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Perú: Camarada Carla: el valor de una joven revolucionaria
Luis Arce Borja
La cuestión femenina es parte del fenómeno de la lucha de clases y en ese
marco se define femeninismo revolucionario y femeninismo burgués o pequeño
burgués. La lucha de la mujer es parte de la lucha del proletariado y de las
clases oprimidas. Hablar de liberación femenina, sin tomar en cuenta la lucha
contra el sistema de explotación, es un cuento que sirve a cualquier cosa menos
a liberar a la mujer de sus cadenas. La lucha por el socialismo es el único
camino que tienen las mujeres, ya sean del campo o de la ciudad, de liberarse de
la opresión y de la esclavitud de todo genero. Para el marxismo, la mujer no es
un ente abstracto de la sociedad, sino mas bien un producto histórico social,
cuya liberación se consigue cuando se trasforme revolucionariamente la sociedad
a través de la revolución. El marxismo lucha contra aquellas corrientes
burguesas y reaccionarias, ya sean religiosas y aparentemente filosóficas, en
torno a la naturaleza inferior y débil de la mujer. Enseña también, que tanto la
mujer como el hombre, son realidades concretas inmersas en una determinada
sociedad, cuyo destino y desarrollo depende de lucha conciente por el
socialismo.
América Latina tiene mucho que mostrar en relación a feminismo revolucionario.
La lucha de las mujeres es diaria y cotidiana. En la ciudad y en el campo, en la
universidad o en la fabrica, en el frente guerrillero o en el frente sindical,
la mujer esta en primera línea de combate. A propósito de feminismo queremos
mencionar a la "Camarada Carla". Esta joven, tenía apenas 20 años cuando se
incorporó a la lucha armada. Fue una de las más destacadas guerrilleras en la
región de Ayacucho. Era militante del Partido Comunista del Peru (PCP).
Participo en los combates "armados pero sin armas", cuando aun la subversión
maoísta no contaba con suficientes armas de guerra. Ahí en Ayacucho integró las
columnas guerrilleras que se enfrentaron a las fuerzas armadas y fuerzas
policiales que el año 1983 estaban dirigidas por el general Clemente Noel, un
militar que inauguró los centros de tortura clandestinos, los secuestros y
desapariciones masivas, y las ejecuciones extra judiciales de los sospechosos de
pertenecer a la guerrilla. La "Camarada Carla", es una muestra ejemplar del rol
de la mujer peruana en el proceso de lucha amada que vivió el Perú entre 1980 y
cerca del 2000. La participación de la mujer en esta lucha no fue una
casualidad, y ello respondió a condiciones históricas sociales del país. Tuvo
que ver con la envergadura de la lucha armada, de las condiciones de explotación
miserable de la mayoría de las peruanas. Se relaciona sin lugar a dudas al
sufrimiento del pueblo, cuya lucha contra el sistema de explotación semifeudad y
semicolonial están vigentes a pesar de la traición y derrota de la revolución
peruana.
En otra oportunidad hablaremos de otras mujeres revolucionarias que hicieron
parte de la historia en el periodo 1980-2000. Hay muchas otras heroínas como
ellas, que no pidieron perdón cuando cayeron en manos de los militares, ni
escribieron traidoras "cartas de paz" para capitular. Estas heroínas del pueblo
peruano no se vendieron por un plato de lentejas, no se arrepintieron de la
lucha armada, ni escribieron poemas para encantar a sus cárceles. Ellas como
Micaela Bastidas, fueron masacradas pero jamás se rindieron.
La "Camarada Carla".
La casa Rosa, era temible y los prisioneros que entraban a sus instalaciones no
salían jamás. Jesús Sosa (**), un testigo de esta matanza asegura que en el
periodo de 1983 y 1986 por lo menos 500 subversivos o sospechosos de serlos,
fueron torturados y ejecutados clandestinamente en esta vivienda cuyas
instalaciones quedaba cerca del cuartel Los Cabitos en Ayacucho. Ahí funcionaba
el grupo de inteligencia de 30 miembros que el general Clemente Noel había
organizado para luchar fuera de la ley contra la subversión.
Ahora se conoce que una de las mujeres subversivas violada, torturada y ejecuta
en la Casa Rosa fue la joven Carlota Tello Cuti que junto con Edith Lagos fueron
las militantes del Partido Comunista del Perú (PCP) mas conocidas de Ayacucho.
Carlota Tello o "camarada Carla", tenía 22 años cuando cayó prisionera el 14 de
noviembre de 1984, en un lugar denominado Pangora (provincia de Huamanga). La
caída y muerte de esta joven subversiva fue a causa de la delación de un
militante quien la entrego juntos a otros camaradas a manos del ejército. Como
testimonia Jesús Sosa (1), el delator aviso a la policía respecto a la reunión
partidaria que se realizaba en Pangora donde se encontraban reunidos 13 miembros
responsables de la guerrilla de la región. La redada militar no se hizo esperar
y en el sorpresivo ataque que realizó el ejército murieron 6 subversivos y
fueron capturados tres jóvenes mujeres y cuatro varones. Una de las mujeres era
la "camarada Carla", las otras eran Elizabeth Barboza y Clara Elvira Ramírez
Aranda, esta ultima la responsable del grupo, pero en esos momentos los
militares creían que la dirigente era la aguerrida Carlota Tello.
