Latinoam�rica
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El triunfo empresarial y la complicidad de Lagos
La gran estafa universitaria
Miguel Faur� Polloni
Rebeli�n
Un simple "error inform�tico" desat� la pol�mica. Sin embargo, los �ltimos
reveses gubernamentales en relaci�n al financiamiento estudiantil evidencian la
verdadera magnitud de la crisis. La Concertaci�n se enfrenta a los costos de
continuar con el modelo educacional heredado de Pinochet. Ricardo Lagos, en un
gesto claro de la p�rdida de poder por parte del Estado, reconoce esta semana
que su gesti�n fue est�ril frente a la presi�n de los due�os de universidades
privadas. Apel� a la autonom�a de �stas al momento de definir los criterios
econ�micos seg�n los cuales se regula el mercado educacional. �Qu� clase de
autonom�a es �sa? -le preguntaron los periodistas- "no voy a explicar aqu� lo
que es autonom�a", respondi� el Presidente. Ya se sabe qui�n manda a qui�n. Un
barniz de honestidad.
El anuncio hecho por Sergio Bitar en el tercer trimestre del a�o pasado, en
relaci�n a la reforma del sistema de cr�ditos universitarios, gener� una buena
acogida en los medios. Ingenuamente, se atravesaban en las pantallas distintos
dirigentes universitarios, confiados en que el anuncio gubernamental era fruto
de las movilizaciones estudiantiles de mayo. Sentados en la misma mesa, Bitar y
los presidentes de cinco federaciones pro-Concertaci�n, daban cuenta de los
acuerdos a favor del nuevo modelo crediticio. Parec�a producirse lo que la FECh
denomin� un "acuerdo hist�rico".
El acuerdo, sin embargo, posibilit� una amplia libertad de maniobra para el
Gobierno. Zanjadas las tensiones entre el Ejecutivo y los estudiantes de
instituciones p�blicas, Bitar y su equipo ministerial se lanzaron a dar una
respuesta al gran empresariado vinculado a la educaci�n privada. El n�mero de
estudiantes de la esfera p�blica era, por primera vez en su historia, menor a
los pertenecientes a centros de estudio privados. El mercado de "carteras
estudiantiles" creci� sin freno en la medida que la m�nima regulaci�n estatal
retroced�a frente al poder�o econ�mico del empresariado. Era el instante de
"reajustar" las reglas del juego.
El surgimiento del "Cr�dito con Aval del Estado" (CAE) responde, primeramente, a
la necesidad de legitimar la entrega de t�tulos universitarios por parte de
entes privados. En el �ltimo tiempo eran comunes los cuestionamientos al
bienestar del "negocio" de la educaci�n privada en contraste con las sucesivas
crisis de las universidades estatales. �C�mo es posible la existencia de una
subvenci�n estatal a una iniciativa cuyo fin era el simple y llano lucro? �C�mo
era posible que se argumentara la carencia de recursos del Estado para remediar
los forados del Fondo Solidario, cuando se entrega -a trav�s del Aporte Fiscal
Indirecto- miles de millones de pesos a instituciones privadas? Era necesario,
entonces, apagar las cr�ticas.
La administraci�n de Lagos se aferr� al argumento viciado que apunta a la
presencia mayoritaria de j�venes de clase media en las instituciones privadas.
Con ello se pretend�a echar tierra a la causa que obliga a cientos de j�venes de
recursos medios y bajos a inscribirse (y endeudarse) en universidades privadas:
la desigualdad originada en la educaci�n secundaria, ra�z de los bajos puntajes
que marginan a estudiantes de escasos recursos de las universidades
tradicionales. Son, en estos momentos, j�venes provenientes de la clase
media-alta quienes ingresan a centros de estudios estatales de tradici�n como la
Universidad de Chile, Universidad Cat�lica o la Universidad de Concepci�n. Los
de menores ingresos copan, adem�s, centros de formaci�n t�cnica e institutos
profesionales como alternativas de menor rango, pero de f�cil acceso y precio
m�dico. �stos �ltimos, eso s�, de car�cter privado en su totalidad. Para
acercarse a la igualdad de oportunidades, seg�n Lagos y C�a., era preciso
ofertar posibilidades crediticias en estos centros de estudios.
