Latinoamérica
|
De Bagdad a Bogotá
Horacio Duque
Colpress
Fue a Mister Danger y misia Condoleeza a quienes se les ocurrió recientemente
afirmar que en Irak las Fuerzas de la Coalición encabezadas por el gobierno
gringo, completarían, con sus ultramodernas Fuerzas Armadas -caterva de asesinos
y sádicos torturadores- la tarea de construcción nacional (Nacional Boulding)
para darle forma a una ejemplar democracia liberal occidental que sirviese de
modelo a los bárbaros musulmanes que viven refundidos en la oscuridad de la
historia y el atraso cultural.
Agregaban que para alcanzar tal objetivo nada mejor que copiarse de la
experiencia del 'exitoso gobierno' del señor Uribe Vélez en Bogotá, quien con su
fementida Seguridad Democrática estaba dando un ejemplo al mundo de cómo
extirpar el terrorismo y los grupos guerrilleros desestabilizadores.
Uribe Vélez, con el apoyo de los Estados Unidos, a través del Plan Colombia (y
7000 mil millones de dolares) y mediante el Plan Patriota, la Fuerza Omega, los
Comandos Conjuntos y las Fuerzas Especiales, había 'terminado' un largo
conflicto armado, gestado caprichosamente por la mano roja de Moscú, durante el
periodo de la guerra fría, repite con frecuencia Rice desde la Chancillería
imperialista.
Pero las cosas suceden de otra manera según lo podemos observar a diario en los
medios de comunicación.
Irak es hoy un espantoso caos como consecuencia de la intervención de la tropa
imperialista en aquella nación. A casi dos años de la invasión patrocinada por
la Casa Blanca, la valerosa resistencia del pueblo árabe ha desbaratado todo el
plan neocolonial de los fascistas cristianos (Kristof) de Washington para
apoderarse de la riqueza petrolera e hídrica de Mesopotamia y consolidar un
punto de control estratégico sobre la región. La guerra civil que enfrenta a
chiítas y sunnitas en Irak es la consecuencia más funesta de todos este
disparate de los "nuevos civilizadores postmodernos".
En Bagdad y las otras ciudades, la resistencia hizo añicos con bombas de
fabricación casera, lanzagranadas y acciones suicidas, la Guerra Preventiva de
Bush, Rumself y Negroponte. Su ataque unilateral, fraudulento -con pruebas
amañadas sobre las armas de destrucción masiva- y bárbaro, terminó hundido en el
pantano de la derrota y el repudio universal.
Lo único sensato que cabe en estos momentos es que las tropas mercenarias
invasoras se retiren cuanto antes para permitir que sean los propios ciudadanos
de Irak los que decidan de manera soberana su destino y organización política.
Algo similar sucede en Bogotá y otras ciudades de Colombia. Acciones militares
continuadas de la guerrilla durante 18 meses, paros en 7 departamentos y
movilizaciones ofensivas -tácticas y estratégicas - de las FARC, han desbaratado
toda la retórica oficial sobre la inexistencia del conflicto armado, según la
disparatada teoría elaborada por el primo del extinto capo Pablo Escobar
Gaviria, principal asesor del jefe narcoparamilitar que esta en la Presidencia
de la República.
El único responsable de todo lo que está sucediendo en estos momentos en
Colombia es el señor Uribe Vélez y su tiránico régimen, quien a pesar de
desconocer la guerra civil ha montado un gigantesco aparato militar con
abundantes presupuestos estatales dizque para doblegar a Marulanda Vélez y el
liderazgo de las FARC, objetivo para el cual reorganizó las bandas
paramilitares, mediante una fingida negociación. La pregunta que muchos nos
hacemos es la siguiente: ¿si en Colombia no hay conflicto armado qué sentido
tiene focalizar cada año, casi el 10% del PIB en acciones bélicas contra la
insurgencia campesina para aplastarla?.
Como en Bagdad, en Bogotá estamos viviendo la guerra en toda su intensidad y
horror, con sus terribles consecuencias de sangre y dolor.
Una de ellas es la violación del Derecho internacional Humanitario que corre por
cuenta del gobierno y sus aparatos militares, a pesar de la frescura con que
hacen sus declaraciones los funcionarios en la televisión invocando el DIH.
No obstante que altos jerarcas del gobierno y de las Fuerzas Armadas se rasgan
las vestiduras evocando las normas del DIH, quien desconoce de manera crónica
tales regulaciones es el propio Uribe Vélez con su negativa a permitir el
Intercambio Humanitario, con las torturas a los soldados en sus propios
batallones y con las arbitrariedades permanente de los derechos de la población
civil a través de los grupos paramilitares, como sucedió recientemente en
Curumani, el Ariari, Sabanalarga, Apartado y otros lugares.
Es bueno recordarles a estos demagogos que quien patrocina el desconocimiento de
los Acuerdos de Ginebra para humanizar las guerras es el Departamento de
Justicia gringo y Mister Gonzáles, su titular. Este señor se ha hecho famoso por
los documentos jurídicos que ha elaborado para doña Condolezza y Mister Rumself
,como una especie de catecismo de catecismos, en los que sostiene que los
Protocolos de Ginebra son obsoletos y no se aplican en los conflictos
contemporáneos. A partir de allí es que se explican Guantánamo, Abu Grahin, las
prisiones secretas de la CIA por todo el mundo, el expreso (Gulfstream summer) y
las presionadas inmunidades para los soldados del ejercito imperialista en
territorios extranjeros como Colombia, que aplude Uribe Velez.
La manera como el señor AUV continua la guerra contra la insurgencia campesina
es macabramente colombiano. Es llover sobre mojado hablar de su desprecio por
las más elementales normas del DIH, que sus protegidos grupos paramilitares
pisotean diariamente con el abierto concurso de las tropas estatales, afectadas
por el transformismo hacia los escuadrones de la muerte.
Oidos sordos han sido los de Uribe Velez durante los últimos cuatro años frente
al Intercambio Humanitario y la aplicación de las demás normas de los Acuerdos
de Ginebra. A el lo único que le interesa es perpetuarse en el poder para
consolidar su régimen fascista y los privilegios de unos cuantos potentados, los
que seembolsillaron el TLC para incrementar sus insultantes fortunas.
Este es el recorrido de Bagdad a Bogota. Cualquier parecido es pura
coincidencia.