Latinoamérica
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¿Quién está al mando de la lucha? ¡Nadie !
Gerardo González*
El sentido de nación y los intereses de clase son los que están señalando el
norte de la lucha siguiendo los ejemplos del Sur.
Es necesario puntualizar que el aumento del costo
de vida para la mayoría de la población guarda relación con los perversos
mecanismos económicos que utilizan los grandes empresarios en una economía
capitalista para aumentar sus márgenes de ganancias. Siempre hemos explicado que
no es que la burguesía sea buena o mala, el problema radica en la naturaleza
depredadora y explotadora del trabajo humano del sistema económico- social
capitalista. Esta certeza científica, en época de incertidumbre, es lo que nos
permite, en medio de la dispersión y la desorganización política popular,
insistir hasta el triunfo en la necesidad de mantener el carácter anti-capitalista
y en pro del socialismo de todas las luchas sociales.
Cuando se comprende objetivamente nuestra
situación económica y cómo ésta castiga sin misericordia los hogares más
humildes, establecemos la relación directa entre quienes desde el Estado y los
grupos empresariales definen e implementan las políticas neoliberales y como
consecuencia el alto porcentaje de desempleo, los bajos salarios, la
marginalidad social y la criminal e ilegal distribución de la riqueza en nuestro
país.
El descontento generalizado contra el alza de la
luz, el alto costo de la vida, las injusticias sociales y la galopante miseria
económica de vida de los panameños es en el fondo un descontento contra el
sistema capitalista. Aunque las víctimas no se percaten ¡así funciona el
capitalismo! Ya que si el capitalismo para de acumular riquezas mediante la
explotación humana para enriquecer a unos cuantos a costa de las mayorías; deja
de ser capitalismo.
Con esta necesaria explicación, podemos inferir
que organizar al pueblo para implementar un proyecto de redención social y
construir una sociedad mejor que supere al capitalismo, encontrará la
resistencia a muerte de las clases dominantes. Estas clases jamás permitirán que
se democraticen las riquezas, se acabe con el Estado clasista que
instrumentalizan a su favor, ni que se acabe con el "derecho constitucional", de
ejercer la explotación humana, enmascarada a través de la propiedad privada de
los medios de producción que les permita apropiarse injustamente de la
plusvalía.
Por la presencia directa del imperialismo, el
carácter de nuestra economía y el trabajo históricamente irresponsable de la
social democracia y el estalinismo en nuestro país, no se ha desarrollado una
cultura de organización política de masa con contenido ideológico de izquierda y
una orientación revolucionaria. El movimiento popular panameño no sale de su
crisis organizativa, en medio de esto, todas las organizaciones son sorprendidas
por los levantamientos que con frecuencia se están repitiendo motivados por
sanos propósitos reivindicacionistas. Hoy vemos cómo en algunas protestas se le
impide a miembros de un partido empresarial ondear su bandera, en todas las
protestas (CSS, TLC, alza de la luz, etc.) nos encontramos con activistas y
miembros de todos los partidos procapitalistas y gubernamentales, mucha gente no
esperó las tradicionales "vanguardias" para organizar las nuevas protestas. Se
puede pensar que vislumbramos un período de anarquía social, nada más alejado de
la verdad; en virtud de la teoría de las contradicciones y la lógica de la
complejidad, la población, por instinto de sobrevivencia, coordinará sus
acciones, sabrá el momento oportuno y la forma de responderle a los enemigos
visibles. Si los actuales dirigentes sindicales siguen paseando en el
extranjero, y otros calentando oficinas sindicales, la población sabrá elegir
para estas luchas sus voceros y representantes. Por experiencia histórica
sabemos que si no se da contenido político e ideológico a estos movimientos de
masas degeneran en el simple reivindicacionismo económico; la burguesía
retrocederá momentáneamente y repartirá un par de millones y si hay resistencia
represión, para después volver con mayor codicia a reproducir con algunas
variantes, el mismo sistema de explotación y dominación capitalista.
La izquierda panameña debe hacer un esfuerzo por
unir a la clase obrera con los humanistas, cristianos comprometidos, mujeres,
jóvenes, ecologistas, agro productores, indígenas, campesinos, desempleados y
demás sectores sociales que propugnamos por construir una sociedad mejor.
Mientras que esto se dé, para orientarnos en esta
lucha sin perder el norte debemos pensar en el sur, utilizando el sentido de
nación y mantenernos del lado de nuestros intereses de clase.
*El autor es funcionario administrativo