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Plantas de
celulosa
Por un estilo de desarrollo sustentable
La Juventud
AMBIENTALMENTE NO HAY CAMINO, SE HACE CAMINO A ANDAR.
Leónidas Carrasco-Letelier (*) Existe una gran variedad de conceptos
provenientes de las Ciencias Ambientales que han sido incorporados al diálogo
común. Lo cual, sin duda representa un gran avance de la sociedad, ya que ésta
incorporación de conceptos implica un reconocimiento tácito de la importancia de
manejar en forma adecuada nuestro ambiente. Sin embargo, el uso y abuso de
algunos conceptos, sin la debida referencia a su significado real, asignado por
las Ciencias Ambientales, ha llevado a la articulación de mensajes en los medios
de prensa y diferentes discursos políticos, rebosantes de conceptos ambientales
que muchas veces terminan estructurando falacias. Situación que actualmente
impide enriquecer la conceptualización de nuestro ambiente, requisito para
encontrar nuestro desarrollo ambiental socialmente aceptable.
El presente artículo plantea cuales son las carencias en la argumentación sobre
el ambiente, que impiden a Uruguay encontrar su camino de desarrollo más
aceptable.
INTRODUCCIÓN
Sin duda los diferentes actores sociales actualmente están en un denodado
esfuerzo en resolver el problema ambiental del momento - las nuevas industrias
de pulpa de celulosa blanqueada -. No es el propósito de este trabajo caer en
juicios de valor sobre la motivación de cada uno.
Simplemente considerarlos como representantes de diferentes sectores de nuestra
sociedad que manifiestan la opinión de sus respectivos sectores; con el
propósito de encontrar el camino ambientalmente más adecuado para el país. Sin
embargo, el actual debate sobre el tema de la papeleras ha denotado en términos
de las Ciencias Ambientales un estancamiento argumentación, muchas veces cayendo
en falacias, que al ser usada como bases para continuar el desarrollo del
debate, conduzca a la frustración de no poder encontrar un desarrollo
ambientalmente propio para Uruguay. Situación que normalmente lleva a la
respuesta fácil de intentar copiar modelos de desarrollo externos. Los elementos
para responder a esta pregunta de si esto es pertinente o no, serán tratados en
forma resumida por el artículo, ya que el concepto de fondo que encierra la
respuesta -la contaminación socialmente aceptable -, tan sólo puede ser resuelta
en términos democráticos, y no por el juicio de valor de un técnico.
¿AMBIENTE POR QUÉ Y PARA QUÉ?
La preocupación por el ambiente no fue un elemento central en las políticas de
desarrollo hasta que se llegó a "situaciones críticas" para los países
denominados desarrollados (EEUU, países de Europa Occidental). El ejemplo más
nombrado, y tal vez el menos comprendido por nosotros en América Latina, es el
libro La Primavera Silenciosa de Raquel Carson. Publicado en la década de 1960,
en el cual se indicaba que los pesticidas provocaban un incremento de la
fragilidad de los huevos de aves, y que por lo tanto se llegaría en algún
momento futuro una primavera "silenciosa".
Esto provocó un movimiento social que conllevó a la creación de una Agencia de
Protección Ambiental en EEUU. Si bien el ejemplo es comprensible en término de
los mecanismos biológicos implicados, no es claro como la constatación del
problema originó un movimiento social que provocó la instrumentación de una
nueva estructura en un gobierno federal -la Agencia de Protección Ambiental-.
Ejemplos similares existen en Europa Occidental, iniciados por problemas
ambientales muy diferentes.
El único elemento común, es la constatación de daños inaceptables en el
Patrimonio Ambiental de la comunidad, que conducen a esta a generar medidas de
protección. Esta es la esencia de la Gestión Ambiental, proteger los recursos
que nos dan nuestra sustentación vital y económica. La preocupación por el
ambiente en términos políticos escapa a las corrientes de pensamiento
capitalistas o socialistas, ya que ambas basan sus economías en el supuesto de
que algunos recursos naturales son ilimitados o renovables. Donde nunca se
precisa si la tasa de uso es posible de acompasar con la tasa de regeneración.
