Latinoamérica
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Más claro, Michelle, echarle agua
Paulina Castro Cerruti
www.porlalibre.org
A la salida del acto oficial del traspaso de mando realizado el sábado en el
Congreso en Valparaíso, el presidente argentino, Néstor Kirchner, declaró estar
muy impresionado por la ovación que recibió Ricardo Lagos cuando se retiró del
lugar con su gabinete. "Ojalá a mi me despidieran de la misma forma. Sin duda
que fue un gran mandatario", fue más o menos lo que dijo.
Efectivamente a Lagos lo aplaudieron mucho en el hemiciclo, pero el
reconocimiento provenía de la clase política, parlamentarios de la Concertación,
la coalición gobernante y también de la oposición de derecha que públicamente ha
declarado que el mandatario saliente representó los intereses del empresariado,
al que ellos pertenecen y donde a varios del gobierno también les gustaría
estar.
Pero en la calle la despedida fue bien distinta. Afuera de La Moneda, palacio de
gobierno, un grupo de personas, que no sobrepasaba las cien, gritaba consignas
de apoyo, y Lagos, en una más de sus habituales puestas en escena mediáticas
–que de eso sí sabe-, agradecía como si se tratara de una concentración
multitudinaria, al tiempo que descargaba su amargura increpando a camarógrafos y
escoltas porque se cruzaban en su camino hacia las "masas". Luego, al llegar al
Congreso, en la calle lo recibió menos gente que en La Moneda. Pero él, que se
sabía observado en las pantallas de televisión, levantaba los brazos desde el
descapotable en agradecimiento a una ovación que sólo él escuchaba en su cabeza
(God save the King). Los medios de comunicación nacionales, más papistas
que el Papa, lo ayudaban con primeros planos y omitiendo una vez más a los
televidentes lo que realmente ahí ocurría.
Puede que cuando Kirchner se vaya no lo aplaudan en el parlamento como a Lagos,
pero sobre la despedida popular yo no me atrevería a decir lo mismo. En Chile no
tuvimos a un presidente que se haya enfrentado a las transnacionales para
defender los intereses nacionales. En Argentina Kirchner redujo la exportación
de gas a Chile en beneficio del abastecimiento y control del precio interno,
igual como hoy lo hace con el tema de la exportación de carne. En Argentina, en
vez de proponer el restablecimiento de la aplicación de la Ley de Amnistía como
lo hizo en Chile el Consejo de Defensa del Estado -sin éxito, por suerte-,
abolieron definitivamente las leyes de Punto Final y Obediencia Debida que
durante dos décadas protegieron a violadores de derechos humanos y a sus
cómplices. Podría seguir, pero no es lo único a lo que me quiero referir en este
artículo. Sólo decirle al presidente Kirchner que es un caballero y que
contrario a lo que la mitología chilena piensa, también hay argentinos sobrados
de modestia.
MAR PARA BOLIVIA. Más tarde, ya con una presidenta mujer en ejercicio, la
nueva ministra de defensa, Viviane Blanlot, es consultada sobre su opinión
acerca del, y esta vez sí multitudinario, acto de recibimiento al presidente
boliviano Evo Morales en el court central del Estadio Nacional, realizado un día
antes del traspaso de mando, al que asistieron entre 6 y 8 mil personas. Qué le
parece, ministra, consultaron los periodistas, que la gente haya coreado "Mar
para Bolivia". Una opinión respetable pero que no representa el sentir de la
mayoría de la población chilena, respondió ésta. Ahora yo le pregunto, señora
ministra, ¿cómo puede afirmar tan categóricamente eso? ¿Existe acaso alguna
encuesta que respalde lo que usted dice? ¿O, han realizado un acto donde la
gente coree "No, mar para Bolivia, por ningún motivo"?. Por fortuna el
comentario que sobre el mismo asunto hizo a la prensa el recién asumido ministro
de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley, habla de que el nuevo gabinete, tan
tan anti boliviano, no es. Foxley declaró que lo que en ese acto se expresó era
importante, que había que atenderlo y que además ya era hora de terminar con
ciertos prejuicios. Bien ministro, imagino que ya usted se percató de que en
Chile atravesamos por una crisis energética que de no encontrar una rápida
salida amenaza con desestabilizar la economía y seguridad interna. Además,
imagino que usted también debe saber que los ariqueños son menos prejuiciosos
que nosotros los santiaguinos, y que la idea de entregar una parte del control
del puerto a los bolivianos no les parece tan aberrante. Incluso lo ven como la
posibilidad de reactivar la economía de una ciudad a la que el centro deja morir
por inanición.
