VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

Insólito: un 17% de los socialistas chilenos necesita aclarar que son "socialistas de izquierda"...

La implicación es que los hay de centro y, por supuesto, también de derecha, como el actual presidente Ricardo Lagos, aunque todavía afirman que Michelle Bachelet es diferente a pesar de que ha sido vehementemente aplaudida por Wall Street respecto a su equipo económico y ha nombrado a un reaccionario demócrata cristiano como su ministro del interior y jefe político de su gabinete ministerial
Carlos Moya, aspirante a liderar el PS ''En el gobierno de Ricardo Lagos se ha tratado de borrar a la izquierda''

Susana Jaramillo
www.elmostrasdor.cl

Líder de la tendencia de los Socialistas de Izquierda manifestó su esperanza de que la nueva mesa directiva de la colectividad, a elegirse en abril, pueda cambiar en profundidad su forma de hacer política y esté a la par con el gobierno bacheletista. Abogado y académico, no oculta su descontento con la actual administración, pues asegura que ésta no ha complido con los más pobres.
Dispuesto a que se pueda formar una lista de consenso durante el Comité Central del 23 de abril próximo del Partido Socialista (PS) se mostró uno de los candidatos a la presidencia de la colectividad, Carlos Moya.
Este abogado y académico, que se califica como un ferviente defensor de las ideas allendistas, asegura que la tendencia que representa, los Socialistas de Izquierda, alcanzó un 17 por ciento de apoyo en las elecciones internas del 2003, y que estaría dispuesto a apoyar una nómina de unidad, siempre y cuando se cumplan "ciertas condiciones".
Estas se refieren -según el dirigente- a que el partido tenga un rol protagónico en la aplicación del programa de gobierno de Michelle Bachelet y que al interior del PS haya un reconocimiento a todas las sensibilidades "para terminar con las exclusiones odiosas de algunos sectores".
También se mostró confiado en que en el gobierno de Bachelet haya una preocupación real por la desigualdad social y se ponga fin a la transición democrática, de la cual es muy crítico, tal como de la gestión del actual Presidente de la República, Ricardo Lagos.
-Al interior del PS se menciona su nombre como posible aspirante a la presidencia de la colectividad. ¿Usted estaría dispuesto a ello? -Bueno, efectivamente yo soy parte de una corriente de ideas al interior del PS, que se denomina Socialistas de Izquierda, y nosotros representamos la continuidad del pensamiento allendista e histórico, y desde ese punto de vista aspiramos a dirigir el partido en una perspectiva de reinstalarlo como una entidad que represente legítimamente los intereses de los trabajadores y de las masas populares, sobre todo cuando se inaugura el gobierno de Michelle Bachelet, el que concentra la esperanza popular.
Marginados de las decisiones -¿Podría darse una lista de consenso en el Comité Central del 23 de abril, cuando se realicen las elecciones? ¿Existe esa posibilidad? -Lo que hicimos en enero del 2005 fue generar una convergencia entre tres grandes corrientes, lo que yo denomino los liberales sociales, los socialdemócratas y los socialistas históricos, y la idea es lograr ahora una unión mayoritaria para darle estabilidad al partido en un periodo tan importante para los socialistas chilenos.
Para los socialistas de izquierda, sin embargo, ha sido una experiencia no muy grata estar en la mesa directiva porque en todo el proceso de negociación para los cupos parlamentarios de las últimas elecciones nuestro sector quedó sin ninguna representación. Se hicieron una serie de coaliciones internas que finalmente significaron que algunas dirigentes enfatizaran su sesgo fraccional y tendenciales y eso ha sido un castigo para la gente de izquierda.
Yo creo que una de las características que se expresó en las negociaciones es la tendencia que se da durante todo el gobierno de Ricardo Lagos en que se intenta clandestinizar y borrar a la izquierda.
Aquí ha existido gente que ha intentado señalar que el rojo del arcoiris no existe y lo que nosotros queremos hacer, y probablemente en la competencia interna se exprese, es que el arcoiris de la Concertación tiene rojo y nosotros somos el rojo de la Concertación.
