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Latinoam�rica

Chile: "Londres 38" y la memoria hist�rica

Londres 38 abre debate sobre la memoria hist�rica+

Jorge Escalante
La Naci�n

El caso del ex centro de torturas de la DINA obliga a la reflexi�n  sobre la memoria hist�rica en Chile, resultando �til seguir mirar el  ejemplo de Alemania, un pa�s donde se ha aprendido a convivir con el  pasado.
Todo indica que la mejor soluci�n para rescatar la casa ubicada en  Londres 38 de las manos de sus actuales due�os es que el gobierno  decida comprar la propiedad declarada monumento hist�rico, pues si el  Instituto O�Higginiano insiste en venderla, como lo intenta con un  fracasado remate, el Estado tiene la primera prioridad en adquirirla.
El paso siguiente es que el ministerio de Bienes Nacionales la  entregue en comodato a las organizaciones de familiares de las  v�ctimas de la dictadura y sobrevivientes, para que hagan del ex  centro de tortura de la DINA un lugar de la memoria hist�rica.
Esta es la v�a m�s directa para rescatar la residencia situada en el  centro de Santiago, sugerida incluso por autoridades de gobierno. El  vocero del Ejecutivo, Osvaldo Puccio, fue el primero en hablar del  asunto y dijo que "es un tema que vamos a ver con seriedad y se  est� estudiando. Hay plazos legales, hay condiciones que establece la  ley que tendr�n que cumplirse". Los argumentos son que se trata  de "una propiedad resguardada porque tiene un valor muy importante  para Chile, para su memoria, para testimonio de las nuevas  generaciones sobre cosas atroces que pasaron en este pa�s y que no  queremos nunca m�s se repitan".
Sobre los 250 millones de pesos que pide por la casa el ex  vicecomandante en jefe del Ej�rcito de Pinochet, general (R)  Washington Carrasco, presidente del instituto de clara raigambre  militar, los organismos de DD.HH. estiman que es una cifra que "se  podr�a discutir".
Lo anterior, porque la residencia no le cost� a este instituto ni un  peso, pues en 1978 la recibi� gratis por decreto de Pinochet y su  ministro del Interior Sergio Fern�ndez, luego de confisc�rsela al  Partido Socialista.
Alemania, cuesti�n de fondo Pero algunos consideran que, detr�s de este conflicto, hay una  cuesti�n m�s de fondo. Y se preguntan �qu� es la memoria  hist�rica de un pueblo? �Es posible construirla sin quedar atrapado  en el tiempo del dolor y la tragedia? �Es necesario seguir recordando  tanto crimen, o m�s vale olvidar para siempre y perdonar a los  criminales, aunque sea mediante una amnist�a? �C�mo se une la  memoria hist�rica con el desarrollo de una naci�n, su presente y  futuro? Estudiosos de la compleja materia recomiendan mirar hacia Alemania.  Ese es el pa�s considerado modelo en este �mbito, a pesar de que  tambi�n vivi� per�odos de negaci�n y ocultamiento, sobre todo en  la primera �poca despu�s del fin del nazismo en 1945.
Sin embargo, especialmente despu�s de la reunificaci�n tras la  ca�da del muro de Berl�n en 1989, Alemania fue encontrando el camino  para resguardar la memoria de la historia, para que nadie nunca  olvide la tragedia y se aprenda a vivir con ella.
Y que se sepa, Alemania no es un pa�s que se hundi� en la miseria,  ni humana ni material, ni val�rica, por fundar el concepto del  Verarbeitung der vergangenheit: la elaboraci�n del pasado en  relaci�n al presente y futuro.
Holocausto, 1980 Las dos Alemania se remecieron cuando, treinta y cinco a�os despu�s  del fin de la guerra, se exhibi� en 1980 el film estadounidense  "Holocausto". Los hijos preguntaron a sus padres por qu� les  hab�an ocultado la verdad de las masacres. Se debati� intensamente,  y al final los alemanes sintieron que eran m�s culpables, pero a la  vez m�s conocedores de la verdad. Tambi�n pudieron mirar a los ojos  a la generaci�n enga�ada, y a sus vecinos, Francia, B�lgica,  Holanda, los pa�ses del este, e incluso a sovi�ticos, ingleses e  italianos.
Treinta y cinco a�os despu�s del film "Holocausto", las Alemania  segu�an, o tal vez reci�n entraban en el espacio desde donde se  pod�a construir la memoria hist�rica de una manera s�lida, m�s  lejos de la inmediatez del sufrimiento. En el caso de la desaparecida  Rep�blica Democr�tica Alemana (RDA), su interesada exacerbaci�n del  recuerdo "antifacista", le sirvi� para ocultar tambi�n a su  pueblo el sometimiento mediante un sistema opresor y policial.
Alemania reunificada tuvo �xito en la b�squeda de la elaboraci�n de  su pasado tr�gico, para superarlo definitivamente sin olvidarlo m�s.  No hubo olvido, la primera condici�n para perdonar. Respecto a la  justicia, si bien la Alemania post guerra fue d�bil en alcanzarla y  por muchas d�cadas asesinos y sus c�mplices se pasearon por las  calles, varios ocultos en una nueva identidad, al menos existi� el  juicio de N�remberg.
Sesenta a�os despu�s del nazismo, Alemania est� llena de  monumentos, lugares, museos, archivos (incluyendo los de la Stasi, la  ex polic�a secreta de la RDA), centros de estudio, recordatorios,  fechas y cada vez m�s obras de teatro y pel�culas en honor a la  memoria hist�rica de ese pueblo. Aunque ese mismo pueblo y su  iglesia, especialmente la cat�lica, brindaron todo su respaldo al  F�hrer, y con ello facilitaron la instauraci�n del terror y el  exterminio de millones de personas.
De regreso Volviendo a Chile, se aprecia que, de Alemania, hay mucho que  aprender. La diferencia, tal vez, es que reci�n la dictadura de  Pinochet termin� hace quince a�os, y el dictador y sus servidores  a�n viven, algunos de ellos blindados de fuero y activos en la  pol�tica nacional, y se mantiene la herencia de leyes como aquel  curioso sistema electoral donde muchas veces ganan quienes tienen  menos votos.
Por otro lado, a pesar de los juicios que se instruyen contra los  culpables de las violaciones a los derechos humanos, todav�a dentro  de algunas instituciones se oculta informaci�n, se protege a los  asesinos, y se presiona a jueces y polic�as para que favorezcan a los  imputados.
Por ello, quienes comienzan a hablar de construir memoria hist�rica  en Chile, aparecen como p�jaros raros, provocadores, resentidos y  activistas ideol�gicos malditos, que atentan en contra de una  reconciliaci�n, que, como se ve, est� muy lejos de alcanzarse. La  sangre a�n est� tibia, lo que no puede impedir que la memoria  hist�rica chilena se construya, paso a paso, hasta reconciliar al  pa�s.
Fuentes de gobierno indican que es posible buscar una soluci�n para  que Londres 38 se convierta en uno de aquellos pasos, como lo fue  Villa Grimaldi y su Parque de la Memoria.   

  Fuente: lafogata.org

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