Latinoamérica
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Lo que ganan las transnacionales petroleras en Bolivia
Mínima inversión, máximos y obscenos beneficios
Carlos Fernández-Vega
TRAS LA NACIONALIZACION decretada el pasado lunes por Evo Morales vino el
amarre de navajas y los ánimos se caldearon.
LAS TRASNACIONALES QUE operan en Bolivia reportan
uno de los más altos índices de ganancia en la industria petrolera mundial.
Informes oficiales del gobierno boliviano establecen que esos consorcios han
tomado el control de los ricos yacimientos de petróleo y gas, con los costos de
producción más bajos del mundo, al haber recibido sin mayores inversiones los
gigantescos pozos y campos desarrollados por el Estado, pagar impuestos casi
simbólicos.
REPSOL Y AMOCO, que tomaron el control de la ex
empresa estatal boliviana YPFB, presentan los costos unitarios de producción y
de exploración de hidrocarburos más bajos entre 200 empresas analizadas a nivel
mundial. El costo promedio para la producción de un barril equivalente de
petróleo es de 5.6 dólares a nivel mundial, pero en Bolivia se reduce, en el
caso de Repsol, a sólo un dólar y en el de Amoco a 0.97 dólares. En el ámbito
internacional, únicamente la petrolera Niko Resources tiene un costo de
producción más bajo (0.87), según consigna la publicación internacional Global
Upstream Performance Review 2003.
LAS OTRAS TRASNACIONALES que operan en Bolivia,
como Total, Maxus, Petrobras, British Gas, Panamerican Gas y Shell, también
tienen costos muy bajos, producto de las excesivas y onerosas concesiones que el
Estado boliviano otorgó en la década de los años 90, cuando se privatizó
("capitalizó", según la versión gubernamental de aquellos años) la industria
petrolera boliviana y se desmanteló la empresa estatal. Los costos de producción
incluyen gastos operativos, mantenimiento de pozos, infraestructura y
equipamiento, gastos administrativos directos e impuestos de producción.
TODAS LAS INVERSIONES y trabajos de prospección,
exploración y desarrollo de campos realizadas por el Estado boliviano
beneficiaron directamente a las petroleras extranjeras, que sin invertir
demasiado encuentran gas y petróleo a raudales. No es casual que el informe
oficial establezca que las trasnacionales que operan en el país tengan también
los costos más bajos en la búsqueda y desarrollo de un barril equivalente de
petróleo, que es de 8.58 dólares a nivel mundial y de 5.66 dólares el promedio
latinoamericano. Este costo en el caso de Repsol en Bolivia es de apenas 0.40
dólares por barril equivalente de petróleo, 20 veces por abajo del promedio
internacional y 14 veces menos que el latinoamericano.
EL RESTO DE las trasnacionales energéticas que
operan en Bolivia tienen similares indicadores y sus perspectivas para
acrecentar sus ingresos son enormes. Con una escasa tributación, costos tan
bajos y aprovechando al máximo el trabajo anterior desarrollado por el Estado,
invertir en Bolivia se ha convertido en sinónimo de altas ganancias y escasos
riesgos.
EL INFORME SUBRAYA que la tasa de éxito para
encontrar gas y petróleo en Bolivia es una de las más altas del mundo: 50 por
ciento, en comparación con otros países donde ese nivel llega a 20 por ciento.
Esto quiere decir que a nivel internacional 8 de cada 10 intentos por encontrar
gas y petróleo están condenados al fracaso; en Bolivia cinco de cada 10 intentos
dan resultado.
LOS BENEFICIOS OBTENIDOS por las trasnacionales
se agrandan en Bolivia, no sólo por la vigencia de los bajísimos costos de
producción y los reducidos impuestos (las petroleras pagan apenas el 18 por
ciento del valor de la producción hidrocarburífera en boca de pozo), sino
también por los reducidos márgenes de la refinación de hidrocarburos y su
conversión en gasolina, gas licuado y otros carburantes que son comercializados.
LOS CONSUMIDORES DOMESTICOS e industriales del
país más pobre de Sudamérica deben pagar por carburantes como si fueran
importados de Kuwait o Arabia Saudita, todo en beneficio de las trasnacionales
petroleras, que además tienen la capacidad tecnológica y administrativa para
maquillar sus cuentas financieras, burlar los endebles controles estatales y
presentar un nivel de ganancias por debajo de lo real para así pagar menos
impuestos.
LAS PETROLERAS EXTRANJERAS que explotan los
recursos naturales no renovables de Bolivia pagan muy pocos impuestos. Como
muestra, en el quinquenio 1998-2002, Repsol apenas pagó 4.3 millones de dólares
como promedio anual, y 5.2 millones Amoco.
AHORA, CAMBIAN LAS reglas del juego.