrategia contrainsurgente de Bush y
Uribe logre resultados, sencillamente porque la guerra de guerrillas
revolucionaria es invencible mientras haya razones objetivas que la generen en
un país nutrido históricamente con la dignidad de la Gaitana, Galán, Antonio
Nariño, Simón Bolívar, Rafael Uribe, Jorge Eliécer Gaitán y Jaime Pardo Leal.
Es tan compleja la situación que en numerosos frentes de combate se escucha
públicamente un creciente rumor de oficiales y soldados que desean la derrota
electoral uribista porque aspiran al triunfo de algún patriota incansable pero
en la búsqueda de la reconciliación y la solución política del conflicto.
Es que la guerra contra la injusticia social, la pobreza y la desigualdad no se
gana con berrinches ante las cámaras, ni descalificando a oficiales y! soldados
que enfrentan sobre el terreno las crueldades y dure! zas de u na guerra
fratricida como la colombiana. Mucho menos si ella se da en medio de una gran
ola de corrupción oficial frente a la cual el presidente elude su
responsabilidad seguramente porque "la victoria tiene muchos padres, pero en
cambio la derrota es huérfana".
Por otro lado ha sido lamentable, para todos quienes buscamos salidas políticas,
la renuncia del ex ministro Álvaro Leyva Durán a su aspiración presidencial. Las
amenazas y seguimientos provocadores sobre él y la hostilidad manifiesta de las
huestes oficiales, según denunció, lo llevaron a tal determinación. El país que
anhela la reconciliación, confía en su experiencia, capacidad y concurso para
perseverar en la búsqueda de la paz.
El país ha asistido asombrado por estos días a las componendas oficiales con los
gringos, adelantadas a puerta cerrada, para empeorar el arrodillado e
inaceptable TLC, también ha escuchado las oportunistas ofertas electorales de
Álvaro Uribe tratando de hac! er suyas las políticas sociales que ha combatido
como senador y presidente; se ha aterrorizado con los asesinatos selectivos de
activistas de oposición como el de Jaime López, las amenazas sobre líderes
populares, el repudiable asesinato de la señora Liliana Gaviria y el novelón que
montaron a la carrera los generales Castro y Naranjo para impedir efectos
negativos sobre la campaña uribista, todos ellos episodios signados por un
gobierno antipopular que polarizó a fondo a la sociedad colombiana.
Para nosotros está claro que por su concepción como ganadero latifundista, por
los intereses económicos oligárquicos que defiende y por la avasallante
influencia que ejerce la Casa Blanca sobre su persona, Álvaro Uribe significa
violencia antipopular. Su oportunismo electoral en torno al Intercambio
Humanitario y a las posibilidades de Reconciliación y Paz, nos refuerzan en esta
convicción.
Secretariado del Estado Mayor Central
FARC-EP.
Montañas de Colombia, Mayo 22 de 2006