Latinoamérica
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A los revolucionarios del pueblo
William E. Izarra
Rebelión
Los revolucionarios del pueblo constituyen la izquierda del Proceso. Porque,
como bien lo sabemos, todavía el sistema político se debate entre reforma o
revolución. Contrariamente a esta categoría de revolucionarios, están los otros.
Los revolucionarios de salón, quienes conforman la derecha del Proceso. Los del
pueblo luchan por que se logre consolidar la transformación de las relaciones
que determinan un nuevo modelo de sociedad. Es decir, convertir al gobierno en
instrumento del pueblo. Los de salón, apegados al mando cupular y cogollérico
como los de la IV República, no quieren que se transfiera el poder al pueblo.
Los de salón tiemblan cada vez que el Presidente sacude al imperio con sus
denuncias y cuestiona la desatención a las comunidades. Ellos no quieren que se
perturbe su mando. No les gusta que el Presidente alborote el avispero. Desean
la pasividad del pueblo para que no cambie nada. Me atrevo a asegurar que ningún
revolucionario de salón pertenece a una patrulla. Dudo que alguno de ellos haya
comenzado con el trabajo de agrupar a las UBE. Podemos preguntar y comprobar en
el terreno cuantos gobernadores se colocan el traje de campaña, una vez
finalizadas sus tareas del despacho, y se van a las comunidades, a mezclarse con
el pueblo para luchar por los 10 millones. Me gustaría ver a un ministro
subiendo los cerros de Caracas para integrarse como patrullero. ¿Qué diputado o
alcalde, cubierto con el manto de la humildad, se reúne con la UBE a la cual
pertenece? Me pregunto también, ¿qué están haciendo los mandos cupulares de los
partidos políticos del bloque de cambio para integrarse a la organización de las
UBE? ¿Cuántos de ellos ya tienen su lista con los 10 electores a quienes hay que
concientizar?
Las tareas para las distintas batallas que hay que librar en esta coyuntura del
2006, tiene que convertirse en la cotidianidad de la izquierda del proceso. En
este sentido, los revolucionarios del pueblo tienen que hacer las tareas de
ellos y, también, las que no hacen los otros. Su lucha inmediata apunta en tres
direcciones: (i) consolidar la UBE y terminar de formar las patrullas. Patear
todos los cerros, barrios, urbanizaciones y comunidades del país, para cubrir el
territorio con las patrullas de los 10 millones; (ii) exigir la unidad de los
factores políticos en la Plataforma Unitaria. Lo que demanda la legitimación de
sus mandos en asambleas populares. Que la base de esas organizaciones políticas
pida la renuncia de sus cúpulas para ir a las elecciones de autoridades de
acuerdo a la metódica desde abajo. Esto se sustenta en el principal postulado de
la revolución como lo es el poder popular, prédica permanente del líder del
Proceso. Si la dirección de esos entes partidistas no lo acata, entonces
constituir una plataforma popular con las bases de todas las organizaciones
existentes, agrupadas de manera autónoma y soberana. Esa plataforma popular será
el primer paso hacia la construcción del partido revolucionario único que sirva
de soporte político al Proceso; y (iii) evaluar la gestión de quienes detentan
el poder en sus diferentes niveles, a lo fines de determinar si es de carácter
reformista o revolucionaria. Los resultados conducirán a activar los mecanismos
establecidos por el CNE para comenzar el proceso de la revocación de su mandato.
Derecho constitucional y acto constituyente que determina la condición
revolucionaria de este Proceso. Por lo tanto, es una obligación, un ejercicio de
conciencia y un compromiso generacional depurar y profundizar la revolución.
Quienes no practican las líneas revolucionarias no pueden seguir en gestiones de
dirección, sea de gobierno o de cualquier organización política que tenga
vinculación con el pueblo y su liderazgo. Por lo tanto, ya es hora de verificar
la existencia de la conciencia y voluntad populares para revocarle el mando a
los revolucionaros de salón.
Pulsar el momento y la trascendencia de los actos constituyentes es también una
postura revolucionaria de quienes son los llamados a darle viabilidad al Proceso
que hoy en día se construye en Venezuela y que sirve de paradigma al resto del
Continente. Ese es el camino de los revolucionarios del pueblo.