Latinoamérica
|
La historia del avión fantasma de Uribe y la falsa rendición de 70 guerrilleros de las FARC
Revista Semana
Exageraciones y una que otra mentira le quitan fuerza a la desmovilización de
70 supuestos guerrilleros de las Farc.
La escena se repitió una vez más. El presidente Álvaro Uribe, con gesto humilde
y tono de contrición, les presentó disculpas a los colombianos por haber avalado
una información que había recibido de sus subalternos, la cual acabó siendo un
'embuchado'. La situación era prácticamente idéntica al escándalo que surgió
cuando Rafael Pardo fue acusado de conspirar con las Farc para desestabilizar
las instituciones del país. La fórmula del 'embuchado' al Presidente y la
posterior petición de perdón presidencial funciona cuando se practica por
primera vez. Sin embargo, cuando se vuelve rutina, como parece estar sucediendo,
pasa a la categoría de oso.
Eso ocurrió esta semana cuando en Alvarado, Tolima, se desmovilizaron 70
guerrilleros de las Farc, con comandante y avión incluidos, en lo que ha sido
considerado por algunos analistas como el golpe más grande en los últimos 40
años a esa guerrilla Pero lo que empezó como una gran noticia para la historia
de la guerra, terminó como un lamentable montaje propagandístico. Esta es la
historia de cómo una pequeña verdad terminó disfrazada con una serie de
mentiras: un desertor de las Farc dispuesto a entregar un grupo de milicianos
terminó convertido en jefe de una poderosa compañía guerrillera, con un
sofisticado armamento, y un avión para traficar armas. ¿Cómo se llegó a
semejante equívoco? El 'comandante' Raúl Agudelo, conocido con el alias de
'Olivo Saldaña', fue presentado por el gobierno y el Ejército como el jefe de la
compañía guerrillera 'Cacica La Gaitana', que opera en el sur del Tolima y que,
se supone, es parte importante de la estructura de Alfonso Cano, miembro
destacado del Secretariado de las Farc. Luis Carlos Restrepo, alto comisionado
para la Paz, dijo que "el señor Agudelo es un colaborador del Estado y gran
impulsor de las políticas de desmovilización", y el general Mario Montoya,
comandante del Ejército, se refirió a él como "un hombre con el que venimos
trabajando".
Lo que no se dijo públicamente en ese momento es que Saldaña, que era jefe de
finanzas de las Farc en el sur del Tolima, desertó en 2004, y en agosto de ese
mismo año fue detenido por la Policía. Desde esa fecha está preso en una cárcel
de máxima seguridad, condenado por rebelión y haciéndoles frente a 19 procesos
judiciales por secuestro, homicidio y extorsión.
Al ver que su situación jurídica empeoraba cada vez más y su perspectiva era
pasar varias décadas en la cárcel, Saldaña se contactó con el Ejército y se
convirtió en informante. Al mismo tiempo, su abogado, Enrique Arango, inició
contactos con la oficina del Alto Comisionado para lograr que fuera cobijado por
la Ley de Justicia y Paz. Así empezó la historia de la desmovilización.
La avioneta El otro embuchado es el de la avioneta. El martes la información
oficial que expidió la oficina del Alto Comisionado, decía que se entregaban 70
hombres de las Farc y con ellos un avión Aerocommander que estaba en Corozal,
Sucre.
Versión que fue difundida también por el Presidente de la República. Al día
siguiente, la Armada en Sucre aclaró que el avión con matrícula N685AG había
sido abandonado en ese aeropuerto, luego inmovilizado e incautado por la Dian.
Entonces el Ejército, en cabeza del general Montoya, tuvo que salir a ratificar
la versión de la Armada, y decir que todo se debía a un problema de
comunicación. Lo propio hizo el presidente Uribe, quien reconoció el viernes que
no tuvo la información correcta en el momento de pronunciarse.
Tanto el Ejército como el Alto Comisionado han repetido ante los medios la
versión que 'Olivo Saldaña' tiene sobre la aeronave y que le relató a SEMANA.
Según él, durante la zona de distensión, y siendo jefe de finanzas en el sur del
Tolima, le fue encomendada la tarea de comprar este avión a un intermediario.
Saldaña dice que pagó 500.000 dólares en efectivo a un hombre que habría llevado
el avión a San Vicente del Caguán. En su historia, la aeronave sería utilizada
para llevar munición a los frentes de todo el país, durante la ofensiva final
que tenía planeada la guerrilla. Pero la munición nunca llegó y el avión se
quedó varios meses en un aeropuerto en las selvas de Caquetá. Dos meses antes de
acabarse el proceso de paz, el guerrillero asegura que se le solicitó sacar de
allí el avión. Saldaña dice que un piloto contratado por las Farc se lo llevó a
la costa Caribe, lejos de la guerra, para protegerlo. Y que meses después lo
dejó abandonado en el aeropuerto de Corozal.
