Latinoamérica
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Las instituciones funcionan… en la medida de lo posible
El ojo que ves no es
ojo porque tu lo veas
es ojo porque te ve
Antonio Machado
Juan Varela Reyes
Nuevamente, como sociedad, nos vemos acudidos y violentados por estas
paradojas de esta "democracia", que ha sido incapaz de enfrentar una nueva
situación de injusticia, que no ha sido resuelta correctamente. Debemos decir,
eso sí, que al hablar de esta "democracia", nos estamos refiriendo básicamente a
la personificación que ella tiene en los "personeros del gobierno".
En este drama, que hasta el propio Kafka habría sido sobrepasado, ha habido
lugar para todo : desde los discursos grandilocuentes de algún mandatario que la
historia enseña que hay que olvidar rápidamente; hasta la cobardía de algunos
que no han tenido la decisión – menos la voluntad – de jugarse por aquello que
han prometido; pasando por la ingenuidad de otros que pensaron que el eufemismo
de que "las instituciones funcionan" era cierto, olvidando que dicho
funcionamiento siempre es una cuestión de relaciones y en donde inevitablemente
hay al menos dos parte que entran en juego y que, durante más de 30 años dichas
relaciones sólo han funcionado en un sentido y una sola dirección.
El peligro de la situación a la que estamos asistiendo, sobre un nuevo atropello
a los derechos humanos, es la de acostumbrarnos a pensar que esto es obra de la
casualidad y no de una causalidad, que viene del tipo de
democracia que estamos presenciando. Una democracia fundada en un modelo
excluyente e injusto no tiene porque dar otro resultado que no sea la exclusión
y la injusticia, por tanto el problema no está en la exclusión, sino en el
modelo y fundamentalmente en el sistema.
Cada administrador (a) de este modelo – neoliberal capitalista con todas sus
letras – ha hecho al inicio de su administración una profesión de fe sobre lo
que quiere alcanzar en su mandato en distintas áreas y materias. Es así como
hemos visto desfilar ofertas y promesas sobre: justicia, equidad, igualdad,
justicia social y una serie interminable de promesas. Lo que olvidan estos (as)
canallas es que cada una de sus promesas tienen rostros y cuerpos concretos;
hay, además, una historia que, por dormida que esté en la conciencia colectiva,
más temprano que tarde, ella despertará y exigirá cuentas; como decía Neruda:
"decídanse señores, a hablar en serio ahora, después el mar es duro, y llueve
sangre".
En medio de las alabanzas imperiales a un modelo que, día tras día, acrecienta
la desigualdad y la injusticia social, porfiadamente la memoria de nuestros
héroes sigue gritando, reclamando su lugar en la historia. Pero este grito es
por la justicia, por la dignidad; ellos siguen empujando valientemente nuestra
historia, denunciando los atropellos a la memoria histórica.
Lo que se ha hecho con la memoria de ellos, más allá del imperdonable hecho de
ser una falta de respeto a sus familiares y amigos, ha sido, como decíamos, un
nuevo atropello a los derechos fundamentales de la dignidad humana. Ha sido una
puesta en escena de la cobardía, de la felonía y la traición, de este grupo de
administradores, incapaces de desligarse de sus amarres con el poder; ha sido
una muestra inequívoca que la honestidad se les quedó olvidad en algún remoto de
su pasado.
Un viejo administrador de este modelo instaló una frase que es el reflejo de su
cobardía, oportunismo y bajeza: "justicia en la medida de lo posible"; si ello
ha sido así en los hechos, entonces nuestra reflexión nos dice que había una
posibilidad para la injusticia, porque la duda cancela la justicia como tal: la
justicia se justifica por si sola y tautológicamente: no hubo ni hay justicia.
Tras esa frase corrieron los "funcionarios", a pregonar a todos los vientos esta
nueva simbiosis entre justicia e injusticia y con ello cancelaron toda
"posibilidad" de enfrentar nuestra historia reciente de forma valiente; pero la
cobardía se la dejamos a ellos, nunca nos hemos dejado llevar por sus discursos…
allá otros que les creyeron.
En dictadura se violaron sistemáticamente los derechos humanos, y en ello hay
responsables y también cómplices, los cuales deben ser juzgados y pagar por sus
crímenes; en "democracia", y a partir de los acontecimientos que motivan nuestra
reflexión, también ha habido atropellos a los derechos humanos, por tanto es de
lógica deducción que también acá hay responsables que deben ser juzgados y
también cómplices… "¿no es de eso que trata la continuidad histórica"
Juan Varela Reyes
Comisión Política
Movimiento de Izquierda Revolucionaria
MIR
Santiago, Abril de 2006
El camino de los acuerdos… o la flauta del Mago Merlín
Somos una vitrina, somos un espejo
donde se miran los pueblos de
América y tenemos que trabajar
para hacer, cada día más grandes
nuestros aciertos, más pequeños
nuestros desaciertos
(Che Guevara)
A partir del 13 de Diciembre de 2003 se instaló en la retina de la sociedad
chilena un nuevo referente político y social que, tras largos meses de
conversaciones y reuniones anteriores, dio paso a la conformación del Poder
Democrático y Social (Podemos). Sin duda una fecha histórica para las esperanzas
de millones de chilenos que veían en ello una luz de fuerza a sus anhelos de
empezar a tratar de cambiar la historia, escrita siempre con la pluma de los
oficialistas.
