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Charla con dos jefes de las Farc en Uribe (Meta) confirma que mantienen allí un área inexpugnable
Se mueven por la inspección La Julia, en medio de la ofensiva militar de la Fuerza de Tarea Omega, del Ejército, luego de dos años del Plan Patriota.
Jineth Bedoya Lima
Enviada especial de EL TIEMPO
Los dos guerrilleros son 'farianos' curtidos del bloque Oriental. Uno cercano
a ‘Manuel Marulanda’, de unos 49 años, un ‘cucho’ respetable como dicen los
guerrilleros y buscado por muchos procesos que incluyen secuestro y terrorismo,
aunque ya pasó por la cárcel y salió por vencimiento de términos.
El otro, un costeño de unos 36 años, fogueado en la antigua zona de distensión,
de la que se pregunta por qué le pusieron zona de distensión y no otro nombre y
convencido de que a su tiempo (al de él y al de las Farc) todavía le falta mucho
trecho.
Los dos muy conocidos y reacios a la prensa, como todos los guerrilleros. Sin
embargo, acceden a charlar mientras empieza un trámite de días, para poder
movilizarse por la zona. Ellos son los que mandan.
– Ustedes están muy frescos. ¿Exceso de confianza?
– (Hay risas). Esta es nuestra casa. Aquí nacimos, nacieron nuestros hijos y ha
sido nuestro hogar. Hemos visto no sé cuántas ofensivas militares y seguimos
aquí.
El que responde es el más joven, argumentando además que la guerra entre ellos y
el Ejército es cíclica y va a terminar donde empezó.
– Eso quiere decir que el Ejército va a entrar a La Julia
– Los estamos esperando. Esto ha sido como cuando uno prepara una piñata, compra
el ponqué y hace los preparativos y los invitados no llegan. Y ellos (los
militares) ya nos han dejado con la fiesta lista varias veces.
Responde nuevamente el más joven secándose el sudor que le resbala por la barba.
Tiene amarrado al cuello un poncho gallineto (blanco con pintas negras) y
curiosamente, no deja de mostrar una amplia sonrisa.
Luego, apunta sin dejar de reírse:
– Los periodistas no son confiables. Por acá estuvieron hace un tiempo y
publicaron lo que no era. ¿Y cómo está la cosa por fuera? ¿Uribe si pasa en la
primera vuelta?
– Tal vez sí. Pero, ¿para ustedes no es peor?
– No puede ser peor lo que nos ha hecho medir en fuerza y capacidad. Al
terminarse el despeje, con el Plan Patriota calibramos qué tanto estaban
prepradas las Farc para resistir y responder a la ofensiva y el balance es
satisfactorio.
Ahora, responde el guerrillero más viejo, con seguridad. Dice que pese a las
vicisitudes que afrontan como el clima, las largas caminatas y el combate,
mantienen el nivel.
Antes de seguir con el diálogo, señala un árbol para guarecerse del sol. Son
casi las 4 de la tarde y pese al invierno, la temperatura pasa de los 30 grados
centígrados.
– El despeje hizo que muchos guerrilleros se confiaran y adoptaran una vida que
no es la de nosotros. De todo tenemos que aprender y para todos fue una buena
experiencia.
– El Ejército dice que va ganando la guerra y ustedes dicen lo mismo.
¿Entonces?
Mostrar una caravana de carros atravesando el país no puede ser sinónimo de
ganar una guerra. ¿Dónde están los guerrilleros muertos de la ofensiva del Plan
Patriota de dos años en Guaviare y Caquetá? ¿Conoce o ha sabido de algún
camarada muerto o capturado? Las preguntas no las debemos responder nosotros si
no el país.
– ¿Subestiman el poder de las Fuerzas Militares?
– El primer error en la guerra es desconocer las capacidades del enemigo y no
podemos hacer con el Ejército, lo que él ha hecho con nosotros. Reconocemos su
poder militar.
Esto lo asegura el comadante costeño, que justifica cada respuesta con un marco
teórico de la guerra.
– Y van a iniciar el paro armado otra vez...
Los dos ríen sin responder inicialmente.