La versión de Saldaña tiene muchas inconsistencias. El avión tiene matrícula
estadounidense y ésta fue actualizada por última vez el 27 de febrero de 2003 en
Estados Unidos, un año después de que se terminó la zona de distensión.
Oficialmente, la primera vez que la Aeronáutica civil tuvo conocimiento del
avión fue en abril de 2003, cuando le fue otorgado un permiso de 30 días para
moverse por todo el país en vuelos de demostración.
Entró al país el 7 de mayo y ese mismo día viajó a Ibagué y 10 días después hizo
demostraciones en Bogotá y Medellín. El 18 de mayo aterrizó en Corozal, de donde
nunca más despegó porque su permiso había vencido y no le fue renovado. El
piloto que había tramitado el permiso, capitán Héctor Hernández, nunca volvió a
presentarse y un año después la aeronave fue incautada por la Dian.
Si bien podría ser cierto que las Farc hayan comprado aviones -sobre lo cual el
Ejército no tiene certeza-, es muy remoto que un guerrillero de bajo rango haga
una transacción tan importante y estratégica. Y mucho menos que se le encargue a
éste su custodia. Más incoherente aun resulta el hecho de que el avión haya sido
trasladado a Sucre, región que para la fecha era controlada por las autodefensas
y donde las Farc no tienen mayor movilidad.
También causa curiosidad que el avión aparezca en los registros de la agencia
Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) en 2003.
Lo más increíble de la historia de Saldaña es que el gobierno en pleno, y los
militares, la hayan creído y salido a repetir a los cuatro vientos, sin
verificación ni beneficio de inventario. A SEMANA le tomó tres horas confirmar
con la Aerocivil la historia de la avioneta. Sin embargo, el general Montoya y
sus oficiales de inteligencia reconocieron que no verificaron los antecedentes
de la aeronave, a pesar de que era la primera vez que oían hablar de que la
guerrilla tuviese este tipo de recursos. Y eso que Saldaña es considerado como
una ficha clave para la inteligencia que se requiere en futuras operaciones
contra las Farc.
¿Cómo pudo una persona de tan alto rango en el gobierno como Luis Carlos
Restrepo divulgar una información sin confirmar? ¿Por qué los militares se
tragaron entera la versión de un guerrillero? ¿Hubo acaso una mente creativa que
manipuló toda la historia y creó todo este cuento? ¿O es que se quiso avalar de
manera interesada un testimonio que magnificaba un golpe propagandístico en la
lucha contra las Farc? La compañía 'Cacica La Gaitana' Gobierno y militares
dijeron el martes que se estaba desmovilizando una importante compañía del
Comando Conjunto Central de las Farc llamada 'Cacica La Gaitana'. Montoya
insistió incluso el viernes en que esta deserción masiva se constituía en el más
duro golpe a la guerrilla en los últimos años.
La versión de Saldaña es que él empezó a crear en diciembre de 2003 esta
compañía como un grupo móvil de finanzas, dedicada al secuestro y la extorsión.
Pero según su propio relato, un mes después desertó de las Farc.
Durante estos años ni la Policía ni la Gobernación del Tolima tenían información
de que existiera dicha estructura. El Ejército, por su parte, admite que este
grupo no aparece en el orden de batalla de las Farc, pero acoge la versión de
los desmovilizados de que hace tres meses (en diciembre) se empezó a
reorganizar. Justamente cuando, según el gobierno, Saldaña empezó a hablar de
esta desmovilización.
Quizá lo que más dudas ha generado sobre la existencia real de este grupo son
las imágenes que transmitieron los canales de televisión. Aunque todos los
protagonistas de la desmovilización aseguran que por lo menos 40 de ellos
hicieron una larga marcha por la montaña atravesando de sur a norte el Tolima,
los supuestos guerrilleros llegaron con uniformes nuevecitos, y sin ningún signo
de fatiga. 'Biófilo', un joven que fue presentado como jefe político de la
compañía, hizo la entrega de un fusil M4, pero aún no se ha podido recoger una
versión única y verdadera sobre él. Saldaña dice que 'Biófilo' actuaba en Ibagué
como dirigente político y miliciano. En ese caso, no se explica por qué se
disfrazó de camuflado y entrega un fusil como si estuviera en el monte. El
general Montoya, sin embargo, asegura que 'Biófilo' llevaba dos años en el
monte, lo cual resulta muy poco creíble (ver gráfico en el comienzo del
artículo).
