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Latinoamérica
 

De Uruguay, de piqueteros "bótnicos" y otras yerbas.

Enzo Moreno *

Despúes de tanta alharaca barata, de tanta defensa a los "ponchazos" de lo indefendible, de tanta defensa de lo "bueno" de las papeleras, después de tanta argumentación sin base, el triste gobierno uruguayo no tuvo mas remedio que responsabilizar a Botnia, la empresa mas "ecológica del mundo", por la suspensión de la cumbre presidencial entre Vázquez y Kirchner.
El esperado encuentro que superaría diferencias se vió frustrado, no por los famosos "delincuentes piqueteros", ni por los ambientalistas con "sueldos europeos" como dijeron algunos gilazos por ahí,  ahora, quien boicoteó la reunión fué la compañía transnacional Botnia.
Recordemos que el conflicto, en principio vecinal y luego internacional, comienza cuando los habitantes de Gualeguaychú, deciden opinar y oponerse en acción, a la construcción de las contaminantes plantas de celulosa en Fray Bentos.
Luego de desencuentros, bravuconadas y acusaciones del gobierno uruguayo hacia Kirchner, finalmente el gobierno de Vázquez, parece percibir que el problema fundamental es la transnacional Botnia y no el bloqueo popular de un puente.
A pesar de la existencia de un preacuerdo entre Buenos Aires y Montevideo, el cual preveía la paralización de la construcción de las papeleras por un período de 90 días (facilitando así un estudio  medioambiental sobre las mismas), la compañía Botnia de manera unilateral, decidió que en lugar de los 90 días acordados, sólo suspendería la construcción por 10 días. Y al que le guste bien, y al que no también. Punto y aparte.
Esta decisión, por supuesto evita la investigación bilateral, neutral y objetiva, acordada por ambos gobiernos, pero sobre todo evita la potencial caída en picada de las acciones financieras del grupo Botnia, en el caso de demostrarse el efecto nocivo en el medioambiente de este proyecto.
Tal vez las cifras dadas a continuación nos aclaren las razones por las que Botnia se opone a la investigación medioambiental de las papeleras.
Extraído de un artículo publicado por Carlos Amorim cito lo siguiente:"_Botnia utilizará un procedimiento similar al de las dos plantas de celulosa clausuradas en Chile por superar los niveles máximos de contaminación. Las dioxinas producidas son tan cancerígenas que la OMS no reconoce un mínimo admisible en el organismo humano; nada de dioxinas es lo único admisible. La planta de Botnia enviará a la atmósfera, según sus propias cifras, 14 millones de metros cúbicos diarios de gases promotores del efecto invernadero, además de 200 toneladas de nitrógeno y 20 toneladas de fósforo que la fábrica verterá anualmente al río Uruguay".
Mas clarito échele agua. Botnia no quiere estudio. Punto final.
Resignado frente a esta realidad, Gonzalo Fernández, Secretario de la Presidencia de Uruguay, de cabeza gacha (tan al estilo de los últimos tiempos), no tuvo mas remedio que comunicar que la Cumbre Presidencial quedaba postergada de manera indefinida por la posición intransigente de la gloriosa Botnia.
Frente a esta flagrante violación de la soberanía estatal por parte de una multinacional contaminante, cabe la pregunta: que hizo el gobierno uruguayo?.  Anunció la suspensión de la reunión, pero esta vez sin palabras duras o descalificadoras contra los ahora "piqueteros bótnicos con sueldos europeos".
A través de su vocero, en un comunicado afirmó que: "la presidencia lamenta que la empresa (Botnia) no capte las dimensiones del conflicto binacional y no haya sido más generosa en el otorgar  un plazo razonable. Amén del interés comercial, hay que pensar en otros aspectos, pero no le pediremos nada más a la compañia".
Uruguay simplemente aceptó sin discusión alguna la "poco generosa" decisión de Botnia. Alguien se ha preguntado porqué?. Será por los acuerdos de Protección a la Inversión Extranjera? Cúales son las cláusulas del acuerdo que entregan así nuestra soberanía territorial y política?.
Si esto ocurre con la finlandesa Botnia, que le espera a Uruguay en su "minialca" con los Estados Unidos?.
Para avanzar hoy debemos revisar la historia, por eso volvamos al viejo Artigas, que sabiamente nos dijo: "No venderé jamás el rico patrimonio de los Orientales, al vil precio de la necesidad". Que así sea.
(*) Enzo Moreno Periodista
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Fuente: lafogata.org