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En Ecuador se prepara para la lucha contra la OXY y el TLC
Altercom*
Jaime Galarza Zavala *
Una canción nacional, cada vez más olvidada, expresa:
«Heroica juventud, noble y patriota,
legión que simboliza la esperanza.
Somos la fusta que al tirano azota,
altivo cóndor que la cumbre alcanza...»
La
invasión cultural norteamericana que nos abruma en las últimas décadas, fue
aplastando todo cuanto significa espíritu de Patria, bajo una carga de
antivalores como el Dios Mercado, el Halloween, el Gran Hermano, la fiebre de
las Misses, los tragamonedas, el imperio de los juegos electrónicos diseñados
para sembrar el odio, el individualismo, la inclinación a la violencia
fratricida y a la guerra. Todo para que los pueblos –y particularmente los
jóvenes- sean dóciles al dominio global de los Estados Unidos y sus mafias sobre
el planeta.
De la aplicación en nuestro medio de políticas saturadas de estos antivalores,
se han encargado las clases dominantes y su instrumento principal, la
partidocracia, desde todos los poderes del Estado.
Tal acción se volvió más ominosa con la firma de los Acuerdos de Paz en 1998,
bajo dictado de Washington y ejecución de ese endeble pelele llamado Jamil
Mahuad.
Con tales Acuerdos el Ecuador fue arrastrado como res al matadero, a fin de que
hiciera entrega de los territorios que exigía el militarismo provocador y
derrotado del Perú, parapeto de las multinacionales mineras y petroleras, como
la Occidental u OXY. Ésto justamente cuando el Ecuador acababa de aplastar a ese
militarismo en la Guerra del Cenepa, por lo que pudo imponer, con su victoria,
sus reivindicaciones amazónicas, burladas por Washington y el Panamericanismo en
1942 con la imposición del Protocolo de Río de Janeiro.
En ese mismo gobierno de Mahuad se entregó Manta como Base Militar del Comando
Sur del Pentágono, mediante convenio inconstitucional jamás aprobado por el
Congreso Nacional, como manda expresamente la Constitución.
Base de Manta con que se inicia la pretensión de convertir a todo el Ecuador –
Sierra, Costa, Oriente y Galápagos- en plaza de armas para las guerras
colonialistas de Estados Unidos dentro y fuera del continente americano.
Uno de los artífices de la entrega de Manta, el socialcristiano Heinz Moeller,
cuando Canciller de la República llegó a decir: «A mí no me hablen de
soberanía. Se trata de negocios», autodefinición de un vendepatria que fue
poco después acolitado por el Presidente Gustavo Noboa Bejarano, cuando afirmó
rotundamente que la soberanía nacional era lo de menos, pues lo importante era
que la gente comiera. Entre sus pésimos chistes, afirmó seriamente: «La
soberanía no se come».
Ahora viene una minúscula gavilla de empresaurios, concentrados en diez grandes
firmas industriales y comerciales, y empujan al gobierno de Alfredo Palacio, sin
duda para su contento, a suscribir el Tratado de Libre Comercio, TLC, que
significa una oportunidad de perlas para sus negocios de atún, flores o
supermercados, mientras se abre paso la aplanadora norteamericana para aplastar
nuestra agricultura, avicultura, ganadería y pequeñas empresas, con una
incontenible inundación de productos propios subsidiados por Norteamérica, como
maíz, papas, trigo, soya y un mar de artículos que los gringos no consumen,
tales como librillo, patas de res o traseros de pollo, y que habrían de venderse
aquí a precios tan bajos que arruinarían la competencia ecuatoriana, forzando
una mayor ruina de la masa agraria, mayor desempleo y nuevas oleadas de
emigración
El gobierno de Palacio inclina cada vez más la cerviz ante los nuevos
conquistadores, acumula tropas y elementos bélicos en la frontera colombiana,
como lo exigen el Comando Sur y el virrey Alvaro Uribe; se muestra favorable a
perpetuar la Base de Manta, maniobra en dirección del TLC y prepara el terreno
para el acto final de sumisión ante la OXY, el dinosaurio petrolero que esperar
recibir el 8 de febrero la joya de la corona: la autorización para que siga
saqueando el Bloque 15 con su socio canadiense EnCana: 100 mil barriles diarios,
que suman seis millones de dólares cada día, cantidad con la que se podría
construir veinte mil viviendas mensuales para los pobres.
¿Tiene algo que ver toda esta tragicomedia con la juventud ecuatoriana?
Directamente, porque ella sufre las consecuencias de esta nefasta realidad en su
presente y, particularmente, la sufriría en su futuro. De allí que insurge
contra todas estas vergüenzas y desvergüenzas. Reclama con justicia
reivindicaciones específicas como el carné estudiantil, pero además el derecho a
tener una patria digna y soberana.
Contra las multitudes de niños y adolescentes se descargó en Quito, durante los
últimos días, la furia oficial, que ha convertido en cárcel el Parlamento mismo
para castigar al Ecuador naciente, que ellos representan, asfixiarlo con gases,
quebrarlo a puntapiés y desangrarlo.
Los voceros de la antipatria difunden la versión de que los manifestantes están
movidos por determinados partidos o ideologías. Estúpida o ciega visión de la
realidad actual del Ecuador, que sufre los efectos del extremismo más condenable
y brutal: miseria, desempleo, corrupción, abandono, asesinato de la soberanía
nacional. La acción de cualquier grupo o filosofía, en estas condiciones, no es
sino uno de los tantos productos de este caldo de cultivo fenomenal.
De allí que lejos de amenguar las protestas con la represión, las veremos crecer
por todas partes, cada día.
Las veremos extenderse de la capital a las provincias, de la ciudad al campo, de
los jóvenes a los viejos.
Producida la explosión social, que se perfila imparable, el lema que hoy
proclaman los estudiantes se volverá coro de multitudes, si no trompetas de una
revolución. Ese lema colérico que afirma rotundamente:
¡NO QUEREMOS Y NO NOS DA LA GANA DE SER UNA COLONIA NORTEAMERICANA!
Altercom
Agencia de Prensa de Ecuador. Comunicación para la Libertad.
Fuente: lafogata.org