Latinoamérica
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Bachelet, los derechos humanos y el nuevo trato ciudadano
Eduardo Andrade Bone
CDP AIP / BRUSELAS
edomalme@gmail.com
Uno de los aspectos que destacan del programa de gobierno de Michelle
Bachelet, es lo relativo a lo que la mandataria llama "el nuevo trato
ciudadano", en la cual señala: "Los chilenos estamos orgullosos de haber
derrotado la dictadura, recuperado "la democracia y reestablecido las libertades
públicas. También estamos orgullosos del esfuerzo de los últimos 15 años por
"profundizar y perfeccionar nuestra democracia". Luego agrega: "Pero construir
un país libre e igualitario es una tarea incompleta. Tenemos muy claro lo que
nos queda por hacer. Para llegar a ese diagnóstico basta con mirar francamente
nuestra realidad. Todavía hay chilenos cuyos derechos no son plenamente
respetados".
Y es aquí precisamente donde quisiéramos detenernos un poco; luego de ser
estabilizados en el Hospital Regional de Temuco, los comuneros mapuches Juan y
Jaime Marileo, Juan Carlos Huenulao y la activista pro indígena Patricia
Troncoso continúan con una huelga de hambre que lleva más de 50 días, en reclamo
por la condena de 10 años y un día aplicada por el delito de presunto incendio
terrorista que afectó el 19 de diciembre de 2001 al fundo Poluco Pidenco, de la
empresa Forestal Mininco.
Los huelguistas exigen al Gobierno la libertad, el cese de la aplicación de la
Ley Antiterrorista promulgada durante el régimen militar, y han expresado su
deseo de llegar hasta las últimas consecuencias al interior de la cárcel de
Temuco, de no acceder las autoridades a sus peticiones. Lo cierto es que el
gobierno de Michelle Bachelet , ante la situación de los huelguistas de hambre,
que luchan por sus derechos ancestrales, lo único que ha hecho hasta el momento,
no es otra cosa que limpiarse las manos, puesto que el gobierno de la
Concertación señala que esta situación es un problema netamente jurídico y son
los tribunales los llamados a resolver la situación.
En este plano la cacareada defensa de los derechos humanos que ha realizado la
mandataria en la Argentina y Brasil, en sus dos primeros viajes al exterior, no
ha sido otra cosa que farándulismo político, como se acostumbra hoy en día, en
la restringida y mediocre democracia chilena. Seguramente y lo más probable es
que la mandataria, en el encuentro cumbre de la Unión Europea y los países
latinoamericanos en Viena, volverá a destacar su papel y labor en defensa de los
derechos humanos, mientras a los comuneros mapuches en huelga de hambre se les
deteriora más y más su estado de salud, con grave riesgo de sus vidas, es la
doble moral, de los gobiernos de la Concertación.
Florencia Saravia, madre de los hermanos Marileo, manifestó a la prensa que el
estado de salud de todos los huelguistas es crítico. "Están muy mal. Van a morir
por haber sido condenados injustamente. Pido al Gobierno que les dé la
libertad", manifestó la mujer. Los huelguistas han perdido cerca de 20 kilos y
presentan debilitamiento físico, pérdidas momentáneas de conciencia y fatiga
para realizar acciones básicas.
Con respecto a la discriminación y los derechos humanos, la Bachelet dice en su
programa: "Será prioridad fundamental de nuestro gobierno procurar la
erradicación de toda forma de discriminación por motivos de raza, color, género
u orientación sexual, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra
índole, origen nacional o social, condición o estatus de inmigrante, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición social". Sin embargo lo que
está claro hasta el momento, es que durante 16 años de gobiernos
concertacionistas, además de los de la dictadura, se han realizado todo tipo de
intentos de aniquilación de los pueblos originarios chilenos, se han
implementado políticas de asimilación y exterminio. El Estado chileno ha ido en
defensa de los hacendados y latifundistas que han usurpados, de diversas formas
las tierras del pueblo mapuche. El Estado chileno, siempre ha actuado de forma
totalitaria y con una conducta imperial, con respecto a la situación de los
pueblos originarios chilenos, de eso, sin duda que la presidenta Bachelet, nada
dice al respecto.
