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Suman 11 los generales colombianos retirados por Uribe
Alejandro Gómez
Prensa Latina
Con la salida del comandante del Ejército, suman hoy 11 los generales
retirados durante el mandato del presidente colombiano, Alvaro Uribe, lo cual ha
causado molestia en el alto mando de las fuerzas militares.
Errores militares, falta de resultados, malos manejos del presupuesto,
controvertir las estrategias de la lucha contra la guerrilla son algunas de las
causas esgrimidas por Uribe para llamar a calificar servicio (retirar) a esos
altos oficiales.
Asimismo, otros cuatros generales han salido luego de no ser tenidos en cuenta
en los cambios de las cúpulas de las diferentes fuerzas, en los tres años y
medio de gobierno de Uribe.
Entre estos últimos, destaca el general Eduardo Herrera, quien pidió su baja al
considerar que no podía seguir bajo el mando de oficiales menos antiguos que él,
así como el general Gabriel Ramón Díaz, quien salió por la supuesta pérdida de
una tonelada de cocaína.
El caso más reciente, el del general Reynaldo Castellanos, hasta ayer comandante
del Ejército, llegó a provocar cierto descontento en los altos mandos militares,
toda vez que varios oficiales consideraron pedir la baja, pero sólo dos lo
hicieron.
El motivo principal de la sustitución de Castellanos radicó en haber ocultado
las torturas a 21 soldados del Batallón Patriotas, ubicado en Piedritas, en el
central departamento de Tolima.
De acuerdo con el propio general, el supo del hecho el 27 de enero pasado (dos
días después de ocurrir), pero no informó ni al ministro de Defensa, Camilo
Ospina, ni a Uribe porque estaba esperando la conclusión de las investigaciones
internas.
Sin embargo, un medio de prensa se le adelantó y el fin de semana anterior
publicó los relatos de los soldados ultrajados, lo que produjo un fuerte rechazo
y repudio en todos los sectores de la vida nacional.
Los soldados habrían sido quemados con tizones y hierros de marcar ganado,
golpeados con palos y hasta vejados sexualmente con ramas de árboles por
desaprobar el ejercicio denominado 'pista de evasión y escape'.
Tanto el ministro de Defensa como el Presidente deploraron el que el alto mando
del Ejército les hubiera ocultado ese suceso, considerado muy grave, sobre todo
en estos momentos en que el mundo rechaza los vejámenes cometidos por militares
de otros países.
Además, la revelación de este caso causó una ola de denuncias en el mismo
sentido de muchos colombianos, quienes aseguraron que eso no era nada nuevo en
las fuerzas militares, porque ellos también habían sido maltratados durante la
prestación de su servicio militar.
Incluso, un tribunal de Medellín, capital del noroeste departamento de
Antioquia, lleva un proceso contra varios suboficiales por las torturas
infligidas a un soldado que lo dejaron demente, al punto que no reconoce ni a
sus familiares más cercanos.
Para analistas locales consultados por Prensa Latina, el caso de las torturas
favoreció la decisión presidencial, ya que Uribe no estaba muy satisfecho con la
labor desempeñada por Castellanos.
En ese sentido, las fuentes recuerdan las sonadas derrotas militares frente a la
guerrilla el año pasado, entre los que destacan los ataques exitosos de la
insurgencia en Iscuandé, Mutatá, Arauca, Putumayo y Vista Hermosa.