En concomitancia con la legitimación por los Estados de los países desarrollados
de la protección del ambiente, hubo un enriquecimiento del discurso y los
conceptos utilizados. Fruto de la interacción entre la academia, la comunidad,
los empresarios y los gobiernos. Este período de discusión que permitió el
desarrollo de estrategias nuevas y más eficientes para la gestión del ambiente
se realizó en el período de gobiernos autoritarios del Cono Sur de América
Latina. Esto provoco, que a poco andar de los nuevos gobiernos democráticos de
nuestra región, se encontrara el desarrollo del debate ambiental en términos
mundiales.
Producto de un convencimiento de la mayoría de los países del hemisferio norte
que el tema era prioritario; constatado en la Reunión de Naciones Unidas de
1992, en Río de Janeiro. Donde se retomaron y reunieron los conceptos
ambientales vacíos, apuntando al nuevo paradigma "Desarrollo Sustentable". Este
concepto es un ejemplo clásico de un concepto vacío, cuyo contenido queda a
merced del auditorio, de esta forma para países desarrollados el significado era
"mejoramiento de la calidad de vida", y para la mayor parte de los países
subdesarrollados "la supervivencia económica ".
Porque el discurso político sobre la protección del ambiente, de los países
desarrollados, venía acompañado de la aplicación de restricciones de comercio de
carácter ambiental. Esta es la razón de la generación de legislaciones
nacionales de carácter ambiental en todos los países de nuestra región, surgidas
de un potencial apremio económico a las exportaciones y no por un cambio social
como en Europa o EEUU .
CONCEPTOS AMBIENTALES VACÍOS
El propósito del uso de conceptos vacíos, en el manejo del ambiente, es poder
adaptar los criterios teóricos a la realidad ambiental e idiosincrasia de cada
comunidad. De otra manera, la implementación de un Desarrollo Sustentable no
tendría la legitimación social indispensable y conduciría a conflictos sociales
permanentes. Para implementar el Desarrollo Sustentable se requiere de un
Sistema de Gestión Ambiental capaz de articular las exigencias sociales y
potenciales problemas ambientales; de manera que se llegue a un consenso
democrático, basado en criterios técnicos y sociales.
La principal evidencia que el Sistema de Gestión Ambiental no funciona es la
constatación de la resolución de los conflictos por medio de las herramientas
tradicionales - el sistema judicial y/o administrativo -.
ELEMENTOS Y CONCEPTOS PARA LOGRAR UN DESARROLLO SUSTENTABLE
En Desarrollo Sustentable consiste en encontrar una forma de desarrollo que
alcance un grado de impacto ambiental "socialmente aceptable". Un escenario
ubicado en el triángulo del desarrollo sustentable, donde la sociedad indique
cuales el escenario de mayor consenso, donde se articulen de la mejor forma las
prioridades de protección de las componentes económicas, sociales y físico
naturales de la Comunidad.
Esta definición debe ser definida en términos democráticos y participativos
mediante el dialogo y la negociación en instancias de Participación Ciudadana,
por representantes sociales del Empresariado, la Comunidad, el Estado. Donde la
Comunidad Científica participa entregando la información técnica necesaria para
que el evento de Participación Ciudadana logre encontrar el camino para un
Desarrollo Sustentable propio. Camino que será legitimado socialmente, por la
Participación Ciudadana; legalizado por el Estado, y fiscalizado y articulado
por la agencia de protección ambiental (DINAMA).
Este modelo conceptual cuando no esta adecuadamente estructurado se evidencia
por una Participación Ciudadana "conflictiva" (protestas, comunicados de
prensa), que es la expresión natural de los actores sociales en ante la ausencia
de estructuras diseñadas para la participación y búsqueda del consenso.
OBSTÁCULOS PRINCIPALES PARA ALCANZAR EL DESARROLLO SUSTENTABLE
El Desarrollo Sustentable es un objetivo político sin duda deseable por todos,
cuya implementación y sustentaci ón requiere de un apoyo de las fuerzas
sociales. Pero esto no implica que un espíritu políticamente voluntarista sea el
único elemento necesario. Existe una cantidad de elementos que deben nutrir
permanentemente la construcción del camino propio del Desarrollo Sustentable.