Saldaña tampoco ha podido dar cifras exactas de cuántos combatientes plenos
desmovilizó y cuántos milicianos. SEMANA estuvo en el sitio de concentración y
pudo constatar que hay un puñado de muchachos que efectivamente pertenecieron a
las milicias. Otros no. Al ser interrogada una de las desmovilizadas sobre su
papel en la guerrilla, respondió: "Yo soy la hermana de Olivo y le ayudo a él
comprando medicinas". El propio Saldaña admitió que por lo menos uno de los
muchachos había sido reclutado por él en la cárcel de La Dorada, en el patio de
la delincuencia común. También se comprobó que algunos de los desmovilizados
tienen su residencia en Bogotá. Por su parte, el abogado Arango se mostró
preocupado porque "muchos de estos muchachos estudian y trabajan, si los
retienen allá por más tiempo o los llevan a un albergue, los van a perjudicar
mucho".
A estas incongruencias se suman otras. Esta ha sido una desmovilización atípica.
La Fiscalía, que es la encargada de tomar las declaraciones en estos casos,
estuvo ausente. Fue el Ejército el que entrevistó a los supuestos combatientes,
con el argumento de que la desmovilización fue pactada con ellos. La Policía del
Tolima dijo que "no nos han dejado arrimar por allá" y la Fiscalía se quejó de
que los hubiesen marginado de este procedimiento.
También resultó extraña la rapidez con la que se hizo la entrega, con el
argumento de que había muchos riesgos de seguridad para quienes intentaban
desmovilizarse y que decían estaban siendo perseguidos por las Farc. Este
argumento resulta insulso cuando se trata de 70 hombres, armados con 24 fusiles,
14 pistolas, siete revólveres, y una subametralladora punto 30, que es un arma
de combate feroz. La estructura tampoco entregó granadas ni munición, elementos
infaltables para un grupo que ha recorrido a pie todo un departamento donde
actúan más de 20 grupos de las Farc.
Pero quizás el asunto que más suspicacias despierta es el momento elegido para
hacer esta desmovilización. Justo en la semana en la que las Farc tienen en vilo
seis departamentos por paros armados, y ataques contra la población civil. Y
cuando de manera oportunista, anunciaron que entregarán con clara intención
electoral, a dos policías secuestrados.
¿Fue esta desmovilización un montaje? ¿Una cadena de errores? ¿Cayeron el
Ejército y el gobierno ingenuamente en la trampa de un guerrillero imaginativo?
Un poco de las tres. Fue un montaje porque a pesar de que Saldaña pudo persuadir
a un grupo pequeño de sus ex camaradas que lo siguen como líder de que se
desmovilizaran, se le pusieron tantas arandelas a este hecho, que pasó de lo
teatral a lo tragicómico. También hubo una cadena de errores porque aunque desde
el principio se pudo haber dicho que Saldaña era un reo dispuesto a colaborar
con el gobierno, se omitió ese detalle en los comunicados oficiales y sólo se
habló al respecto cuando los medios lo pusieron en evidencia. Y porque en el
tema del avión toda la información dada por el gobierno y el Ejército fue
errática.
Y si el Alto Comisionado y Montoya actuaron de manera ingenua, es más grave aun.
Porque si Luis Carlos Restrepo se tragó este 'embuchado' con 70 guerrilleros,
¿cómo saber cuántos más se tragó en la desmovilización de 26.000 paramilitares?
Y en el caso de Montoya, es también preocupante que los militares no hagan ni
siquiera las preguntas que haría cualquier periodista o ciudadano.
Los creativos Es difícil saber dónde se cocinó este enredo. Pero ha quedado en
evidencia que este es un capítulo más de la guerra de información. Como en otras
ocasiones, el gobierno y los militares se han preocupado más por crear hechos
virtuales que produzcan efectos simbólicos, antes que realidades que cambien la
ecuación de la guerra contra las Farc.
En el fondo lo sucedido la semana pasada tiene más de oso que de embuchado.
La desmovilización de cualquier número de guerrilleros de las Farc, por más
exagerada que sea su presentación, es conveniente para el país. Muchos dolores
de cabeza se habría evitado el gobierno si sus creativos no le agregan al
capítulo de esta telenovela la entrega del avión. Con esto se pasó de la
exageración a la ficción y se le quitó credibilidad a un acto que tenía muchas
connotaciones positivas. Lo que Alfredo Rangel llamó "el más duro golpe a la
moral de las Farc" definitivamente no lo fue por una sobredosis de mitomanía
oficialista. Flaco servicio le prestan al Presidente los subalternos que quieren
glorificar cada uno de los actos de su gobierno.
Uribe es suficientemente popular como para tener que recurrir a artimañas de
esta naturaleza que, en lugar de fortalecerlo, lo dejan como un manipulador y lo
exponen a ser manoseado por la opinión pública de manera innecesaria.