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Colombia para los americanos: 'Doctrina Monroe'
Tras la firma del TLC con Colombia Germán Umaña Mendoza
El Tiempo
Cerradas las negociaciones del TLC con Estados Unidos, es objetivo decir que
se trata en lo fundamental de un Tratado de Protección a los inversionistas
norteamericanos.
En general se negoció ‘seguridad jurídica’ para los que planean hacer una
inversión sin estar establecidos en el país (preestablecimiento), indemnización
por presunta expropiación indirecta y en el caso de la propiedad intelectual,
indemnizaciones por "anulación o menoscabo de los beneficios" esperados ante
cambio en las normas.
En inversión de portafolio se limitó a un año el período para aplicar control de
capitales, se limita la aplicación de políticas públicas que exijan a los
inversionistas "requisitos de desempeño", las reglas se amplían no solo a las
controversias estado-estado sino a los particulares, se acepta en todos los
casos el arbitraje internacional y privatizado y sus resoluciones son
vinculantes.
La apertura comercial de los Estados Unidos es limitada: en esencia y para todos
los productos subsidiados del sector agrícola se cierra el mercado, no hay un
sistema de solución de diferencias en materia sanitaria y se mantiene la
discrecionalidad proteccionista de Estados Unidos. Los requisitos de origen para
beneficiarse del programa de liberación para exportaciones que compiten con
producciones norteamericanas excluyen en alto porcentaje la incorporación de
materias primas e insumos de terceros países, nada se trata sobre la legislación
proteccionista antidumping de los Estados Unidos, ni otras barreras de tipo no
arancelario, como las que se derivan del denominado control al "bioterrorismo".
En servicios profesionales empresariales y personales se mantienen las medidas
disconformes de los Estados y éstas ni siquiera se identifican o notifican, nada
hay en materia de visas y poco en reconocimiento de profesiones.
Colombia efectúa una apertura unilateral en bienes agrícolas y se desmontan los
mecanismos de protección. Se abren las industrias culturales y se pierde
identidad. No se establecen normas supranacionales para el control del abuso de
la posición dominante de mercado por parte de las multinacionales. Eso sí,
aumentan los niveles de liberalización y se disminuyen los requisitos de
desempeño, eliminando la posibilidad de aplicación de políticas públicas para
servicios financieros y telecomunicaciones. La solución de controversias en
bienes no es vinculante, al contrario de lo expuesto para los sectores de
interés norteamericano.
Las compras públicas de bienes y servicios conservan sus medidas disconformes,
cuando se negocian, puesto que muy pocos de los Estados son parte del Tratado y
se encuentran excluidos de cualquier obligación. Adicionalmente se establecen
normas de protección por el denominado ‘dumping social’, con sanciones o multas
comerciales, en lo ambiental y laboral.
Se amplia el monopolio tanto por patentes como por derechos de autor en
propiedad intelectual, lo que encarece y disminuye la posibilidad de incorporar
progreso técnico. Además, se disminuye y encarece el acceso a los medicamentos,
a los agroquímicos, a la tecnología de la información y se fortalece el control
contra la piratería. Se abre la posibilidad de patentar plantas y animales. Eso
sí, no se establecen normas de protección contra la biopiratería ni contra la
expropiación de los conocimientos tradicionales.
El proyecto andino se limita y no será posible perfeccionar la Unión Aduanera,
ni el mercado común, se viola la normativa de propiedad intelectual, se acaban
las bandas de precios y la posibilidad de desarrollar una política agropecuaria
común, se multiplicarán las distorsiones por las diferencias arancelarias con
respecto a Estados Unidos, se pone en riesgo la sostenibilidad de la zona de
libre comercio y se deberán modificar las políticas comunes en propiedad
intelectual e inversiones.
En síntesis, es un Tratado asimétrico, favorable a Estados Unidos, inequitativo
y no recíproco. En Colombia ganan las multinacionales, los importadores y unos
pocos exportadores. Los perdedores, todos los demás, pero sobre todo la Nación
en su conjunto.