Si bien la Participación Ciudadana es un elemento central, cuya discusión
permita develar el mejor camino para la Comunidad; no es menos cierto que los
juicios de valor y la discusión debe estar basada en elementos concretos de
conocimiento.
A modo de ejemplo, tomar una decisión sobre hasta que punto es socialmente
aceptable la perturbación de un ecosistema implica un conocimiento de los
elemento y funciones del sistema evaluado, no sólo en términos biológicos, sino
también en el valor del mismo para la Comunidad. Problema que aun intenta
resolver la Economía Ambiental, intentando asignar un valor por concepto de los
servicios eco sistémicos involucrados (suelos fértiles, stock de pesca,
producción de agua dulce), o mediante la valoración que la Sociedad asigna a los
recursos (Patrimonio). Por lo cual, se requiere un conocimiento de sistema y una
valoración conceptual y/o monetaria de bienes y servicios que normalmente no se
transan en el mercado.
Esto asume que el recurso a valorar es ampliamente conocido por la Comunidad, y
que esta tiene un vinculo con su Patrimonio Natural que le permite valorarlo
(Fig.1). Situación que raras veces se logra en países en vías de desarrollo,
donde la investigación sobre sus ecosistemas es escasa o inexistente, por lo
cual, no es esperable que la Comunidad pueda valorara algo que desconoce parcial
o totalmente.
Así mismo, la implementación de un proceso de Gestión Ambiental requiere de
parámetros de control adecuados para el ecosistema que se pretende gestionar.
Normalmente, ante la ausencia de parámetros propios recurrimos a ver que
parámetros utiliza EEUU o Europa. Asumiendo que estos deben ser los más
adecuados, sin embargo estos no siempre son los más adecuados. Si los parámetros
obtenidos se refieren a salud humana (parámetros toxicológicos), estos son
pertinentes, ya que la fisiología humana es la misma para todos.
Pero en el caso de ecosistemas, los valores de control de contaminantes
(parámetros eco-toxicológicos) adolecen de esta situación, ya que son el
producto de un proceso que dificulta su aplicabilidad al cambiar de ecosistema.
Los parámetros de control ecotoxicológicos se generan a partir de criterios de
toxicidad en organismos nativos del ecosistema (Criterio de Calidad Ambiental),
con el propósito de evaluar los cambios en el estado de salud del ecosistema
estudiado. El valor del Criterio de Calidad es luego modificado a su vez por
objetivos de planificación territorial y desarrollo locales o nacionales,
obteniéndose un nuevo valor - Objetivo de Calidad Ambiental -, cuyo resultado
puede a su vez ser modificado por concepto de políticas de desarrollo nacional,
originando una Norma de Calidad Ambiental.
Valor que rescatamos de los documentos internacionales.
Ahora bien, la aplicación de estos valores en rigor no es del todo pertinente en
ecosistemas del hemisferio sur; ya que la mayor parte de las Normas de Calidad
Ambiental están basadas en criterios desarrollados con especies biológicas que
no existen en nuestros ecosistemas. Además, la modulación de los valores basados
en criterios de planificación y desarrollo foráneos vuelve cuestionable la
transferencia y aplicación directa de las normas extranjeras.
SISTEMAS DE GESTIÓN AMBIENTAL
Un tercer elemento que impide encontrar nuestro Desarrollo Sustentable es
sin duda el Sistema de Gestión Ambiental utilizado. La Gestión es un concepto
tomado de las ciencias económicas, de la administración de proyectos. La Gestión
es la tercera etapa de la administración de proyectos (diagnóstico, análisis y
gestión). En el ámbito de la Gestión Ambiental existen al menos tres sistemas
generados desde los inicios de las Ciencias Ambientales hace 40 años atrás.
Un primer sistema (Gestión Ambiental Tradicional) muy similar a la empleada en
la administración de proyectos, que asume que no existe un uso compartido de
recursos y que el escenario de evaluación actual será similar en el futuro.
