Latinoamérica
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Palacio: la primera víctima del TLC
René Báez
Alai Amlatina
Gutiérrez-candidato tipificó como un hara- kiri a un eventual acuerdo de
integración con Estados Unidos. En cambio, Gutiérrez-dictador, tras
romper con la CONAIE y aliarse con fuerzas políticas oligárquicas como el PSC,
el PRE y el PRIAN, convirtió en "objetivo nacional" a la suscripción de un TLC
con la potencia y, en una muestra de mayúsculo irrespeto a los millones de
potenciales víctimas, demandó el respaldo unánime de los ecuatorianos para
proseguir en las correspondientes tratativas. Coherente con su nueva
postura y a insinuación de la embajadora Kristie Kenney, designó como jefe
negociador a Mauricio Yépez, un fundamentalista liberal vinculado al FMI.
El compañero de fórmula y sucesor del Coronel ha seguido idéntica ruta. Al
asumir la presidencia, Alfredo Palacio se comprometió a convocar a un referendo
previamente a la firma del acuerdo, para luego de purgar al ala nacionalista
"forajida" de su gabinete y pactar bajo cuerda con las cúpulas empresariales
pregonar cansinamente que "el país no puede quedar fuera de la globalización"
corporativa. A últimas fechas, el mandatario no ha podido ocultar su
obsesión por concretar el TLC de marras.
Denominador común de ambos gobiernos ha sido mendigar ayuda financiera a la
USAID para adiestrar al equipo negociador "ecuatoriano".
De otro lado, identifica a las dos administraciones su enciclopédico
desconocimiento de la estrategia de Washington con su propuesta unionista.
¿A qué aludimos? Esencialmente a que el tándem Gutiérrez-Palacio nunca
comprendió que el ALCA -matriz de los actuales TLCs- comenzó a cobrar forma con
los regímenes fascistas y promonopólicos implantados por Washington en el Cono
Sur, la Iniciativa para las Américas impulsada por Bush padre, así como con sus
correlatos de tipo geopolítico militar como el Plan Puebla Panamá y el Plan
Colombia/Plan Patriota. Piezas todas estas que configuran una ofensiva
recolonizadora de Latinoamérica por parte de la Casa Blanca, diseñada y puesta
en vigor a propósito de contrarrestar el creciente poderío de la Unión Europea y
los gigantes asiáticos.
Como se sabe, la dominación imperial presupone la alienación de los colonizados.
En nuestro caso, de cara al TLC, nuestras dirigencias político-empresariales han
hecho gala de subjetivismos y parroquianismos verdaderamente antológicos.
Joyce de Ginatta, funcionaria del "gutierrismo" catalogó al Tratado como "un
puente al Primer Mundo", en tanto que el actual negociador titular, Manuel
Chiriboga, declaró que lo entendía como un desafío para "cambiar el orden
oligárquico por un orden más ciudadano", denotando que ni siquiera tenía
claridad sobre los intereses locales que ha venido defendiendo. Por
supuesto, ninguno de los dos telecistas nombrados habrá percibido que la firma
del acuerdo supondría culminar y volver irreversible el liberalismo
esquizofrénico que paladinamente soporta la República desde hace un cuarto de
siglo.
¡Ni qué decir de la mayoría de nuestros legisladores que, inconscientemente, con
la aprobación de la denominada Ley Huaquillas, acaban de disponer la apertura
comercial unilateral del Ecuador a todos los países del mundo! Tiempo de
fantasías y acciones bochornosas, tiempo de clarividencias y rebeldías. El
debate abierto sobre el TLC y el rol expoliador de las petroleras extranjeras, a
la par que ha desnudado las miserias del establecimiento, ha permitido que
heteróclitos contingentes sociales comiencen a guiar sus pasos con refrescantes
discursos políticos y económicos que, incluso, han trascendido al resto de
naciones andinas. Acción y reacción. ¡El país nuevamente convertido
en faro de Nuestra América! Bajo comando de Luis Macas y la CONAIE, al grito de
"¡No queremos ser colonia norteamericana", vastos contingentes del estado llano
han logrado emblemáticos trofeos en las últimas semanas. Paralizaron a las
provincias serranas durante largos días de marzo y, al despuntar abril, pudieron
entrabar la ronda final del TLC en Washington, al tiempo que han iniciado una
marcha sobre Quito para presionar a Carondelet por una consulta popular sobre el
celebérrimo TLC (Tratado de Libre Colonización).
La resistencia indígena-popular-sindicalista-estudiantil a la "portorriqueñización"
del Ecuador ha llegado a tal punto que una negativa oficial a la consulta
demandada marcaría la muerte política de Alfredo Pa-Lucio.
Vidas paralelas, muertes paralelas.
- René Báez, economista ecuatoriano, es Premio Nacional de Economía y miembro
de la International Writers Association.