Latinoamérica
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El recurso de la razón intuitiva
Antonio Peredo Leigue
Santa Cruz amenaza.
El Comité Cívico que ha liderado lo que en un momento se llamó ³la media luna²
proclama que convocará por sí a un referéndum autonómico departamental. Un grupo
universitario en conferencia de prensa convoca a ³defender con las armas la
autonomía². En el Congreso Nacional, los parlamentarios que representan a los
partidos y a las regiones asisten, desganadamente, a una reunión que intenta
superar los grandes desacuerdos en la forma de elegir a los miembros de la
Asamblea Constituyente.
Viernes 3: Con muchas dificultades, el comité que forman aquellos
representantes, avanzan en acuerdos, con la premisa de que ³no hay acuerdos,
mientras no se acuerde todo². Ese todo, supone consensos en la elección de los
constituyentes y además lo cual es aún más difícil la convocatoria a referéndum
autonómico, con la redacción de una pregunta que satisfaga los criterios
encontrados que se manifiestan en los bandos políticos. El Comité Cívico pro
Santa Cruz ha advertido, muchos días antes, que no habrá Asamblea Constituyente,
si no hay referéndum vinculante departamentalmente, frase que significa que, si
en un departamento gana el SI, éste se declarará autónomo, sin importar que el
voto sea negativo en el resto del país. En el plenario congresal, se suceden los
discursos, durante un par de horas, exponiendo las razones y a veces las
sinrazones de unos y otros, hasta que se decide suspender la sesión esperando
que se produzcan decisiones en el comité parlamentario.
Sábado 4: El prolongado trabajo del comité, comenzó a dar sus frutos al
iniciarse la medianoche. Finalmente parecían encontrarse los discordes, en un
punto intermedio. Quedaba por discutirse el tema autonómico, aunque se habían
sentado las bases. En Santa Cruz se vivía una tensa espera que no aliviaba ni
tan siquiera la despedida del Carnaval que, en esa ciudad, se vive intensamente.
A media mañana, vuelve a reunirse el grupo de trabajo parlamentario. En forma
sorprendente, los acuerdos se producen con rapidez.
Tanto es así que, al mediodía, se llega a conclusiones. Se había logrado acordar
todo, incluso la forma en que el Congreso aprobaría las dos leyes, al mismo
tiempo y se entregara ambas al Presidente para que las promulgue.
Poco después de las 7 de la noche, los presidentes de ambas Cámaras acompañaban
al Vicepresidente Alvaro García, rodeados de un numeroso grupo parlamentario,
para entregar los documentos sancionados al Presidente Evo Morales. Hubo fiesta
en todo el país Enhebrando desencuentros Más de dos años habían transcurrido
desde que, estos grandes temas, estaban en la mesa de discusión. En octubre de
2003, a la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada, su sucesor Carlos Mesa se
comprometió a convocar la Asamblea Constituyente, reclamada por amplios
sectores, para transformar la estructura política y económica del país.
Pero, a mediados de 2004, los cívicos de Santa Cruz anunciaron su propósito
autonomista, junto a una larga lista de reivindicaciones regionales. Desde los
departamentos occidentales, donde se había desarrollado la acción contra el mal
gobierno de Sánchez de Lozada, hubo una reacción contraria a la aspiración
autonomista, entendiendo que se trataba de una contraposición a la Asamblea
Constituyente.
Para enero siguiente, la tensión subió de punto: un cabildo abierto (más de 300
mil personas, reunidas en vísperas de Carnaval), conformó un ³comité pre
autonómico² departamental y logro que, el presidente Mesa, promulgara una
convocatoria a elección de prefectos.
Las fuerzas populares, desactivadas después del derrocamiento de Sánchez de
Lozada, no pudieron reaccionar. El MAS, constituido en el brazo parlamentario de
los movimientos populares, no supo responder por estar enfrascado en la
discusión de la nueva ley de hidrocarburos. Esta era la otra ley de primera
importancia de lo que se llamaba la ³agenda de octubre².
De ese modo, se instaló en el escenario nacional una compleja combinación de
grandes temas: ley de hidrocarburos, elección de prefectos, asamblea
constituyente, referéndum por la autonomía.
Dificultosamente, luchando contra amenaza de boicot internacional, la sumisión
que cultivaron los partidos tradicionales e incluso el propio gobierno, se
aprobó una nueva Ley de Hidrocarburos que, sin alcanzar las cotas trazadas
por el MAS, reportó importantes ingresos al erario nacional.
Los departamentos, las alcaldías y las universidades, obtuvieron la mayor
ventaja en el reparto de las nuevas ganancias.
En tanto, se acercaba la fecha de elección de prefectos. Hasta entonces, estas
autoridades eran representantes del Presidente de la República. De pronto, por
decisión personal de Carlos Mesa, iban a transformarse en una suerte de
gobernadores sin ligazón con el Poder Ejecutivo. Eso, no era otra cosa que parte
sustancial de la autonomía reclamada, principalmente, por los cívicos cruceños.