Supuestos que no se cumplen, ya que la mayor parte de los recursos presentan una
explotación compartida, y normalmente los escenarios de uso del territorio son
dinámicos en su uso. En una segunda etapa de desarrollo surgió la Gestión
Ambiental Integrada, que acepta que el ambiente debe ser gestionado en un
escenario de uso compartido de recursos, en el marco de unidades homogéneas del
paisaje (cuencas). Esta estrategia aun acepta el supuesto de un escenario futuro
similar al presente, por lo cual no da solución a los conflictos surgidos para
un escenario de desarrollo dinámico y cambiante.
En respuesta a este problema apareció la Gestión Ambiental Adaptativa, que
plantea un proceso donde los resultados del primer ciclo de una Gestión
Ambiental Integrada son tomados como insumos de un nuevo proceso de diagnóstico
y análisis. Lo cual conlleva a mejorar el proceso de gestión ambiental
precedente. Es decir, el proceso de Gestión Ambiental Adaptativa es un proceso
continuo, cuyo resultados parciales se utilizan para mejorar cada vez más la
estrategia de gestión previa. De estos sistemas, Uruguay aun continua aplicando
el sistema de Gestión Ambiental Tradicional y el sistema de Gestión Ambiental
Integrada tan sólo se utiliza a nivel de cátedras universitarias.
CONCLUSIONES
El escenario actual de la Gestión Ambiental en Uruguay requiere de un debate que
enriquezca y de significancia a los conceptos ambientales vacíos, en el marco de
construir un Desarrollo Ambiental propio. La sola articulaci ón en el debate de
los conceptos no asegura que el objetivo de encontrar un camino propio pueda ser
logrado.
Así mismo, se vuelve prioritario encontrar una estrategia para albergar un
espacio de autocrítica constructiva que conduzca a corregir y mejorar la Gestión
Ambiental del país, en el marco de los objetivos del país. De manera de
construir, en la medida de lo posible criterios que permitan evaluar la
pertinencia de las nuevas iniciativas de desarrollo que debería acoger el país.
Esto es un problema clave a resolver, para mediar y olvidar la falacia clásica
de trabajo o ambiente.
Es claro que un país sin actividad económica será pobre, pero muy limpio.
Sin embargo, esto no debe implicar exagerar la nota y llegar al extremo de ser
totalmente permisibles en materia ambiental. Existe un punto de equilibrio -la
contaminación socialmente aceptable-, que sólo se logra por consenso.
Un elemento central, que corta afecta todos los ámbitos de la gestión, que
deseemos dar a nuestro ambiente, es el conocimiento. Sin este no es posible
valorar, ni llegar a una decisión realmente adecuada. Para dar solución a esto,
se requiere incrementar nuestro conocimiento mediante la investigación propia, y
sistemas de socialización de este conocimiento mediante de la educación formal e
informal.
El tema ambiental posee bases técnicas, pero la decisión final es sin duda
otorgada por la Comunidad, que legitima cual será el uso que desea para su
Patrimonio Natural y Cultural. En el marco del estilo de desarrollo que se desea
para el país. Lamentablemente, Uruguay aun no lo ha encontrado su estilo de
desarrollo sustentable.
Situación que se evidencia por la gran cantidad de conflictos ambientales de la
última década (plantaciones forestales, cultivos transgénicos, plantas de
incineración, niños contaminados por plomo, entre muchas); donde el factor común
son: (i) debates polarizados, que sólo llevaron al agotamiento de los
interlocutores y la comunidad; y (ii) la recurrencia de medidas administrativas
y judiciales para intentar resolver los conflictos.
Ante el conflicto en boga, -las nuevas plantas de celulosa -, cabe preguntarse
si Uruguay repetirá sus fracasos en la gestión ambiental o estaremos
presenciando los inicios de la "Primavera Silenciosa Uruguaya".
Sólo el debate constructivo y el tiempo lo dirán, el futuro de todos esta en la
balanza.
(*) Leonidas Carrasco-Letelier, Dr. en Ciencias Ambientales (Universidad de
Ciencias de Chile), Diplomado en Análisis y Gestión del Ambiente (U. de C. de
Chile). UNCIEP, Facultad de Ciencias, Universidad de la República, Montevideo,
Uruguay http://ecotox.fcien.edu.uy