Latinoamérica
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¡Aquí no hay partidos políticos!*
Herbert Mujica Rojas
Señal de Alerta
El espectáculo corriente no puede ser más triste como lamentable: ¡los
dirigentes políticos mendigando por firmas de adhesión! No sólo aspiran a ser
los encargados de la cosa pública, sino que ninguno de los más urticantes
problemas nacionales pasa por sus democráticas preocupaciones. Sólo hay que
reclutar firmas a como dé lugar. ¡No importa que después les sean mondadas el
90% de las presentadas! Siempre tendrán una excusa para enfilar el dedo
acusador: ¡fuimos engañados!, ¡los digitadores no hicieron lo correcto!, ¡nos
estafaron! ¿Es eso lo que el Perú necesita para plantearse el reto indubitable
de remontar diez años de traiciones, monras y felonías? ¡Aquí no hay partidos
políticos! ¡Hay patotas angurrientas que se creen con derecho a ser
parlamentarios, ediles cuando no presidentes o ministros! ¡Qué miseria y qué
asco! ¡Así de simple!
El Perú fue saqueado por una gavilla científica que copó toda la administración
pública, las direcciones militares y policiales, las educativas y financieras.
El mundo diplomático contó, a través de cacos de cuello y corbata, con una
impunidad inverosímil. ¡Hay denuncias que hemos expuesto públicamente con pelos
y señales y la Cancillería no dice hasta hoy nada de nada! A lo más una
Asociación de Diplomáticos emitió un comunicado anodino que no precisa nada,
habla de generalidades y menos desmiente cualquiera de las afirmaciones antes
vertidas. Gran parte de la mafia fujimorista sigue en el poder. Los figurones
más tristemente célebres: Fujimori y Montesinos, cayeron en desgracia, pero el
resto sigue incólume. Véanse sino a los imbéciles que están en el
Congreso, "presidiendo" Comisiones del establo como se denomina en los tiempos
modernos al Parlamento. ¿Qué ha dicho o expresado alguno de estos clubes en
torno a cualquiera de las informaciones aparecidas en Liberación? Nada es mucho.
Ningún movimiento o club o grupo de amigos en política se ha manifestado
integralmente sobre la política exterior del Perú. ¿Alguien ha dicho siquiera
esta boca es mía, sobre los acuerdos con el Ecuador? Es más, la señorita Lourdes
Flores, candidata de la derecha opusdeísta y reaccionaria por vocación, apoyó la
firma de esos "convenios" que se van haciendo sospechosos de contener cláusulas
lesivas y contradictorias al Protocolo de Río de Janeiro de 1942. ¡Y esta
persona es candidata
presidencial! ¡Y fue la que dijo que el delincuente Fujimori era el más indicado
para conducir el "proceso de transición"! ¡Y también la que hizo con Mono con
metralleta Olivera, la ley con nombre propio para evitar la actuación pública de
Alan García Pérez! ¿Qué dice el resto? ¿Saben acaso que la política exterior del
Perú requiere de cambios
urgentes y de una profilaxia profunda? En lugar de ser patrimonio o coto de caza
cerrado de gavillas, la diplomacia debía ser un tema de debate nacional y si hay
que meter en la cárcel a cacos y socios, ¡pues hay que hacerlo!
Hasta hoy no se conocen pronunciamientos políticos sobre los contratos para la
explotación del gas de Camisea. ¿Saben que podríamos producir acero más barato
que Brasil o Argentina? ¿Y que exportaríamos energía empaquetada en un futuro
cercano? Las excepciones son poquísimas, pero ¿qué puede aguardar el elector si
sus políticos aspirantes son casi analfabetos en la materia? La respuesta es
trágica: ¡nada de nada y
mucho más de lo mismo! Es decir, improvisación, aventura, majadería revestida de
afeites oratorios, pero de desarrollo energético o industrial, sólo sueños.
Obsérvese que la pobreza intelectual de los candidatos es más que notable.
Algunos ni siquiera pronuncian bien el castellano. Otros discurren sobre los
horizontes jurídicos y quieren aplicar toda su sapiencia de leyes escritas a la
política, entonces judicializan la
política. A un problema, oponen una denuncia, una querella, un exhorto, y todo
por escrito. Y olvidan que son las leyes inscritas en el alma popular las que
deben primar sobre códices muy respetables pero no exclusivos en la exégesis del
destino de un pueblo como el peruano. He oído decir que las elecciones son
impostergables porque se requiere una reforma constitucional. ¡Qué disparate! Si
hasta Fujimori se hizo dar
una ley para reelegirse y fue llamada la de interpretación auténtica.
Es el momento de grandes polémicas en torno a los gigantescos atrasos y miserias
del Perú. No con la visión paternalista y generalizada que reza que "cuando se
llegue" se resolverán los temas, sino con la actitud enérgica de acometer estas
grandes trabas. Haya de la Torre, cuando su candidatura presidencial en 1931,
habló del discurso-programa en Acho y denostó de las listas de lavandería con
que los partidos pretendían
conseguir adhesión ciudadana. Hoy la realidad es idéntica, a pesar de haber
transcurrido 69 años. ¡Prescindamos de las ofertas demagógicas y exijamos
seriedad y patriotismo a los candidatos!
La convocatoria electoral del 2001 es un reto histórico. No puede ser el Perú
escenario en el que unos payasos tristes como toda su vida, pretendan seguir
engañando a vista y paciencia de tirios y troyanos. Creo que debíamos ser
espartanos y arrojar de miles de Taigetos a los políticos torpes y deformes.
Enterrarlos en el panteón cívico, de cabeza
y con una piedra de 50 kilogramos para que nunca revivan. Quien robó o estafó o
es presumible de haberlo hecho por sus signos exteriores de riqueza sólo tiene
un destino: ¡el olvido piadoso por parte del pueblo!
Reclamemos pues a nuestros candidatos civismo, elevación de miras, capacidad de
horizontes. ¡Aquí no hay partidos! Los pocos que existieron se asesinaron, uno
de ellos, por mano propia del ex-presidente que ya retorna y el otro supérstite
que vive en la añoranza de sus dos gobiernos y bajo el influjo presente de la
vida de su patricio octogenario. El resto es caricatura y ambición coqueta pero
frívola.
¡Ha llegado la hora de la gran transformación! ¡Y de reorientar al Perú por los
derroteros de un país con ganas de triunfo, con sed de justicia y con el sano
anhelo de nunca más ser cuna de forajidos y ladrones!
*Liberación