-¿Entonces, ustedes esperan que durante el gobierno de Bachelet se potencie la opción de izquierda en el país? -Yo creo que la característica de una democracia verdadera es que se expresen todas las opiniones y que se generan condiciones institucionales para que todos participen. Nosotros aspiramos a ser parte del gobierno de Bachelet, somos una fuerza significativa del partido de la Presidenta electa y estamos dispuestos a tener un protagonismo, si ella nos invita en funciones significativas. Sobre todo cuando su programa tiene como propósito intervenir las políticas sociales e intentar generar condiciones de igualdad, para lo cual nuestro aporte sería relevante.
Nosotros pensamos que se abre para el PS una época en que va a ser requerida una real conducción, y para eso es necesario reinstalar una perspectiva programática de gobierno en que la colectividad no se diluya, pues en el gobierno de Lagos respaldó una conducción que tendió a fortalecer las políticas empresariales y liberales en economía.
Muy por el contrario. El gobierno de Bachelet puede significar el fin de la transición, pues ella ha expresado la voluntad de realizar cambios en la institucionalidad política y en el sistema electoral binominal y a nosotros nos gustaría como socialistas de izquierda que pudiera existir un cambio constitucional. Hacer una asamblea constituyente y reencontrar al país en un sistema político representativo es parte de nuestros objetivos.
-¿Pero existirá finalmente una lista de consenso, ustedes están dispuesto a ello? -La lista de consenso solamente se puede dar bajo ciertas condiciones.
-¿Cómo cuáles? -En primer lugar se necesita a un PS activo y protagónico en la aplicación irrestricta del programa de Bachelet, el reconocimiento a todas las sensibilidades internas, de manera que no hayan exclusiones odiosas en términos de participación y que podamos comprometernos a desarrollar un partido de militantes y no de funcionarios, donde el énfasis esté puesto en la reorganización del trabajo de las comunas y en el control de la militancia a sus dirigentes.
Nosotros necesitamos reestablecer la democracia partidaria interna y que las bases tomen las decisiones, y que los mandatarios, los parlamentarios y dirigentes tienen que obedecer y rendir cuentas a los órganos pertinentes. El PS es el partido de Salvador Allende y por lo tanto debe defender a los trabajadores y no a los empresarios.
Evaluación de actual mesa directiva -¿Cuál es la evaluación que hace de la mesa directiva, encabezada por el senador Ricardo Núñez, de la que usted forma parte como vicepresidente? -Nosotros somos partes de esa mesa y por lo tanto somos solidarios de las decisiones que se han tomado; sin embargo, evidentemente la izquierda del partido ha sido víctima del sectarismo, lo cual no solo queda en evidencia en la constitución del gobierno partidario y en la confección de la lista parlamentaria, donde nosotros fuimos excluidos.
Esperamos que eso se supere en una nueva directiva, destinada a integrar a todos, y esperamos que sea conducida por nosotros.
En general, en el PS ha existido sectarismo con la gente de izquierda, quizás puede parecer raro, pero esta tienda está cruzada con la pugna entre militantes, que legítimamente defienden ideas liberales, y otros que defendimos ideas socialistas auténticas, y desde ese punto de vista el partido ha sido un campo de confrontación.
-¿Hay posibilidades de que los Socialistas de Izquierda puedan lograr una alianza con la Nueva Izquierda, el sector de Camilo Escalona, en las próximas elecciones? -Nosotros evidentemente tenemos una cercanía bastante profunda con otros sectores que también se reclaman de izquierda en el PS y las posibilidades están abiertas, pero esto no depende de una política de alianza desprovista de un programa de gobierno partidario y que no se vincule a una participación protagónica en el gobierno y a la reconstitución de las redes sociales y sindical.
Nosotros tenemos un país social herido y eso hay que cambiarlo. El PS no puede ser cómplice de los empresarios sino que el líder de los trabajadores, y estar al lado del movimiento sindical encabezando la lucha por las transformaciones sociales, y en esas perspectiva es posible construir consenso.
Porque tenemos que dejar algo en claro: la gran deuda de Ricardo Lagos con el país es que él ha sido capaz de modificar la estética de la república y no la ética de la república, las injusticias sociales continúan, las diferencias continúan y evidentemente la Presidenta Bachelet se ha comprometido a intervenir y nosotros tenemos que estar junto a ella de manera total en esa tarea.    

Fuente: lafogata.org