En este proceso convergieron sectores de distinto signo ideológico y político,
todos queriendo aportar a la construcción de una nueva organización que
respondiera a la búsqueda de una respuesta a los afanes de consolidación del
modelo neoliberal por parte de la Concertación, en el gobierno por casi ya 16
años.
Fue un trayecto del camino no exento de dificultades, de escollos que había que
sortear en aras de la unidad, como el medio que facilitaría que esta nueva
herramienta realmente estuviera al servicio de los intereses de los
trabajadores, de los pobladores, de las mujeres y jóvenes y avanzara
decididamente en el objetivo de lograr una verdadera democratización de nuestra
sociedad.
Dando tumbos, la izquierda chilena había venido buscando caminos de unidad y
siempre el problema era (y es) el mismo: la actitud de una parte de esta
izquierda, incapaz de mirar y situarse, con todas sus luces y sus sombras, sólo
en un lado de la situación. Es cierto que esta parte de la izquierda tiene el
peso específico propio que le permite aglutinar a su lado a todos los sectores
que bien intencionadamente reclaman la unidad "de todos y con todos", haciendo
caso omiso, muchas veces, de los distintos intereses que entran en juego a la
hora de cuestionar la legitimidad del modelo y de distinguir entre la esencia y
la apariencia de las cosas. Pero no es menos cierto que a la hora de las
definiciones más gruesas siempre esta parte de la izquierda ha buscado todos los
subterfugios que le permitan poner "sus huevos en distintos nidos",
parafraseando un cuento uruguayo muy a propósito que dice: "el telutero siempre
pone sus huevos en la derecha y cacarea en la izquierda".
El recorrido hecho hasta ese momento ha demostrado la justeza en la construcción
político y social que significó el PODEMOS para la izquierda, para el pueblo, en
suma, para todos los pobres y marginados de la sociedad chilena. Los momentos de
definición político- electoral así lo señalaron. El caudal de personas, hombres
y mujeres, que se involucraron con todas sus fuerzas en la tarea señaló con
precisión que el camino de la unidad escogido había calado de manera firme en
las conciencias y las voluntades de miles de patriotas.
Sin embargo, todo lo andado ha sido desandado, con los consiguientes efectos que
tiene sobre todo en el ánimo de chilenos y chilenas; nuevamente esta izquierda
ha puesto encima de la mesa sus intereses de figurar como actor político
relevante, olvidando que la serpiente cascabel muerde mortalmente aunque su
sonido es muy bonito.
Lo peligroso de esta situación es que se confunden mañosamente esencias y
apariencias y es fácil nombrar realidades con otros conceptos que se yuxtaponen
de manera simplificada. Entre las principales confusiones entre esencia y
apariencia que esta izquierda olvida se destacan:
Lo esencial de lo que ordena la política en la actualidad es una Constitución
hecha, impuesta y desarrollada por la dictadura y la concertación y que se ha
constituido en la camisa de fuerza con que se encuentra el proceso de
democratización, instalando concepciones falaces como el proceso de "transición"
que no es posible plantearse desde quienes controlan el poder y la hegemonía. La
apariencia es que existe un sistema binominal – por supuesto perverso – pero que
no es la causa central de la situación de desigualdad e injusticia social que
sufren la mayoría de los chilenos y chilenas.
Lo esencial que ordena el desarrollo económico chileno es un modelo económico
neoliberal – capitalista que explota a los trabajadores y depreda las riquezas
de nuestro país. La apariencia dice que es posible negociar dentro de los marcos
de este modelo, condiciones de vida dignas y justas para todos.
La esencia del quehacer de los chilenos está dado por una hegemonía cultural que
impone significados extranjerizantes y alienantes, despersonalizando las
relaciones sociales de los habitantes de este país. La apariencia dice que "esto
no es tan malo y que es posible humanizar el capitalismo".
Esto es lo que está en juego
Pero esta situación no es ingenua ni bien intencionada, hay un tras fondo que es
necesario ir develando, con toda su brutalidad de lo que se trata es que la
concertación amplíe progresivamente su base de apoyo, que le permita seguir
contando con mayores niveles de adhesión.
Como por arte de magia el mago Merlín ha hecho sonar su flauta y todos los
ratones han salido tras de él, en correcta formación y repitiendo las consignas
de las apariencias, dejando olvidadas la esencia y la dignidad en alguna parte,
en alguna reunión alejada de nuestro país. Pero este mago merlín es también otro
ratón del verdadero mago, de aquel que mueve como marionetas a todos aquellos
que viven pensando en la figuración y en alcanzar alguna migaja con la cual
sentirse contentos y hacer creer a los demás que todo está cambiando, aunque
nada cambie.