El mismo 14 de noviembre en la noche, Carlota Tello y los otros prisioneros,
cuenta Jesús Sosa, fueron conducidos al cuartel Los Cabitos. El ingreso fue
clandestino y de ahí como era la regla no saldrían jamás vivos, pero antes
serian brutalmente torturados y las mujeres violadas antes de matarlas. Ahí
fueron recibidos por el mayor Jorge Contreras quien organizo las sesiones de
tortura que duraron 4 días. A los hombres les rompieron los brazos al momento de
hacerles "la colgada". Muchos se quedaron sin dientes por los puntapiés en plena
boca. Eran sumergidos en posas con aguas pestilentes, desde donde eran sacados
solo para que respiren y no se ahoguen en el acto.
Carlota Tello vestía un pantalón y camisa negra, y llevaba sus cabellos negros
recogidos en la parte superior de la nuca. Su "mirada era desafiante", y los
militares la "tomaban por el mando mas importe en el grupo", cuenta Sosa. Le
pidieron que colaborara para salvar su vida, y su respuesta fue tajante: "No les
tengo miedo, y morir es parte de la lucha". En ningún momento sintió miedo de la
muerte próxima, y mantuvo una conducta admirable frente a la tortura y las
amenazas de los militares; Incluso se burlo de los torturadores. Su coraje fue
ejemplar y los demás prisioneros mantuvieron una conducta digna y valerosa como
ella. Por la época los diarios de la capital la presentaban como la sucesora de
Edith Lagos, otra joven maoísta de renombre que muere en septiembre de 1982
durante un enfrentamiento con las fuerzas policiales. Carlota Tello, según la
prensa limeña, fue una de las guerrilleras que el 1° de enero de 1983 ataco el
fundo "Tutapa" de propiedad de Víctor Raúl Tapahuasco, líder de Accion Popular
(AP) y teniente alcalde de Ayacucho, quien fue muerto en el ataque subversivo.
Según Sosa en una respuesta de Carlota a sus enemigos, ella dijo: "Ustedes no
son ciudadanos, ni políticos. Solo son militares. Perros guardianes del
sistema". Ella había comprendido la proximidad del fin de su vida y respondiendo
a uno de sus torturadores, dijo: "Yo ya estoy muerta, pero el partido nunca va a
morir. Cuando yo este muerta, el partido lo aniquilara. Además moriré sabiendo
que venceremos. En Cambio, usted morirá sin saber por qué. ..Todas las
revoluciones triunfaron en su momento: la francesa, la rusa, la china. Así
ocurrirá en el Perú". La moral y el valor de Carla, se dice en el libro de
Uceda, conmovió al mismo Jesús Sosa quien al final de las sesiones de tortura,
se pregunto el mismo: "Yo seria así si estuviera en su pellejo?. Y las dudas le
quedaron para toda su vida".
El destino de Carlota Tello y de los otros prisioneros de la casa Rosada se
definió cuando los militares vieron que nada, salvo las burlas y las expresiones
de coraje podían sacar de ellos. Sosa, presente en esos menesteres sanguinarios,
narra que el final de esos prisioneros incluido a la camarada Carla y Clara
Elvira Ramírez Aranda, uno de los mandos políticos de la zona, no fue diferente
a los cientos de prisioneros que habían pasado por la casa Rosada. Según Sosa,
uno a uno fue llevado al cementerio clandestino del cuartel Los Cabitos. Tenían
los rostros cubiertos con una capucha, y a paso lento llegaron a las fosas
comunes que de antemano habían preparado los militares para esta ejecución. Ahí
al borde de las zanjas fueron acribillados con tiros certeros en la cabeza.
Posteriormente el 17 de junio de 1988, a cuatro años después de la ejecución
clandestina de la "camarada Carla", una columna militar de 50 soldados atacó
Cuticsa, un poblado ubicado en el departamento de Huancavelica a 120 kilómetros
de Ayacucho. En ese pueblo vivía la mayor parte de la familia de Carlota Tello
Cuti. En la lógica del ejercito el pueblo era zona controlada por la guerrilla
maoísta, base de apoyo decían. En este ataque los soldados asesinaron a 13
personas, y entre ellas a 7 familiares, entre hermanos, tíos y tías, de Carlota
Tello. Un sobreviviente de esta familia, Epitafio Sánchez Cuti, que escapo a la
muerte en Cuticsa fue secuestrado y desaparecido por la patrulla militar. De
esta manera el ejército aplicaba su estrategia de exterminar al subversivo y
todos sus familiares.
(*).Carlota Tello Cuti: El valor de una joven revolucionaria. Es una breve
adaptación de uno de los capítulos del Libro: "Historia de la lucha
revolucionaria en Perú", de Luis Arce Borja (actualmente en corrección).
(**). Jesús Sosa suboficial del ejercito participo en el grupo de inteligencia
en la casa Rosa en Ayacucho. En ese cargo participó directamente o como testigo
en las torturas y matanzas que se efectuaron en esa vivienda clandestina del
ejército. El fue entrevistado por Ricardo Uceda y de esa entrevista salió el
relato de esa parte sangrienta y brutal de la historia de la guerra
contrainsurgente.
1. Muerte en el Pentagonito. Los cementerios secretos del ejército peruano.
Ricardo Uceda, Lima 2004.