En tanto pese a que estaba acordado que la elección de constituyentes y el
referéndum autonómico se realizasen simultáneamente las posibilidades de acuerdo
se hacían cada vez más remotas. La atmósfera se enrarecía en forma acelerada.
Carlos Mesa apenas podía seguir en el sillón presidencial.
Enredando la madeja Después de intentar una suerte variada de combinaciones que
le permitieran enfrentar con éxito al MAS y hasta deshacerse del Parlamento,
Carlos Mesa se encontró flotando en el vacío. Incluso se negó a promulgar la
nueva Ley de Hidrocarburos y no pudo negarse a su aplicación, aunque hizo lo
imposible para dejarla en suspenso. Pero los operadores de la explotación de
hidrocarburos encontraron el pretexto para enturbiar la situación, por aquello
de ³en río revuelto, ganancia de pescadores². La escasez de gas licuado fue un
detonante y el paro ciudadano en El Alto, paralizó al país. A Mesa no le quedó
otra alternativa que renunciar.
Con la situación a punto de estallar, el Presidente del Senado (un conocido
dirigente del MIR que cogobernó con Sánchez de Lozada) disputaba su derecho a
asumir la Presidencia. El repudio popular alcanzaba también al Presidente de la
Cámara de Diputados, que milita en el MNR, pero éste no tenía las ambiciones del
primero. En el momento en que se presagiaba una guerra civil, surgió la solución
pacificadora: el presidente de la Corte Suprema de Justicia asumía el mando de
la nación y, previo acortamiento de mandato de los parlamentarios, se convocaba
a elecciones generales.
Muchas voces unas desorientadas y otras interesadas en crear conflicto
reclamaron por lo que consideraban una nueva postergación de la Asamblea
Constituyente. Pero era evidente que la estructura política que aún reflejaba la
preponderancia neoliberal, no era propicia a ese trascendental acontecimiento.
Los preparativos electorales mostraron la evidente confrontación del momento:
quienes se esforzaban por sostener el modelo se agruparon alrededor del ex
presidente banzerista Jorge ³Tuto² Quiroga, mientras los sectores de avanzada
fortalecían al MAS, instrumento político de las organizaciones sociales. Entre
ambos, pretendía equilibrarse el empresario Doria Medina y le seguía por detrás
el resto de un MNR totalmente desprestigiado.
La intuición supera al cálculo Tuto Quiroga preparó cuidadosamente su campaña
electoral. Su equipo redactó documentos, calibró expresiones, preparó frases
estrambóticas y hasta se permitió moldear una pose desafiante del candidato. De
por medio, organizaba encuestas que aparecían como provenientes de fuentes
diversas, dando un virtual empate con el candidato del pueblo: Evo Morales.
Los resultados fueron contundentes: 54% para Evo y 28% para Tuto.
Veinticinco puntos de diferencia era un abismo insalvable. Es más: sumados los
otros dos contendientes no alcanzaban a 15%. Sin un puente por el cual cruzar,
los partidos tradicionales agrupados alrededor de Quiroga, simplemente
desaparecieron.
Entonces, éste y su agrupación, volvieron a las andadas: un nuevo diseño de
ataque al gobierno que había sido elegido en forma tan clara. Intentaron crear
un cuerpo de prefectos que se contraponga a las políticas de cambio.
Fracasaron en el intento y buscaron otro camino: referéndum contra
constituyente.
Nadie crea que los enconos transcurrían por un solo canal. Se abrían varios
frentes de confrontación. Que Colombia firmó tratado con Estados Unidos y se
perdía un buen mercado de la soya; el gobierno era culpable por no prever la
situación. Que las lluvias afectaron a vastas regiones del país; la ayuda no
llegaba por negligencia gubernamental. Los propietarios de autos ingresados de
contrabando exigen la legalización de sus vehículos y amenazan con bloqueos. El
Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) intervenido para reanudar sus vuelos, enfrenta el
desacuerdo de los pilotos que prefieren la quiebra antes que la intervención.
No podía faltar la voz de la embajada estadounidense: se ha ³perdido la
confianza² en el gobierno, está en desacuerdo con la designación de autoridades
militares y anuncia su retiro de la Fuerza Conjunta contra el Terrorismo; en
consecuencia, reclama la devolución del material bélico.
Washington recibe la respuesta correcta: las autoridades militares las nombra el
gobierno de Bolivia y la devolución de armamento debe hacer por la vía
diplomática.
Final de alta resolución No pudieron establecer el desorden, como preludio de la
confrontación. Con calma y una gran intuición, el gobierno fue dando los pasos
necesarios: la asamblea constituyente y el referéndum autonómico se realizarán
en forma conjunta. Hasta ahí llegan los acuerdos.
Ahora ensayan otra jugada: propiciar candidaturas manejadas por los comités
cívicos, tras los que se oculta la derrotada causa neoliberal. Por supuesto, se
trata de algunos departamentos, en los que esa derecha conservadora tiene
cifradas sus esperanzas de resurgir.
Sin embargo, nada parece darle esa esperanza. Simplemente, es la testarudez de
quien no sabe renovarse.