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Bolivia hacia la Asamblea Constituyente
Angel Guerra Cabrera.
El pueblo boliviano, por fin, tendrá su Asamblea Constituyente este año. Con
la firma por el presidente Evo Morales del decreto correspondiente se inicia el
camino hacia la concreción de lo que ha sido una vigorosa demanda en la ultima
década de las organizaciones indígenas, del movimiento popular en general y un
compromiso fundamental del Movimiento al Socialismo(MAS) con los electores. Como
explicó Morales, es imposible gobernar para las mayorías sin una nueva
constitución que conduzca a la refundación del Estado boliviano, librándolo de
su carga colonial de origen y de la legislación neoliberal impuesta por los
partidos de la oligarquía en los últimos veinte años.
Debido a la tramposa ley electoral diseñada por la partidocracia y a los trucos
del órgano electoral, que impidieron votar a cientos de miles de sus
simpatizantes, el MAS no dispone de mayoría calificada en el parlamento, de modo
que tuvo que hacer concesiones a la derecha para sacar adelante la ley
convocando a la Asamblea Constituyente. Así, en lugar de que los tres
representantes a ese órgano por cada circunscripción electoral pertenezcan al
partido ganador, como proponía el MAS, habrá un representante para la primera
minoría, un punto que permitirá ubicar más delegados a la desgastada derecha.
Asimismo, además de los 210 delegados de circunscripciones previstos por el
proyecto del MAS, se elegirá a cinco representantes por cada uno de los nueve
departamentos del país. El partido de Morales también tuvo que aceptar la
realización simultánea de un referéndum sobre las autonomías departamentales,
exigencia de la ultrareaccionaria oligarquía de Santa Cruz y sus pares de los
departamentos de Beni, Pando y Tarija, pero los entes autonómicos no controlarán
–como pretendía la derecha- los recursos naturales de sus territorios, función
que queda en manos del Estado. Además, las modalidades de la autonomía serán
definidas por la constituyente, aunque en la ley que convoca el referéndum ya
quedó asentado que los departamentos recibirán sus finanzas del gobierno
central. Ahora viene una decisiva batalla política en que el partido de gobierno
debe lograr una abrumadora mayoría en las elecciones para delegados a la
Asamblea Constituyente a celebrarse el próximo 2 de julio.
Este desafío fue deliberadamente aceptado por el MAS, consciente de la
influencia que tendrá en el desenlace de la justa el extraordinario apoyo
popular de que goza Evo Morales y confiado en el efecto político que tendrá para
entonces su corta pero fecunda obra de gobierno. Considerando estos factores
podría asumirse que el MAS puede alzarse con una gran victoria el 2 de julio,
pero ello depende de que las fuerzas populares permanezcan estrechamente unidas
y que sus destacamentos principales no se dejen tentar por el infantilismo de
izquierda. Esa es la trampa en que Estados Unidos y la derecha tratarán de
hacerlos caer para sembrar la división, único recurso que les queda para impedir
que de la Asamblea Constituyente salga una carta magna que siente las bases
jurídicas para transformar el Estado racista y excluyente heredado del
liberalismo decimonónico en uno incluyente, verdaderamente democrático, donde
ocupen un lugar preeminente los pueblos indios y de los sectores más
desfavorecidos.
Además del reto electoral, el gobierno de La Paz tiene importantes tareas que
emprender, que seguramente llevarán a enfrentamientos con las transnacionales y
con Washington. La primera de ellas es lograr el control del Estado sobre los
hidrocarburos y otros sectores privatizados por las administraciones
neoliberales, como el ferrocarrilero, eléctrico, telefónico y aéreo. En el plan
del MAS el Estado debe hacerse con el 51 por ciento de las acciones de las
empresas respectivas y ser quien determine sobre salarios, inversiones e
impuestos. El gobierno está dispuesto a conseguirlo mediante un acuerdo amistoso
con las empresas, pero el ministro de hidrocarburos Andrés Solís Rada ha
advertido que de lo contrario se recurrirá a "otros procedimientos". Otra gran
obra, cuyo inicio está fijado para el 20 de marzo, es una campaña de
alfabetización con el probado método cubano "yo sí puedo", que se propone
alfabetizar en castellano y lenguas indígenas a un millón 200 mil personas para
el primer semestre de 2008.
El primer presidente indígena de América del sur es notorio ya por su
laboriosidad y talento, que le serán muy necesarias en las esperanzadoras pero
difíciles jornadas por venir.
aguerra12@prodigy.net.mx .