TRATADOS DE LIBRE COMERCIO. Es verdad que Foxley es demócratacristiano,
de un partido político que detesta a Chávez y hace campaña internacional en su
contra; que en la década de los sesenta y setenta recibió financiamiento y
asesoramiento técnico de la CIA para evitar la asunción de Salvador Allende; que
apoyó el golpe militar; etcétera, etcétera. Sin embargo fue a él, que también
fue ministro de Hacienda de Aylwin y por lo tanto aplicado ejecutor de las
órdenes del Fondo Monetario Internacional, al único actor de la política
oficialista que escuché advertir sobre el mal negocio que se estaba haciendo al
firmar el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Estaba preocupado
por la eliminación del "encaje", que es un instrumento por el cual, hasta antes
de la firma de este acuerdo al que eufemísticamente llaman de libre comercio, se
cobraba una tasa a los inversionistas extranjeros por cada transacción
financiera-especulativa que realizaban en el país. Con la ratificación del
tratado esa herramienta fue eliminada, Foxley dejó de llamar la atención sobre
el tema, pero hoy, en su primer día de ejercicio como titular de exteriores,
declaró que en vez de seguir firmando TLCs, lo que se va a hacer es reforzar los
existentes para involucrar en el proceso exportador a otros miles de
"emprendedores y empresarios" (¿será que paran el de Japón?) Del encaje ni una
palabra, porque ahora es canciller, no ministro de Hacienda, y el que lo es, su
"delfín", Andrés Velasco, todavía no se pronuncia ni le preguntan y la verdad
dudo que esté en su agenda de prioridades restablecer a la economía del país el
único seguro de vida que tenía para resguardarse de la especulación financiera
de las grandes transnacionales que hoy juegan sus acciones en Chile mejor que si
estuvieran en Las Vegas.
DESDE EL CUERPO. En este traspaso, "la Michelle" estuvo bien. Habló de
corrido, muy bonito, fue emotiva. Se diría, parafraseando a las intelectuales
feministas criollas, que escribió sus discursos "desde el cuerpo". Pero, ¿qué
dijo Michelle sobre la Barrick Gold, la trasnacional canadiense con acciones de
daddy Bush, a la que Lagos no tuvo ningún reparo en entregar parte de la
soberanía nacional que tanto se defiende cuando se insinúa el tabú "mar para…"?
Nada. ¿Qué dijo sobre las hidroeléctricas que proyectan construir en Aysén?
Nada. ¿Qué dijo sobre la posibilidad de cobrar un impuesto a las mineras acorde
a la evisceración que hacen de nuestros recursos naturales? Nada. ¿Qué dijo de
los mapuches y de la ley de seguridad interior del Estado que los trata como
terroristas? Nada. ¿Habló acaso de recuperar para los pequeños pescadores la
costa chilena? Cómo crees!!!, si su ministro del Interior, Andrés Zaldívar,
tiene intereses en la industria pesquera. ¿Propuso una ley de responsabilidad
social de los medios de comunicación para resguardar el derecho de la población
a informarse con la verdad y nada más que la verdad? Tampoco. Pero eso ya es
ponerse a hilar muy fino. Lo que sí hizo, y hasta el cansancio, fue adular al
mandatario saliente,"el mejor presidente de Chile", "un gran hombre".
Sin embargo todavía es muy pronto para juzgarla. Recuerdo que cuando fue elegido
Kirchner muchos, entre los que me incluyo, dudamos que se fuera a producir un
cambio significativo en la Argentina. Era un justicialista, igual que Menem, De
la Rúa y Duharte. Además, durante la campaña tampoco se lanzó en picada contra
los intereses extranjeros que tenían estrangulado al país, peor, mucho peor que
acá en Chile. Quien sabe si por ahí la promesa de igualdad y justicia social se
cumple, si efectivamente se reforma el sistema previsional y la sociedad civil
asume un papel más protagónico en las decisiones de Estado. Quien sabe si nos
sentamos a conversar con los bolivianos y la idea de establecer alianzas con
nuestros vecinos sudamericanos se transforma en prioridad y dejamos atrás la
carrera armamentista en la región. Quien sabe.
Ser mujer no es garantía de nada. Esta no es una cuestión de género, sino de
tomar medidas concretas que reviertan la desregularización de una economía donde
el pez grande se come a los más chicos. Michelle dice que quiere vernos más
contentos, y para eso, como regla general, lo único que se necesita es actuar
buscando para el otro lo que deseamos para nosotros mismos.
Para terminar, lo que dijo Chávez: "Bolivia tiene gas en abundancia, Perú tiene
un tercer nivel, pero Venezuela posee las reservas más grandes del continente.
Hay gas para Chile y toda sudamérica. Hay gas para casi 200 años. Nosotros
estamos muy interesados, ya lo habíamos hablado con Lagos y ahora vamos a
hablarlo con la presidenta".
Más claro, Michelle, echarle agua.