Latinoamérica
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Palacio entrega Ecuador al Pentágono; Gutiérrez regresa
Heinz Dieterich
1. Ecuador: ¿el nuevo Haití?
Probablemente en el "futuro tendremos un Haití en Ecuador", donde el desorden
de las comunidades ha llegado a un clímax por lo que "vamos a tener necesidad de
una fuerza de paz", advirtió el 21 de febrero el ministro ecuatoriano de
Defensa, General Oswaldo Jarrín. Y agregó: "El Estado va a necesitar de un poder
exterior para poder controlar la paz y el orden, reconstruir la nación y
probablemente al futuro tendremos un Haití en Ecuador. Cuando se le coacciona al
Estado, se le amenaza, se le presiona hasta el chantaje, termina esto como en
Colombia. Dios no quiera tengamos un escenario de esa naturaleza, pero el rumbo
es ese", expresó Jarrín.
2. La agenda oculta del General Jarrín El general tiene razón. El rumbo es ese.
Habla con conocimiento de causa, porque es uno de los principales encargados de
la Casa Blanca para garantizar que así suceda. Lo que hipócritamente pretende
temer es lo que en lo profundo de su alma pentagonísta anhela: una fuerza
militar multilateral que bajo la conducción del Comando Sur de las Fuerzas
Armadas estadounidenses y las tropas pretorianas de Uribe liquide a la guerrilla
de las FARC. De paso, se entiende, pondrán "orden" en el Ecuador.
La maniobra tiene tres objetivos estratégicos: a) abrir el frente de agresión
militar terrestre contra Venezuela, tal como hicieron Reagan, Negroponte y
Oliver North con Honduras en la destrucción militar del gobierno sandinista de
Nicaragua; b) regalar las riquezas de Colombia al gran capital estadounidense,
forma en la cual Uribe tiene que pagar la intervención militar de Washington que
salvó a la oligarquía colombiana de la revolución popular; c) someter América
Latina aún más a la militarización gringa que avanza como un cáncer sobre la
Patria Grande.
3. Jarrín: operador clave de la red monroeista del Ecuador Jarrín es una figura
clave en la red del entreguismo monroeista latinoamericano que ha calado
particularmente profundo en la sociedad civil y política del país andino. A esta
red pertenecen importantes directivos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales (FLACSO) en Quito, influyentes profesores de la Pontificia Universidad
Católica del Ecuador (PUCE), Organizaciones No Gubernamentales como
"Transparencia Internacional", fundaciones europeas como la alemana KAS, y
estadounidenses, sectores de la clase política, de los militares y del gran
empresariado, empresas transnacionales europeas y estadounidenses y los
complejos militar-industriales-políticos-académicos de Estados Unidos y de
Israel, entre otros.
Jarrín acostumbra promover su agenda con habilidad tal como muestra su discurso
arriba citado. Pero, aunque procura cubrir sus pasos y no tiene reparos en
convertir a Dios en padrino de sus temerosas actividades, los datos disponibles
sobre su quehacer dejan claro, cuál es su misión en el Ecuador.
4. La guerra contra el Perú: cuna del Plan Colombia La guerra del Alto Cenepa
entre Ecuador y Perú, de enero/febrero 1995, que después de casi cuatro años de
negociaciones terminó en la paz de octubre de 1998, le dio a Washington una
oportunidad única para cambiar la correlación estratégica de las fuerzas
militares en el espacio andino en su favor; y en contra de los movimientos
populares de Colombia. "Entusiastamente apoyado por el Departamento de Estado",
como escribieron los diarios latinoamericanos, la paz hecha en Washington
permitió desplazar el centro de gravedad de las Fuerzas Armadas del Ecuador
(FAE) de su frontera sur hacia la frontera norte, con Colombia.
El centro de gravedad ---es decir, el centro del poder militar de un potencial
enemigo--- para las FAE había sido tradicionalmente el Perú, por más de 150 años
de disputas territoriales y guerras. Toda la estructura militar ecuatoriana y la
concentración de sus tropas estába orientada hacia el sur. Para la frontera
colombiana esto significaba, que las FAE no se entrometieron en el conflicto
armado entre las guerrillas y el gobierno colombiana. Las guerrillas, a su vez,
respetaron la neutralidad ecuatoriana y actuaron en civil en misiones logísticas
en las provincias fronterizas e inclusive, en Quito; por lo general, en contacto
directo con los gobiernos ecuatorianos, inclusive, con el último Presidente
Lucio Gutiérrez.
Este modus vivendi impidió que Ecuador fuera afectado por la guerra en Colombia.
Sin embargo, cuando la guerrilla colombiana salio de la situación de empate
estratégico de las fuerzas beligerantes y pasó a tomar la iniciativa
estratégica, Washington decidió intervenir directamente. La potenciación de las
Fuerzas Armadas de Colombia, la formación de una fuerza de intervención
multinacional y el cierre de la frontera sur colombiana con Ecuador y Perú,
fueron los objetivos centrales de esta intervención. La precondición para el
tercer objetivo era el desplazamiento del centro de gravedad de las FAE hacia la
frontera con Colombia: la paz era el medio; el medio para poder iniciar la nueva
guerra en el norte.
