Latinoamérica
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La crisis energética rioplatense
Eleuterio Fernández Huidobro
En este artículo el senador uruguayo manifiesta la crisis de inversión que existe en los países del Río de la Plata, y la falta de confianza en la provisión energética desde Argentina. Aboga por complementar el transporte de gas por tubería con el de buques metaneros, y exalta el papel que puede jugar un puerto uruguayo de aguas profundas.
Está saliendo humo por las chimeneas de la Central Batlle. Es una pésima noticia. Y estamos corriendo el 'riesgo Argentina' y el 'riesgo Región'.
Las represas están paradas 'guardando agua para el invierno'. Ojalá que llueva.
Andamos comprando energía eléctrica en Brasil, gas en Bolivia y petróleo 'barato' en Venezuela (porque a más de sesenta dólares el barril la cosa es brava: más del veinte por ciento de nuestras importaciones). Ojalá que pare de subir.
El humo que sale de la Central Batlle (para poder guardar agua en las represas), es de hidrocarburos: una montaña de dólares quemados por hora.
El nudo estratégico que se ha venido denunciando desde hace años, oprime la garganta de Uruguay. Somos culpables de él.
No construimos a tiempo las centrales de ciclo combinado y, encima, trancamos (entre fines del 2004 y principios del 2005) la construcción, tardía pero por fin, de la primera. Compramos a cambio unos generadores térmicos 'aeroderivativos' (turbinas de avión) caros por precio y por ineficientes que Dios quiera estén prontos para entrar en servicio este invierno (dentro de unas semanas). Todo parece indicar que Dios no lo va a querer (tal como muchos advirtieron) con lo que, a cambio, tendremos temporal político. Está clavado.
Desmantelamos hace lustros la flota petrolera propia y ahora, por la conocida falta de dinero, no podemos avanzar al respecto ni un tranco de pollo. Las culpas se pagan.
Seguimos con un sistema de transportes carísimo (sin ferrocarril por ejemplo). Y salvo atrasar el reloj no está en marcha un débil ni un enérgico plan de ahorro (salvo en el caso del tabaco). Miramos para el costado y seguimos fumando petróleo 'a lo bobo'. Como si nada.
En materia de energías alternativas se puso en marcha el plan alcoholero del norte y parece que se pondrá en marcha un primer parque eólico en Rocha. Seguimos estando horriblemente atrasados.
Sobre este panorama, digamos que de culpas propias, arrecia el de las culpas ajenas.
En la Argentina hubo desinversión
Aparte del consabido asunto de las papeleras e incluso como una de sus explicaciones intentadas, se afirma por diversas fuentes que Argentina vive sin aliento la fatal e inexorable cuenta regresiva hacia una nueva crisis energética (como aquella del 2004 que nos cortó la luz y el gas).
De ser así tendremos problemas con el poco gas argentino que a veces recibimos y hasta con la energía eléctrica que compramos en Brasil y deba pasar por territorio argentino.
Nuestra interconexión con Brasil en Rivera apenas permite el paso de 70 Megavatios (otra omisión culpable de vieja data) debiendo el resto venir por líneas argentinas que se verán repletas si Kirchner también le compra energía a Brasil: primero ellos, después nosotros. Si hay espacio.
El gas boliviano también debe pasar por territorio argentino y lamentablemente por gasoductos que no dan abasto (hubo desinversión y no se cambiaron esos caños por otros más anchos).
Argentina y Brasil demandan ese gas; Chile también. Si hay crisis regional (que amenaza) el gas uruguayo (comprado a Bolivia) deberá hacer cola para pasar por el embudo.
Chile, que por consumir mas gas que nosotros ya pasó horas muy amargas debido a la crisis argentina del 2004, está instalando una planta de gasificación en sus costas para traerse el gas por barco... A Dios rogando y con el mazo dando. Estados Unidos ya trasladará de ese modo el gas peruano a sus costas del este y quiere trasladar así el boliviano.
Es la misma solución que está adoptando Europa luego del gran susto que les dio Ucrania cuando, por un lío con Rusia, cortó el paso del gas ruso hacia Europa por los caños ucranianos dejándola a oscuras.
Los gasoductos además de caros, y en especial cuando son largos y atraviesan varios países son inseguros no sólo ante sabotajes sino ante 'la política' (por definición, veleidosa): es más fácil cerrar una canilla que cortar un puente. ..
La experiencia ajena no será ciencia pero tampoco es pecado: debe servir de advertencia. La actualmente propia también.
Es por ello y por el precio del petróleo, que el sector más dinámico de la construcción naval de hoy en día es el de los grandes buques gaseros, gigantescas garrafas flotantes que transportan gas licuado en base a frío por lo que requieren tanto al salir como al llegar instalaciones especiales (de gasificación como en Chile en los puertos de llegada).
Gasoductos más metaneros
Si Uruguay apuesta al gas y a la soberanía debe por lo tanto ir pensando en esos barcos aún cuando esté conectado a imponentes gasoductos vengan de donde vengan.
Dijimos en algún lado que el poder Nacional se construye y que debemos construirlo para que la palabra 'soberanía' no sea retórica pura. Acá tenemos varios ejemplos clarísimos.
Soberanía es inteligencia y sudor. Especialmente sudor.
Están bien los gasoductos pero, como a Dios rogando y con el mazo dando, deben ser acompañados en el caso de Uruguay por buques gaseros.
Dicho sea de paso: vuelve a palparse la íntima conexión entre energía y transporte tanto en el consumo como en el suministro: hablar de petroleros implicó hablar de boya petrolera cuando hace ya como cuarenta años el tamaño más eficaz y eficiente de dichos buques tornaba harto peligroso meterlos en la bahía de Montevideo. Gozando como gozamos de buenas profundidades naturales bien cerca de nuestras costas, se eligió para ello la zona de José Ignacio.
Por las mismas razones hay que pensar en aguas profundas y en lugares tranquilos y seguros si se piensa en gas por barco y por supuesto: si se piensa como puede y tal vez debe pensarse, en suministrarlo para toda la zona o en exportar el de la zona a lejanos confines.
Uruguay puede ofrecer muy buena salida de gas boliviano hacia el mundo por el Atlántico. O en suministrarlo a un polo industrial cercano que lo necesite asegurado por caño y por mar. Tenemos excelentes condiciones naturales para eso.
Ese sueño, junto a otros parecidos, es el que trae de nuevo sobre la mesa de los proyectos que nunca se hicieron, aquel del puerto uruguayo de aguas profundas.
Como desde que lo planteara Artigas y lo repitieran los más grandes
dirigentes uruguayos, no se hizo realidad, la realidad que a la larga es cruda,
nos lo planta cada vez con más desparpajo ante los ojos.