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Colombia
Comunicado de las FARC-EP sobre Uribe y el paramilitarismo
1. El presidente Uribe en uno de sus actos políticos de campaña, realizado
el pasado 11 de febrero en La Mesa, Cundinamarca, ha insinuado a las FARC el
diálogo de paz apoyándose en el argumento mentiroso del desmonte del
paramilitarismo en Colombia.
2. Por el contrario, la política paramilitar de Estado durante este gobierno
está siendo legalizada y con ella institucionalizada la impunidad de su
terrorismo, en contra de los luchadores sociales, populares y revolucionarios.
Es de público conocimiento que los paramilitares mantienen intactas sus
criminales estructuras y que procuran más cureles e incidencia política a nivel
de la administración pública.
3. Más de la mitad de los paramilitares supuestamente desmovilizados no han
entregado sus armas, una parte de esta gente está prestando vigilancia sobre las
carreteras, otros como empleados en centros productivos o en oficinas estatales
de celadores, otros fueron desplegados a ejecutar planes de asesinatos
selectivos, amenazas y desplazamientos forzados de la oposición al gobierno en
distintas regiones del país, y al mismo tiempo con la misión de hacer campaña
por la reelección presidencial de Uribe y sus voceros al Congreso, las
gobernaciones, las asambleas departamentales, las alcaldías y los consejos
municipales. Otra cantidad considerable de estos elementos del uribismo
abandonados por su gobierno andan sueltos como Pedro por su casa causando grave
daño y zozobra entre la gente honesta y decente de los poblados y campos de
Colombia. La ONU en su informe reciente acaba de denunciar el aumento de
muertos, desaparecidos y desplazados a cuenta de estas bandas, hecho que
certifica la enorme distancia entre las fantasias del presidente y la verdad de
la llamada política de paz con sus paramilitares de Ralito. Ni siquiera el
gobierno de Uribe puede garantizar a los jefes paramilitares que no serán
extraditados a Estados Unidos en cualquier momento, porque por encima de las
consideraciones políticas, del pago de favores por los aportes a su campaña por
la presidencia o por la inocultable afinidad con ellos, están los compromisos
con la Casa Blanca.
4. Ante el estruendoso fracaso del Plan Patriota, y movido por el cálculo
electoral reeleccionista, ahora el presidente Uribe aparenta agitar la bandera
de la paz montado en la farsa de la desmovilización paramilitar. Si su gobierno
se negó a desmilitarizar los municipios de Pradera y Florida para buscar un
acuerdo de intercambio humanitario de prisioneros, no creemos que esté dispuesto
a despejar de tropas los departamentos de Caquetá y Putumayo, como nuevo
escenario de los futuros diálogos de paz. Además es imposible el diálogo con
este gobierno mientras persista en su estrategia mediática de calificar a la
insurgencia como narcoterrorista y mientras siga criminalizando la protesta y la
inconformidad popular.
Colombia necesita y merece la paz, pero Uribe representa todo lo contrario: es
guerra irracional y es incendio del país, olvido de los programas sociales,
entrega de nuestra soberanía a los gringos, impuestos y más impuestos, ganancias
para las empresas y pobreza para los colombianos. Lo que está en juego en estas
elecciones es el futuro de Colombia, la reconciliación y reconstrucción del país
en paz, la posibilidad de los cambios estructurales represados por tantos años,
la justicia social, la soberanía y la democracia verdadera. En todo esto debemos
pensar los colombianos de cara a los comicios electorales que se avecinan.
Secretariado del Estado Mayor Central
Montañas de Colombia, febrero 14 de 2006