Para los militares ecuatorianos el Comando Sur estadounidense (SOUTHCOM)
definió, dentro de este contexto, una serie de tareas específicas, entre ellas:
la construcción de fuerzas militares e infraestructura bélica en la Amazonía; el
mejoramiento de la logística para operaciones especiales y de inteligencia, así
como la instalación de facilidades aéreas y marítimas en las Islas Galápagos
(¡!).
El hombre de Washington para lograr tales objetivos en el Ecuador era Jarrín.
5. Jarrín: operador del Comando Sur e "investigador" de la FLACSO Antes de su
carrera académica como profesor-investigador de la FLACSO-Ecuador, Jarrín
desempeñó altos cargos en el Estado: fue Subsecretario de Defensa Nacional,
Secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Jefe del Comando Conjunto de las
Fuerzas Armadas. También tiene una licenciatura en Administración y Ciencias
Militares, y es Doctor en Ciencias de la Educación. En su carrera militar, fue
Agregado Militar del Ecuador en la República Argentina. Entre los cursos
realizados se cuentan el Curso de Defensa Continental en el Colegio
Interamericano de Defensa (CID), jefe del cual es el General Mayor Huber, y el
de posgrado en Inteligencia Estratégica en la Escuela Superior de Guerra del
Ejército Argentino.
En una de sus conferencias, "El Plan Colombia y la repercusión en las fronteras
comunes", Jarrín, siendo Subsecretario de Defensa, advirtió una preocupación
recurrente de su pensamiento que es que "la narcoguerrilla amenaza la
estabilidad regional". Por eso no sorprende que cuando el Grupo de Monitoreo del
Plan Colombia le reclamó ---siendo ya Secretario General del Consejo de
Seguridad Nacional (Consena)--- la programada participación de las Fuerzas
Armadas ecuatorianas en el Plan Colombia, Jarrín le respondió: "La sociedad
civil ecuatoriana debe encargarse de monitorear a los terroristas colombianos,
no al Plan Colombia." Por lo mismo, Jarrín ha sido acusado públicamente por el
Coronel (ret.) ecuatoriano Jorge Brito, como el autor principal del
desplazamiento del centro de gravedad de las fuerzas ecuatorianas hacia la
frontera de Colombia, cuando era miembro del Comando Conjunto de las Fuerzas
Armas, en consonancia con la "matriz de seguridad" definida por el Jefe del
SOUTHCOM, General James T. Hill, conocido por su amenaza en el Congreso
estadounidense en marzo del 2004, de acabar por la vía militar con las "amenazas
emergentes" del "populismo radical" en Venezuela, Haití y Bolivia. Hasta el día
de hoy, Jarrín no ha desmentido la acusación del Coronel patriótico.
6. Jarrín y Bonilla firman convenio con cómplice del terrorismo de Estado
centroamericano Jarrín figura también como responsable de un convenio de
cooperación entre la FLACSO y el Colegio Interamericano de Defensa, CID, que
"contempla la creación y el desarrollo de grupos de trabajo de investigación, el
intercambio de personal técnico, formación de docentes y pasantías". El convenio
que tiene una duración hasta el año 2008, fue suscrito por el General Mayor
Keith Huber, Presidente de la Junta Interamericana de Defensa (JID) y Director
del Colegio Interamericano de Defensa (CID); y el Dr.
Adrián Bonilla, director de la FLACSO-Ecuador.
Ni a Jarrín ni a Bonilla les importó firmar un convenio con un militar
pretoriano como Huber, quien es co-responsable del derramamiento de sangre
latinoamericana y cómplice del terrorismo de Estado del dictador Anastasio
Somoza y de los fascistas salvadoreños. En 1978, Huber estuvo asignado al
Séptimo Grupo de Fuerzas Especiales (7th Special Forces Group) en Fort Gulick,
Panama, como líder de un equipo operativo y como "asesor de campo" (field
advisor) en Nicaragua, donde defendió con las armas a la floreciente democracia
suiza del Presidente vitalicio Anastasio Somoza, contra el Frente Sandinista de
Liberación Nacional (FSLN).
Entre mayo de 1987 y mayo de 1988, en la fase culminante de la guerra de
liberación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Huber
sirvió como "Asesor de Campo a nivel de Brigada" (Brigade Field Advisor) en El
Salvador, defendiendo a una dictadura que el juez estadounidense Wanger calificó
en 2004 como responsable de "violaciones sistemáticas de derechos humanos con la
intención de perpetuar la oligarquía y el gobierno militar." El régimen que
Huber defendió con las armas, había asesinado en marzo del 1980 al Arzobispo
Oscar Arnulfo Romero; en diciembre del mismo año había violado y asesinado a
cuatro monjas estadounidenses; en marzo de 1980 mató a 600 campesinos en el río
Sumpul; en diciembre de 1981, el batallón Atlácatl, entrenado por fuerzas
especiales de Estados Unidos, masacró a 1000 campesinos en El Mozote; en
septiembre de 1989 asesinó a seis jesuitas y así, ad nauseam.