La cr�tica de los sectores m�s radicales del estudiantado consiste en que esta
maniobra pretende, bajo la careta de "igualdad", sepultar toda posibilidad de
retomar la gratuidad de la ense�anza superior en Chile. "Lo que pasa es que son
ego�stas", afirmaba Bitar ante las movilizaciones de miles de estudiantes a lo
largo del pa�s. Sin embargo, la cr�tica estudiantil echaba luces en la ra�z del
conflicto y alertaba de la truculenta tentativa del Gobierno. Cuando la
situaci�n estaba en su m�ximo punto de tensi�n, con m�s del 60% de las
universidades estatales en toma, sectores vinculados a la Fuerza Social y la
Surda (conocidos por ser "colchones de contenci�n" de la movilizaci�n social)
declaran su acuerdo con el Gobierno, con el fin de apagar el fuego. Desde la
Federaci�n de Estudiantes de la Universidad de Chile se anuncia el fin de la
movilizaci�n nacional y se abre paso a la "mesa de negociaci�n" con el
Ejecutivo.
Al pasar de los meses, se suma la Confesup, ente que agrupa a un conjunto de
federaciones estudiantiles de universidades privadas. �stos �ltimos, una
amalgama de presidentes de org�nicas fr�giles, de f�cil manipulaci�n por parte
de los rectores y con fuerte presencia concertacionista. "Milagrosamente", la
Confesup se pone en sinton�a con la Confech y se da curso libre a la reforma de
Bitar. Hoy vemos los resultados. La complicidad de estos sectores qued� de
manifiesto ante la pasividad de la Confech frente a la grotesca alza de
aranceles hecha p�blica a comienzos de a�o tanto por las instituciones p�blicas
como privadas. "El acuerdo no corre ning�n riesgo, pues el gobierno tiene que
cubrir con cr�ditos y becas el arancel de referencia y las universidades deben
hacerse responsables del financiamiento de la brecha entre el arancel de
referencia y los aranceles reales", sosten�a Nicol�s Grau (Presidente FECH y
militante de Nueva Izquierda, brazo universitario de Fuerza Social). De esta
forma se encubr�a la responsabilidad pol�tica que le corresponde al reci�n
electo dirigente universitario, heredada de su camarada Felipe Melo.
Lo que resalta de los �ltimos hechos es la patente crisis del modelo
concertacionista, el cual pretendi� seguir la l�nea "modernizadora" que impuso
la Dictadura. �sta modernizaci�n trajo consigo la desregulaci�n del negocio de
la educaci�n junto con la aparici�n de leyes de amarre que asfixian la esfera
p�blica. Actualmente, son cinco las universidades estatales en serio riesgo de
quiebra (Universidad de Atacama, Universidad de Santiago, Universidad de Los
Lagos, Universidad de Playa Ancha y Universidad Tecnol�gica Metropolitana), las
cuales no soportar�n los nuevos lineamientos impuestos por las pautas del Banco
Mundial, hechas carnes en el paquete de "leyes malditas" aplicadas por la
Concertaci�n: Ley de Financiamiento y Ley de Acreditaci�n. Los resultados
comenzar�n a hacerse visibles lenta, pero progresivamente. Los responsables,
entonces, deber�n dar cuenta al pa�s. Por el momento, dar�n cuenta los
estudiantes, frente a la Banca que no posee ning�n escr�pulo al momento de
cobrar las deudas universitarias. La Banca, a la que no le interesa precisamente
"crecer con igualdad". Pero que, de seguro, les dir� a los estudiantes y sus
familias "Estoy Contigo".
Fuente: lafogata.org