La primera mandataria incluso comenzó su primera gira a Europa, dando las
espaldas a la situación de los huelguistas de hambre Juan y Jaime Marileo
Marileo, Juan Huenulao y Patricia Troncoso que están recluidos en la cárcel de
Angol, tras ser condenados a diez años de prisión. Los presos, que exigen la
revisión de su situación judicial y que se revoque el fallo por el que se les
aplicó la legislación antiterrorista, también fueron sentenciados al pago además
de una indemnización de $ 423 millones a la empresa Forestal Mininco,
propietaria de los bosques quemados.
Pero la presidenta Bachelet no solo ha dado las espaldas a la situación que
están padeciendo los huelguistas de hambre y los problemas sin resolver del
pueblo mapuche, además hace tabla rasa de las preocupaciones que manifiestan lo
más diversos organismos internacionales, preocupados por la suerte de los
pueblos originarios en América Latina, en materia de derechos ancestrales y
humanos.
Al respecto vaya un ejemplo, Rodolfo Stavenhagen instó al Gobierno "a
desarrollar todos los esfuerzos que estén a su alcance para llegar a acuerdos
que permitan dar una salida a la situación planteada por los presos". El relator
especial de Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos y las
libertades fundamentales de los indígenas, Rodolfo Stavenhagen, manifestó una
vez más su preocupación por el "debilitado estado de salud de varios presos
mapuche en huelga de hambre" desde hace 58 días. La oficina de Stanvenhagen
informó en Ginebra que el relator ha transmitido esa preocupación en una carta
dirigida el pasado 21 abril a la Presidenta Michelle Bachelet, sin que hasta el
momento exista ninguna respuesta.
El experto de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU instó, además, al
Gobierno "a desarrollar todos los esfuerzos que estén a su alcance para llegar a
acuerdos que permitan dar una salida a la situación planteada por los presos".
También pide a la Presidenta que considere la posibilidad de abrir un diálogo
con las poblaciones afectadas que lleve a "soluciones duraderas, no sólo a la
situación planteada por los presos mapuche, sino también a las demandas
históricas de su pueblo".
De allí que el "nuevo trato ciudadano", no pasa de ser una verborrea política
demagógica expresada en un programa de gobierno, que más parece un boquete de
flores, que el deseo real de resolver los grandes problemas que padecen los
chilenos, y entre ellos el de los pueblos originarios del país sudamericano.
Es cuestión de que el propio lector juzgue, leyendo in extenso el programa de
gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, para darse cuenta que en los
apartados relativos a la situación de los pueblos originarios y los derechos
humanos, todo no son más que frases para el bronce. Pareciera que la primera
mandataria, desde el momento mismo que fue candidata presidencial de la
Concertación, viene sufriendo una suerte de amnesia permanente con respecto a
los sufrimientos padecidos en el plano de los derechos humanos por miles de
chilenos, además de lo que significa estar en la cárcel, situación que ella
misma padeció junto a su madre y que pareciera haber olvidado.
La lucha de los huelguistas de hambre y de todo el pueblo mapuche es una lucha
legitima, justa e histórica. Bachelet es presidenta no sólo gracias a los votos
del pacto Juntos Podemos Más, también lo es por lo votos entregados a su
candidatura por una buena parte del pueblo mapuche. Sin embargo, pareciera que
la elite política chilena, una vez que empieza a saborear los privilegios del
poder, empieza también a sufrir una suerte de metamorfosis, cuyo efecto mayor es
olvidarse de los que han sufrido todas las consecuencias del capitalismo
neoliberal, que en Chile ha creado grande desigualdades sociales y que los
pueblos originarios han padecido de una forma más brutal que el resto de los
chilenos. Por ello la huelga de hambre de los comuneros mapuches, requiere de la
denuncia y de la solidaridad de todos los que abrazan la causa de los derechos
humanos y el reconocimiento integral de los pueblos originarios chilenos.
Fuente: lafogata.org