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Perú: Desenlace electoral y Vía Crucis de la derecha
José Coronado
Las preocupación que buscó disimular en el último mes de campaña, la
candidata de la derecha Lourdes Flores Nano, y que se fue transformando en
pesadillas conforme se acercaba el 9 de abril, ha terminado por convertirse
literalmente en un verdadero Vía Crucis, conforme se han ido dando los
resultados parciales de las reñidas elecciones generales en el Perú. Al momento
de cerrar esta nota (martes por la mañana), el último reporte oficial de la
Oficina Nacional de Procesos Electorales, ONPE, casi al 84 por ciento,
ratificaba el primer lugar del candidato nacionalista Ollanta Humala, con 30.82
por ciento; y en peleado segundo lugar, se confirmaba la tendencia ascendente
que registró desde ayer lunes por la tarde, el candidato del Apra, Alan García,
con 24.71 por ciento; y relegada a casi definitivo tercer lugar, a Lourdes
Flores de Unidad Nacional, con 23.64 por ciento.
Si se mantiene la tendencia hacia arriba de los dos primeros, todo indica que
Humana y García, disputarán una segunda vuelta electoral, teniendo como
protagonista al ex presidente aprista, y como gran derrotada por segunda vez
consecutiva a la candidata de la derecha, Lourdes Flores. Como algún analista
político, dijera un par de meses antes de la elección, los resultados han
configurado un escenario de pesadilla para la derecha; es decir, un valotage
entre Humala y García. Y por supuesto, si ya el panorama político en las
primeras horas pos 9 de abril era incierto, por lo disputado del segundo lugar,
ahora el panorama o la perspectiva se tornan mucho más complicados, a tal punto
que no ha faltado quien ya salió a decir que con estos resultados el país está
al borde del precipicio.
Lo cierto es que estas elecciones han ratificado algunas tendencias, han traído
sorpresas, pero también han generado serias preocupaciones por el resurgimiento
político del fujimontesinismo corrupto y por la extinción electoralmente
hablando, de los partidos de la izquierda socialista y progresista más
tradicional, vinculada a las organizaciones sociales y gremiales, que han sido
virtualmente engullidos por el fenómeno electoral nacionalista.
Aunque suene a una verdad de Perogrullo, estas elecciones en la primera vuelta
han tenido un claro vencedor, pero no en la dimensión que ellos esperaban, pues
en algún momento desplegaron la estrategia de "ganar en primera vuelta": Ollanta
Humala. Sin partido propio, con un escaso nivel de organización en el país -con
relación a los otros dos partidos que lo siguen- y con tan poco tiempo en
política y mucho menos en campaña electoral, logró destronar a Lourdes Flores,
estaba en campaña por más de un año y medio y que había cabalgado holgadamente
liderando las encuestas de intención de voto, hecho que incluso la llevó hace
gala de cierta arrogancia. Ergo, la gran derrotada ha sido la llamada "candidata
de los ricos", que no fue capaz de quitarse de encima este membrete, y que
cuando lo quiso hacer, lo hizo de una manera tan burda -como ofrecer 650 mil
puestos de trabajo por año- que ya la gente no lo tomó en serio. Además, hay que
mencionar que Flores apenas ganó en Lima y Callao -plazas tradicionalmente
conservadoras- mientras que Humala lo hizo en 18 de los 25 departamentos; es
decir, perdió en el resto del país. Además, Unidad Nacional, apenas tendría 19
congresistas -de 120-, mientras que Humala ha logrado colocar 43 y con
posibilidades de sumar un par más.
Vistas así las cosas, Alan García surge como otro de los ganadores de la
jornada, pues hay que tomar en cuenta que hasta dos semanas antes del 9 de
abril, casi se daba por descontada una segunda vuelta entre Humala y Lourdes
Flores. Un replanteamiento de su estrategia de campaña orientada a presentarse
como el único capaz de derrotar a Humala en la segunda vuelta, pareció darle
enormes resultados. Además, ha mantenido su presencia en toda la costa norte -
reconocidos baluartes del voto aprista- ganando en cinco departamentos y
colocando una importante bancada en el congreso de 35 parlamentarios.
