Latinoamérica
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¿Tratado de Libre Comercio
ó Soberanía Popular?
Alejandro Martínez.
La servil firma del TLC por parte del pupilo imperial AUV-AUC, demuestra su
"preocupación" por la paz de los
Colombian@s, en un marco donde la condición
capitalista del mercado se ha vuelto frenética, eufórica; y donde cada vez que
la especulación y la explotación de la tierra y el hombre se producen, ocurren
reacciones violentas que hoy en un entorno global, da el "tiro de gracia" a la
paz y al campo, pues desploma más el casi inexistente mercado interno, afecta a
los trabajador@s,
pone en venta sus espacios histórico-ecológicos, pero también y por fortuna
perturba el capital, divisas y sistema financiero; además de arreciar la lucha
por el poder popular y la soberanía.
Indudablemente para confrontar y derrotar este esperpento neoliberal, se
requiere de la combinación de las diferentes formas de lucha; pero donde un
nuevo enfoque crece como hongo, y tiene que ver con una formidable conciencia
cultural múltiple, autónoma y diversa de nuestro pueblo, que hoy particularmente
está decido a derrotar a esta bestia donde se aparezca; con las armas que el
pueblo ha determinado, articulando el saber, el pesar y el actuar; además
ejerciendo diáfanamente el valor entre poder y cultura.
Esta respuesta del pueblo en cuanto sujetos sociales, nuevamente advierte la
complejidad del campo , el trabajo y el "desarrollo" para un país como Colombia,
en donde no se claudicará jamás para construir un paz digna, hoy "calada" en
diferentes escenarios y por rutas más precisas y diversas para la organización y
para la producción social ,pues el capitalismo y sus "modelos de desarrollo" no
solamente están en cuestión sino que van a ser derrotados como medios de
dominación y explotación que mutilan a
l@s trabajadores y sus culturas; convirtiéndoles en
nuevos esclavos, enajenando a los productores directos, sus potencialidades
espirituales de trabajo, misma que quieren seguir sometiendo de manera mezquina
al despotismo; y en el caso del campesinado; transformando el tiempo de su vida
en intenso tiempo de trabajo; pero además arrojando al obrero, al campesino, al
indígena; a su mujer y a sus hijos a las fauces voraces del capitalismo y su
TLC.
Esta otra forma de exclusión y de acumulación capitalista, es desde luego y al
mismo tiempo acumulación de mayor miseria, tormento de trabajo, esclavitud,
ignorancia, embrutecimiento, desplazamiento y degradación que busca valorizar el
mundo de las cosas, y en relación con ello, desvaloriza el mundo espiritual de
los hombres y las mujeres.
Si bien pareciera que la tendencia dominante fuera imparable, lo que realmente
ocurre es que las caducas relaciones de producción capitalista están en crisis
permanente, en razón de criminalidad que precipita mayores guerras de clases,
atraso y miseria; aspectos que devienen en fuentes cotidianas de recolonización,
neoliberalismo, neofascismo, guerras de liberación, procesos de autonomía y
rebelión; y de otras y diferentes formas de construcción y reconstrucción de la
sociedad , que confrontan el orden establecido, que hoy es un orden neoliberal,
que no resolverá la crisis ni la guerra, pues con el ALCA se genera hambre,
mayores déficits presupuestales, elevados e impagables intereses de la deuda
"eterna", el descenso de la inversión rural, mayores privatizaciones,
especulación, bancarrota, marginación y desempleo, circunstancias que son signos
oligárquicos en Colombia, pero que también sieguen cuestionando y reestructuran
las relaciones de clase y determinan desde luego las recomposiciones alrededor
de cada clase o estrato social, los sistemas de ideas y formas de organización
de cada uno de los sectores.
De tal manera que el TLC, como parte de esta herencia de más de 500 años de
colonización y neocolonialismo; será un mapa tenebroso de depredación social,
que quiere sepultar de una vez por todas el fértil trabajo campesino y
proletario; y claro está a la naturaleza ;por lo tanto la lucha democrática,
revolucionaria; legal e ilegal; armada y no determinarán en su dialéctica social
el futuro de la paz, de la tierra y de la vida en Colombia.
Fuente: lafogata.org