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Bachelet, los derechos humanos y la memoria histórica de Chile
Máximo Guerrero Ceballos
Pasadas las ceremonias de ascensión al mando de la Presidente Michelle
Bachelet, muchos chilenos, tienen la esperanza que la nueva administración
abandonará la política de la avestruz sobre los derechos humanos, seguida por
los gobiernos de la concertación y se pondrá decididamente del lado de las
víctimas, posibilitando que los jueces y los tribunales cumplan su trabajo,
establezcan la verdad, los culpables sean condenados y las víctimas y sus
familiares reciban las reparaciones morales y materiales a que tienen fundados
derechos. Así se crearán las bases para una auténtica reconciliación y se dejará
un importante legado democrático para las nuevas generaciones de chilenos.
Coincide el inicio del nuevo gobierno, con un nuevo aniversario de la muerte del
general Alberto Bachelet, el 12 de Marzo de 1974, torturado por los elementos
fascistas enquistados en la fuerza aérea, que le causaron la muerte y un nuevo
aniversario del terrible asesinato de mi hermano Manuel, junto a los compañeros
Santiago Nattino y José Manuel Parada, ocurrido el 30 de Marzo de 1985, crimen
que conmovió a la sociedad chilena y la comunidad internacional, porque dejó al
desnudo el carácter fascista del régimen y los crímenes que eran capaces de
cometer las bandas de asesinos a sus ordenes, para detener mediante el terror,
el creciente movimiento de resistencia .
Pero estos fueron sólo algunos de los miles de crímenes, que se cometieron
durante los más de 17 años de dictadura. ¿Es posible que los familiares de las
víctimas y la sociedad en su conjunto podamos perdonar y olvidar, mientras los
autores intelectuales y materiales de tantos crímenes, todavía no asumen su
responsabilidad ante la justicia y ante el país, y por el contrario, reciben
apoyo de las instituciones castrenses y cómplices suyos están hasta en el
Parlamento?
La flamante Presidente Bachelet ha señalado que "hubo un tiempo de nuestra
historia en que nos dividimos unos y otros, en que nos mirábamos con recelo..."
cuando sería mas justo decir, que hubo un tiempo en que nos dividieron unos
contra otros y que mediante la represión y el terror, con todo el peso del
Estado, pusieron a las FF.AA. en guerra contra la mayoría del pueblo, porque
apoyaba un Gobierno tan legítimo, como el suyo, que ahora se hace cargo de los
destinos del país. Que impide decir las cosas por su nombre. La restitución de
la verdad y de la memoria es también una forma de hacer justicia a todas las
víctimas, un reconocimiento ante toda la sociedad.
No es difícil imaginar las lacerantes secuelas sociales y sicológicas, que
quedaron marcadas en el alma nacional, que todavía después de 16 años no es
posible superar, como muy bien lo sabe la señora Bachelet, como víctima y como
médico. Sólo mediante el reconocimiento de la verdad, la aplicación de la
justicia y recuperando nuestra memoria, que algunos pretender borrar,
construiremos un país verdaderamente democrático para que nunca mas en Chile.
Es muy cínica la política que ha seguido hasta ahora un sector hegemónico en la
concertación de partidos por la democracia, que para garantizar los acuerdos con
la derecha y los llamados poderes fácticos, abandonaron principios filosóficos,
éticos y morales, distintivos, tanto de cristianos, como de materialistas
agnósticos y racionalistas, sobretodo en lo que se refiere al respeto a la
dignidad de la persona humana, violada y pisoteada sistemáticamente por medio de
las formas más crueles e inhumanas, por los aparatos represivos de la dictadura,
integrados en su mayoría por miembros de las fuerzas armadas. Y para que decir
de los derechos económicos y sociales, arrasados por la dictadura para
establecer el modelo neoliberal que aún se mantiene vigente.- Los asesinos
militares y civiles hicieron y siguen haciendo todo por negar su culpabilidad,
mintiendo descaradamente, borrando sus huellas y destruyendo posibles pruebas
incriminatorias, ocultando lugares necrológicos o cambiándolos de sitio una, dos
y hasta tres veces y manteniendo un pacto del silencio sobre el destino de
muchos compatriotas que todavía integran las listas de detenidos desaparecidos.
Incluso han tenido la hipocresía y la falta absoluta de respeto por la dignidad
y el sufrimiento de las víctimas y familiares, señalando que las exigencias de
verdad y justicia serían ansias y deseo de venganza.
Para justificar, ante los ojos del pueblo y el mundo, el asesinato de la
democracia, inventaron la leyenda del "caos" y el desorden existentes y el
peligro de que se instaurara "un régimen totalitario" cuyas "pruebas" más
fehacientes fueron el "siniestro Plan Z" con los más de "16 mil guerrilleros
marxistas" que "estaban listos" para sumir al país en un verdadero baño de
sangre, para instaurar "una dictadura comunista", como informaba la prensa de la
época.-
La concertación, para llevar adelante la "política de los consensos" y
asegurarse una cuota del poder, pactó (Me imagino presionada por la democracia
cristiana), quizás el más vergonzoso de los acuerdos con los poderes fácticos y
la derecha. Tratar de echar tierra sobre las graves violaciones a los derechos
humanos ocurridas en dictadura que fue una verdadera política de exterminio de
los dirigentes y militantes de la oposición, mantener vigente la ley de amnistía
dictada por Pinochet en 1978 y hacer oídos sordos a la tergiversación del
significado y la estatura moral del Gobierno Popular y del cro. Presidente
Salvador Allende.
Han tratado de ocultar la verdad, escamotear la justicia y las responsabilidades
de los personeros más destacados del generalato y la derecha, empezando por el
general traidor y ladrón Augusto Pinochet. Continúan hoy tratando de ocultar o
deformar las responsabilidades por el quiebre del orden constitucional, la
disolución de los poderes democráticos, la muerte del Presidente y la puesta en
práctica de una política de terror, según la doctrina de "seguridad nacional",
elaborada por los servicios de inteligencia de los EE.UU., enseñada según los
manuales para los oficiales de las FF.AA. de América Latina, en los centros
antisubversivos del Pentágono.