– Es que las elecciones que vienen son las reales, las que son...
Hay una pausa inconsciente de todos para soplarse con las manos. El calor
arrecia.
– Y hablando de todo un poco...
La pregunta es cortada por el singular ruido del avión fantasma.
– Ahí va la marrana. Lo que ha detectado son campamentos vacíos y se los meten a
ustedes como el gran golpe...
– Les estaba preguntando sobre las fosas que hallaron en Planadas. ¿Sí son
los gringos?
Hay nuevamente risas y entonces responde el más viejo:
– Si usted los captura en el Caquetá, ¿los va a llevar hasta Planadas?
No hay más comentarios al respecto y se entiende que no quieren tocar el tema.
Cuando la charla va a seguir un grupo de campesinos espera al lado de una cerca
para hablar con ellos. El más viejo se despide y lo siguen sus ‘escoltas’: una
joven morena de no más de 18 años, cejas pobladas y acento paisa y un muchacho
de unos 20 años que lleva puesta una camiseta con la imagen del Che.
Paradójicamente, en ese aspecto, La Julia parece una pequeña Cuba: la calle
principal, donde queda el comercio, está inundada de busos, camisetas y
accesorios del legendario guerrillero argentino. Implementos que son difíciles
de encontrar en Bogotá.
El subversivo más joven dice que también tiene que irse. Asegura que tiene que
hablar con otra persona para informarle que EL TIEMPO está en la zona y mientras
tanto no se pueden hacer imágenes.
– No se le olvide que somos como el barcino: con ‘Tirofijo’ cruzamos senderos,
pasando por el Pato y el Guayabero.
Para él a la canción le faltó mencionar El Duda.
Los dos jefes guerrilleros se alejan y empieza una espera que debe ser
interrumpida ante la inminente llegada del paro armado que las Farc anunciaron.
El pasado, que terminó con las elecciones del 12 de marzo, duró 20 días.
Mientras tanto, La Julia y sus habitantes, que son civiles, la mayoría llegados
de otras regiones buscando una mejor vida, se siguen preparando para la gran
batalla de la que hablan militares y guerrilleros.
Como pez en el agua
Hace dos meses, las Fuerzas Militares intensificaron la ofensiva contra las Farc,
en un triángulo que conforman los departamentos de Meta, Huila y Caquetá.
El estado mayor del bloque Oriental, reagrupado en esta área histórica donde
nació el grupo guerrillero y ha permanecido por más de 40 años, le da la pelea
al denominado Plan Patriota, después de haberse movido de sus puntos de
concentración en La Tunia, y La Macarena en el Meta y el Caguán en el Caquetá.
Un equipo periodístico de EL TIEMPO se internó en el área de operaciones, de la
que poco se ha conocido luego de que terminaron los diálogos de paz entre el
gobierno de Andrés Pastrana y la guerrilla, en febrero del 2002.
Después de recorrer una incansable trocha por más de ocho horas, partiendo de
Granada (Meta), aparece la inspección de La Julia. Un caserío del municipio de
Uribe, ubicado a orillas del río Duda y con no más de 1.500 habitantes.
Allí, contrario a lo que se pueda pensar por el despliegue de las Fuerzas
Militares, los guerrilleros permanecen como en plena zona de despeje, moviéndose
en sus carros y al parecer, controlando los movimientos de sus hombres.
Una fase del Plan
El comandante de la Fuerza de Tarea Omega, general Gilberto Rocha, responsable
del Plan Patriota en el sur, dijo que la guerrilla sigue en La Julia, porque las
operaciones deben cumplir etapas.
"Esta nueva fase de la Omega empezó el pasado 15 de diciembre, así que llevamos
solo tres meses en la zona. Es difícil, porque son 10 mil kilómetros cuadrados
del teatro de operaciones y la geografía es una de las más complicadas del
país", señaló el general.
El oficial, que lleva el mismo tiempo de la operación ‘Marte’, al frente de la
Fuerza de Tarea, agregó que no hay que olvidar que en esta área en Uribe (el
Guayabero, el Duda y La Julia) es la zona histórica de las Farc, donde han
permanecido los últimos 45 años.