A dónde irán los votos de la derecha?
Salvo una poco probable sorpresa en la parte final del cómputo oficial de votos,
todo indica que tendremos una segunda vuelta -con la derecha of side- parecida a
lo que fue el 2001, cuando García pasó a la segunda vuelta con Toledo, salvo que
en un contexto muy diferente. La polarización que ha generado la presencia de
Humala se expresó muy claramente el día que éste acudió a votar y que sufrió lo
que él mismo ha calificado como una "emboscada política". El rechazo de este
sector de clase media limeña, gritó de todo a Humala, desde dictador hasta
asesino y estuvo a punto de agredirlo físicamente. Esto puede reflejar también
lo que podría ser un futuro gobierno de Humala con una derecha en la oposición.
Hay que señalar también que los golpes bajos intercambiados en la parte final de
la campaña entre Flores y García, por la disputa del segundo lugar, fueron de
grueso calibre. Los votos de Flores son los únicos que le pueden garantizar a
García el éxito en la segunda vuelta. Pero eso implicaría a Apra, hacer
concesiones importantes en sus propuestas electorales, que podrían ser
percibidas una vez por el electorado como la típica "escopeta de dos cañones",
cuya patente es atribuida al partido de García. Dicho en términos más simples:
si García quiere ganar tendrá que derechizar su propuesta.
De otro lado, hay quienes sostienen que si Humala quiere ganar, tendrá que
moderar su discurso para atraer los votos del Frente de Centro o del movimiento
evangélico, que fue la sorpresa y pasó la valla electoral del 4 por ciento; así
como de algún sector de la derecha que mantiene su rechazo y su resistencia a
García. Esto tiene un riesgo muy serio, pues si algo lo catapultó a Humala en la
escena política fue precisamente su discurso "anti sistema". Además, algunas
propuestas del candidato nacionalista como la revisión de los contratos con las
empresas transnacionales o la convocatoria a una Asamblea Constituyente, son
demandas con fuerte arraigo en los sectores populares y justamente las más
rechazadas por neoliberales y conservadores.
De manera, que sin pretender entrar a un análisis mayor de lo que puede pasar en
la segunda vuelta, todo indica que entraremos a un periodo en la que el ajedrez
político, el cálculo electoral y muchos otros aspectos estarán en juego en las
estrategias de los dos candidatos que disputarán la presidencia. Las acusaciones
recientes de que Ollanta Humala tiene un entorno con fuerte tufo montesinista,
su oscuro episodio en la lucha antisubversiva y la presunta violación a los
derechos humanos, la presencia de connotados ex fujimoristas y la nada
despreciable bancada que el grupo político del corrupto ex mandatario y hoy
extraditable en Chile, ha logrado en el Congreso -15 curules-, configuran un
escenario complejo para el candidato nacionalista.
Una nota final para los partidos de la izquierda tradicional. Tanto el Partido
Socialista, con un candidato de amplia ejecutoria política como Javier Diez
Canseco; el Movimiento Nueva Izquierda que agrupó al Partido Comunista del Perú
-Patria Roja- así como al Partido Comunista, que postularon a su connotado líder
Alberto Moreno; o la alianza Concertación Descentralista, con su tendencia más
de centro izquierda y que llevaron como alternativa a la ex ministra del
gobierno de transición, Susana Villarán, han sido literalmente barridos de la
escena electoral. Si se suman sus resultados, apenas superarían el 1 por ciento;
y por lo tanto, tampoco tendrán presencia en el Congreso. Esta izquierda se
encuentra en la encrucijada. Hay quienes sostienen que la única manera de
reciclarse es mimetizándose en el humalismo. Otros piensan lo contrario, que
ello aceleraría su extinción. Lo primero que deberán hacer es un balance
autocrítico y luego repensar su relación con el movimiento social y popular que
históricamente fue la base que le permitió tener protagonismo político.