Latinoamérica
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La preocupante caída de Hildebrandt
Herbert Mujica Rojas
Señal de Alerta
Las especulaciones, en un país que vive básicamente de chismes,
pueden ser muchas y de todos los decibeles. Lo cierto es que en la televisión
sólo existía una tribuna protestante, en su estilo y giro: la de César
Hildebrandt. Hay quienes, desde el cobarde anonimato que envía sicarios a
cumplir el juego sucio, deben estar solazándose con esta salida -otra más- de CH
de la pantalla chica. Con él en el juego, no es lo mismo que sin él. Puédese
criticar su parcialidad o su criterio, a veces, rotundamente frívolo, sin
embargo es imposible desconocer su puesto de único periodista que acercaba
criterios sumamente críticos que otros ignoran porque están pagados y sobornados
para su vil silencio o maledicencia. O distorsión perversa.
¿No era suficiente para los sectores más retrógrados tener casi el 85% de los
medios, aherrojados al silencio cómplice, comparsa de mil y un cuentos
engatusadores, como para haber promovido la caída de César Hildebrandt, que él
mismo anticipó, y dejar el campo arado para los hunos neo-liberales y sus
Confieps, Adexs, PCMs, y demás pandillas anticholas, racistas, inobjetablemente
vendepatrias? Tal parece que no están muy seguros que su candidata, la de San
Dionisio Romero Seminario, el banquero de los banqueros, la señorita Lourdes
Flores, gane el comicio el 9 de abril.
Es obvio e imposible de esconder que el miedo preside cada una de las acciones
de los sectores más orgánicamente serviles que han actuado con toda impunidad en
la cosa pública, desde Fujimori a la fecha y desde siempre. Su terror pagó el
levantamiento mediático de Ollanta Humala y le retrataron como el Satanás y
flagelador justiciero que muchos peruanos quisieran para castigar a tanto
sinverguenza. La realidad es más dura que todas las fantasías y éste se cayó
merced a gruesos errores propios, falta de talento y criterio y porque hay otros
más premunidos de reales argumentos.
Su embajador más "preclaro", PPK, un norteamericano operador directo de los
intereses de las transnacionales, fue desnudado por César Hildebrandt en su más
vil y corrupto juego vendepatria. En ese momento CH había marcado el principio
de su episódica y transitoria salida. Para los plutócratas, el periodista
asemejaba a un zancudo que evolucionaba sobre sus espaldas con recurrente e
indoblegable tesón. Está claro que ni siquiera CH pudo superar las formalidades
contractuales que protegen, siempre, a la cofradía de los poderosos.
Antier PPK y uno de los lacayos de San Dionisio, el señor Morales de la Confiep,
patota fujimorista sin vergüenza y acomodaticia, impulsaron un "acuerdo" de
estabilidad de las inversiones y custodia de la "seguridad jurídica". ¿Un
gobierno que se va, sin mayor respaldo ciudadano y cuasi moribundo, puede
saltarse a la garrocha al Congreso, a los diferentes portafolios y contratar
directamente con una gavilla de aprovechadores sempiternos del poder como es la
Confiep, tratos a nivel de Estado para que no toquen sus intereses? ¡Intereses
que, además, casi siempre nacieron de la trapisonda y del contrato con nombre
propio y bajo licitaciones o concesiones hechizas? ¡Claro, ya no estaba César
Hildebrandt para comentar el monstruoso hecho! ¿Y qué dicen los partidos?: ¡como
de costumbre, nada de nada!
Trabajé, es una forma de decirlo, con César Hildebrandt en el Liberación
príncipe que le decía -o mejor dicho llamaba por su nombre- delincuentes a
Fujimori y a Montesinos. Estuvimos con Raúl Wiener opinando en aquellas jornadas
en que se jugaba uno la vida contra muy poderosas y canallas mafias. No cejamos
y fue una experiencia munificente y extraordinaria. Luego, en los años
siguientes, CH alabó el esfuerzo periodístico de Dignidad y alguna vez fuimos
invitados a su programa televisivo. En momentos en que ya no está ni tiene como
agradecer, me complace reiterar desde mi humilde tribuna, el saludo combatiente,
la solidaridad militante, la amistad implacable y por encima de cualquier
contingencia de las muchas que hay en nuestra sufrida patria.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
Fuente: lafogata.org