Con un tutor como Huber y la institucionalidad que representa: ¿Qué tipo de
docentes pretenden formar Bonilla y Jarrín en el Ecuador? 7. Salvar al Ecuador,
destituir a Jarrín Ante la descarada mentira de Jarrín de una necesaria fuerza
intervencionista multinacional, la política frente a las crecientes
provocaciones de Uribe debe ser de dos carriles. En el campo legal y político,
Ecuador debe entablar una demanda contra Uribe ante la Corte Internacional de
Justicia de la Haya. En el campo militar cabe recordar la política que en su
momento implementó el Comandante del Ejército, General René Vargas Pazos: avión
que viola el espacio aéreo ecuatoriano, es derribado; militares que entran a
Ecuador son detenidos o expulsados por la fuerza.
Las Fuerzas Armadas del Ecuador tienen suficiente potencial militar y
experiencia de combate, para parar en seco las provocaciones de Uribe; a
diferencia de Uribe que no dispone de capacidad bélica para enfrentar un
conflicto de este tipo.
Preservar la soberanía y neutralidad del Ecuador en el conflicto colombiano solo
es posible, si Palacio destituye a Jarrín. Pero, no es muy probable que esto
suceda. Cuando Lucio Gutiérrez cayó en abril del 2005 y los "forajidos" soñaron
con un gabinete latinoamericanista, Palacio invitó al Coronel (r) Jorge Brito a
ocupar un papel importante en la nueva estructura militar.
Pero la mafia militar monroeista se enteró y puso a Palacio contra la pared: o
Brito, o nosotros. Palacio reculó y dio de baja a Brito. Y no había fuerza
política organizada o vanguardia que pudiera impedir semejante triunfo del
Pentagonísmo.
8. El regreso de Gutiérrez y el futuro del país Lamentablemente, tal escenario
no ha cambiado. Más bien se ha deteriorado.
Palacio está tan debilitado que tendrá que agradecer a la Virgen del Quinche,
Patrona de Ecuador, si llega a las elecciones presidenciales de octubre de este
año. Está tan debilitado que tuvo que soltar a Lucio Gutiérrez sin cargos, de la
cárcel de lujo que ocupaba, para poder presentarse nuevamente como mártir de la
patria a las elecciones. Buena jugada del sistema.
El problema principal del Ecuador sigue siendo una clase política que, carente
de principios y proyecto de Nación y permeada hasta la médula por el
oportunismo, no sirve para nada. Su sabiduría se agota en las alianzas
tradicionales y la peregrinación a la Meca de los petrodólares. Activistas
políticos de toda clase, desde exlugartenientes de Gutiérrez hasta mensajeros
indígenas, exmilitares y neófitos bolivarianos de peso pluma, viajan a Caracas,
buscando por todas las vías la oreja del gran conductor y asimilando febrilmente
los iconos del bolivarianismo, a fin de convertirlos en una franquicia, que les
aceitara el camino al poder.
Cuando se formó el Movimiento por la República Bolivariana del Ecuador (MRBE),
en agosto del 2004, era imperioso convertirlo en movimiento y vanguardia
nacional, para evitar que el gobierno post-Gutiérrez siguiera con la política de
Gutiérrez. Parecía, que dicho grupo tenía el potencial para convertirse en
alternativa del poder en el Ecuador. Sin embargo, al presentarse la coyuntura
para dar el salto cualitativo no mostró la audacia ni la voluntad de sacrificio,
sin las cuales nunca puede haber una vanguardia.
Hay un hombre en el Ecuador que tiene el perfil para ganarle las elecciones a
los monroeistas y a Washington: el Coronel patriótico Jorge Brito. Pero, una
doble falla impedirá que esto suceda: 1. los movimientos sociales, indígenas y
políticos del país no tienen la madurez para reconocer tal hecho y, 2. nadie le
ha dicho a Fidel y a Hugo Chávez que Brito es la única opción sensata, para
---sobre este consenso--- conseguir el apoyo de los demás Presidentes del Bloque
Regional de Poder, tal como sucedió en el caso de Evo Morales.
Esa falla de la Embajada venezolana en Quito no sorprende, porque el embajador (exmilitar)
es amigo personal e incondicional de Gutiérrez. De la Embajada de Cuba en Quito
debería averiguarse, sin embargo, si es una falla de sus "emisores" o de los
"receptores" en La Habana.
Sea como fuese, todo indica que la tragicomedia ecuatoriana seguirá su camino si
las fuerzas vivas del Bloque Regional del Poder no deciden apoyar a las
tendencias que son vitales no solo para el pueblo ecuatoriano, sino para su
propio futuro.