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Jefe militar del ELN no ve razón para cese del fuego
Patricia Grogg
IPS, La Habana
El insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia no contempla
"por ahora" un cese del fuego durante los comicios del 28 de este mes, en los
que el derechista presidente Álvaro Uribe buscará la reelección.
"No hay razón para que nos sintamos motivados a hacer una acción parecida a la
de abril pasado", dijo en exclusiva a IPS Antonio García, responsable militar de
esa organización izquierdista en armas que dialoga desde diciembre con el
gobierno de su país.
García, de 50 años, miembro del Comando Central del ELN, conversó con IPS cuando
ya tenía las maletas listas para regresar a su campamento guerrillero en
Colombia, tras finalizar en La Habana, entre el 25 y el 28 de abril, su tercera
ronda de pláticas con el delegado gubernamental colombiano Luis Carlos Restrepo.
Aunque con fama de "duro", el comandante participa desde hace años en las
iniciativas de paz del ELN y se muestra cauteloso al hablar de sus
conversaciones con Restrepo, alto comisionado de Paz del gobierno de Uribe.
García comenzó por asegurar que este proceso seguía en "fase exploratoria",
porque "el gobierno tiene aún que despejar si realmente tiene interés y va a
proyectar con seriedad una salida política al conflicto", cuya existencia,
además, no ha reconocido "formalmente".
"Eso nos hace a nosotros mantener cierto tacto, para observar con claridad si
hay posibilidades o no de caminar hacia una solución política. (à.) No nos
arriesgamos a ir a pasos acelerados con este gobierno, hasta tanto no haya
claridad de que efectivamente sí se quiere avanzar en esa dirección", señaló.
La ronda de fines de abril terminó sin acuerdos concretos ni fecha definida para
un cuarto encuentro, que, en todo caso, nunca sería antes de los comicios del 28
de mayo. Pero quedó aclarado que el reconocimiento político concedido a García y
a otros dos miembros del ELN participantes del diálogo estará vigente mientras
dure el proceso.
Como resultado de la segunda ronda de conversaciones en febrero pasado, el
gobierno de Uribe reconoció "la calidad de Miembro Representante a los
integrantes de la delegación del ELN, de conformidad con la ley 782 de 2002",
aunque dijo públicamente que la medida tenía un plazo de sólo tres meses.
Esa figura jurídica permitió a García viajar hasta Medellín, capital del
departamento colombiano de Antioquia, y entre el 21 y el 17 de abril dialogar
allí con estudiantes, dirigentes sindicales, comunitarios, religiosos y de otros
sectores de la sociedad civil.
"Allí estuvimos en la Casa de Paz, donde había condiciones de seguridad y estaba
el cuerpo diplomático", señaló. Pero eso ni significa que "están dadas las
condiciones" para que él pueda realizar trabajo político de manera pública.
"Creer lo contrario sería una ingenuidad", recalcó.
La iniciativa de la Casa de Paz surgió el pasado año justamente para facilitar
este proceso de consultas del grupo guerrillero con sectores sociales.
De la tercera ronda quedó el compromiso mutuo de estudiar documentos elaborados
en meses pasados como base para avanzar en "lo que puede ser" el diseño del
proceso y la construcción de la agenda de paz. "Las grandes decisiones están en
ese campo", subrayó García.
Pero no puede haber resultados hasta tanto no haya un diseño claro de qué se va
a discutir y cómo, insistió. "Por eso el avance es muy lento, y esta fase que
viene, de diseño del proceso y agenda, es muy compleja, porque tiene que ver con
cuáles son los dos objetivos últimos de la paz, vistos desde el gobierno y desde
el movimiento insurgente. También hay que definir la participación de la
sociedad", señaló.
García aseguró que Bogotá ha mantenido su esquema de la paz entendido únicamente
como un problema de acabar con la confrontación armada, pero "un diseño del
proceso que solamente se quede en la desmovilización y el desarme no va a
funcionar", estimó.
"Para nosotros, el conflicto es integral, es social, económico, político y
militar, y el camino de solución política tiene que atacar esas causas, y tiene
que haber un comprometimiento del Estado en que se requieren reformas, cambios
en la estructura social, económica y política", insistió.
En este punto, García recordó que uno de los principales problemas de Colombia
es la desigual distribución de la riqueza. La sociedad colombiana es excluyente,
injusta, con un Estado que no atiende las necesidades básicas, y eso es lo que
ha producido esta crisis, señaló.
Según datos del Banco Mundial, el 20 por ciento más rico de la población
colombiana recibe 60 por ciento del ingreso nacional, mientras en un país como
Suecia, esa misma porción de la sociedad absorbe 34 por ciento de los ingresos.
Además, la pobreza crece. En 1995 era pobre 60 por ciento de la población, y
ahora 67 por ciento de los habitantes viven en esa condición.
El desempleo alcanza aproximadamente a18 por ciento de la población activa en
las zonas urbanas en las que viven tres cuartas partes de los colombianos.
De los encuentros en Medellín, García concluyó que había un "diseño novedoso",
acompañado de procesos de "nueva gobernabilidad" en los planos local y regional,
que podrían contribuir junto al proceso de paz a materializar escenarios de
participación política para apoyar y hacer viable la democratización del país.
Ante el eventual impacto del resultado electoral en el proceso de paz, García
advirtió que la política en Colombia es altamente inestable, y que Uribe comenzó
a bajar en las encuestas, contrario al aumento de las opciones democráticas.
"Falta menos de un mes para los comicios, y las encuestas van marcando
tendencias que son un cuestionamiento a la política gubernamental", consideró.
También es creciente el interés por las opciones alternativas. "Si el Polo
Democrático (una coalición de izquierda) queda como segunda fuerza en el país,
ya es un éxito importante. Porque marca una tendencia de otra fuerza en Colombia
que puede ser decisiva en el futuro, independientemente de que gane Uribe",
afirmó.
El ELN continuará adelante con su decisión de trabajar por la paz, "quiéralo o
no Uribe" si resulta ganador, dijo García. "Será él quien evidencie si quiere
seguir o no. Mientras tanto, vamos a seguir trabajando en la Casa de Paz, en la
mesa, para seguir vinculando a la sociedad", aseveró.
El camino por el cual transita el ELN no excluye la lucha armada ni significa su
fracaso, aclaró el dirigente guerrillero. "Hasta tanto un proceso de
democratización no se sienta caminando y posible de llevar a Colombia hacia un
futuro de paz y transformaciones, el movimiento insurgente no va a desaparecer.
Es la única opción de crítica al establecimiento", señaló.
El ELN es la segunda guerrilla izquierdista del país andino, después de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Según fuentes militares,
cuenta con unos 4.500 combatientes, muchos menos que los 46.000 atribuidos por
el investigador canadiense James Brittain a las FARC, que no participan del
diálogo con el gobierno de Uribe.
"El ELN es un proyecto político-militar y social, de modo que contarlo sólo por
sus hombres en armas es equivocado. Lo esencial es que nuestra fortaleza está en
nuestras ideas", indicó García, quien aclaró que el proceso quedaba abierto a
otras propuestas.
"A lo mejor, desde las FARC se pueden plantear otros escenarios, otra lógica,
que pueda ser confluyente más adelante con esta óptica que se ha venido
construyendo con el ELN. De ese modo, el país podría tener una dinámica de paz
mucho más global", concluyó.
Ambas guerrillas izquierdistas enfrentan al Estado desde 1964. En el conflicto
colombiano actúan además escuadrones de la muerte estrechamente ligados al
narcotráfico, agrupados como Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), ahora en
proceso de desmovilización de una parte de sus efectivos.