Latinoamérica
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La revolución en movimiento
Vezna Marinkovic
Bolpress
Parece ser que la revolución boliviana está en movimiento, hay varias señales para pensar que esto es así: se está ejecutando la transferencia de poder de una clase social a otra en la medida que el poder político de los partidos tradicionales esta siendo reemplazado por indígenas, campesinos y en menor escala por intelectuales y empresarios de reconocida conciencia social. Asimismo, la esperanza acompaña el desempeño del liderazgo de Evo desde diferentes puntos del planeta lejos de voces agoreras que, tratando de desvirtuar la contundencia del triunfo del MAS atribuyen al cansancio "light" de los bolivianos, la opción por la fórmula ganadora advirtiendo sobre días oscuros en la mas clara interpretación sesgada de la realidad. Sin embargo, creo importante releer parte de la historia de los movimientos "revolucionarios" en nuestra América para evitar, en lo posible, reediciones fatales en relación al fracaso de las elites revolucionarias en la tarea de construir un sistema político estable, productivo y autónomo.
Para empezar, debemos recordar la experiencia del propio MIR que, empapado de un discurso socialdemócrata, impulsó una gestión de gobierno precedida de mucha expectativa y buenos augurios pero en la practica y acaso como cruel expresión del origen polémico y maniqueo de la socialdemocracia, sólo efectivizó la desesperanza de las masas en la medida que su gobierno, a tiempo de anunciar su lucha por los pobres aceptó, con entusiasmo, la preeminencia del mercado, la propiedad privada -privatizando una de las empresas estatales más estratégica del Estado boliviano como lo fue YPFB- y asegurando, ante los medios, que Bolivia estaba ante la exigencia histórica de "achicar el Estado y agrandar el mercado". La gestión del MIR fue, por estas circunstancias, un fiel reflejo de la lógica socialdemócrata en el sentido de estar bien con Dios y con el diablo y el resultado fue desolador. No por nada Norberto Bobbio señala que no hay que temer a la socialdemocracia en la medida que esta siempre lleva la lucha en dos frentes: adula el reformismo y advierte sobre el aventurerismo revolucionario. Es un poco como el perro del hortelano: no come ni deja comer pero brilla de maravilla en los foros internacionales. En lo personal, no creo que el proceso de la revolución boliviana deba buscar el brillo sino la acción; propositiva, contundente, transparente, consecuente, humilde, silenciosa.
A su turno, Luiz Inácio 'Lula' da Silva en el Brasil, Néstor Kirchner en Argentina, y Tabaré Vázquez en el Uruguay, en una actitud muy socialdemócrata también, han prometido suavizar el impacto de políticas neoliberales de gobiernos anteriores pero no han planteado ni en chiste alejarse del mandato desestabilizador de los organismos financieros como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Ninguno de estos presidentes, que a su modo han significado la esperanza del cambio en sus respectivos países, ha hecho el intento por reformular -soberanamente- su relacionamiento con el poder instituido internacionalmente. Como buenos chicos, parecen haberse comprometido, entre bambalinas, a "no desordenar el orden" y a manejar la expectativa ciudadana dentro los límites de lo permitido por el modelo neoliberal, criticado a cada hora en medio de sus discursos. Esta claro que a título de cambio no es posible enfrentarse irracionalmente a estructuras de poder férreamente consolidadas en el mundo global pero es urgente contribuir de manera activa, imaginativa y no solapada a la transformación. Seguir la brecha socialdemócrata puede ser, consecuentemente, una forma barata de perder el control de las masas.
El gobierno de Evo Morales, por la expectativa que ha despertado, por la
energía provocadora que ha evidenciado en el continente latinoamericano, está
más exigido que cualesquiera de los otros presidentes de la región, a establecer
un régimen que no transite entre la oferta y la evasión. Por el momento, tiene
sobre el tapete varios temas urgentes pero sin duda que el cómo resuelva el tema
de la licitación del Mutun, será una de las primeras señales contundentes sobre
la gestión de gobierno del binomio Morales-García Linera., los otros temas como
el de la importación de ropa usada, la tributación de sector transportista y el
caso de la empresa Aguas del Illimani, son también asuntos urgentes que deberán
ser resueltos en el marco -hacemos votos- de un nuevo estilo de hacer política,
en estos primeros días de gestión.