Latinoamérica
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Ecuador: victoria latinoamericana
Angel Guerra Cabrera
La Jornada
En una fulminante contraofensiva las fogueadas fuerzas populares de Ecuador
derrotaron al ultraderechista multimillonario Alvaro Noboa en la segunda vuelta
electoral y lograron la elección por un margen inédito del nacionalista Rafael
Correa. Se trata de una resonante victoria de alcance latinoamericano contra las
políticas neoliberales en la que, a diferencia de la primera vuelta, se produjo
una alianza patriótica de todos los movimientos sociales, desde la poderosa
Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), las más diversas
organizaciones de izquierda y ciudadanas, amplios segmentos de clase media y los
forajidos .
Noboa había ganado por cuatro puntos en el primer turno bajo acusaciones de
fraude después de una campaña en que, al igual que en la previa al balotaje,
derrochó ríos de dinero, demagogia y contó con el apoyo de toda la derecha, los
grandes empresarios, los grandes medios de (des)información y la embajada de
Estados Unidos. Pero una vez más se demostró el alto grado de conciencia
política antimperialista y capacidad de autoorganización alcanzado por amplios
sectores ecuatorianos.
No obstante que la Conaie está en un proceso de autocrítica y reconstitución, el
voto indígena se inclinó por Correa, quien a fin de cuentas presentó un programa
que recogía las demandas más sentidas del movimiento indígena y popular
ecuatoriano: convocatoria a una Asamblea Constituyente, no al Tratado de Libre
Comercio con Estados Unidos, negativa a declarar terroristas a las FARC y no
involucramiento en el conflicto interno colombiano, oposición a la presencia de
la base militar yanqui de Manta más allá de 2009, renegociación de la deuda
externa para dedicar más fondos al gasto social, inversión de las ganancias
petroleras en el desarrollo del país e integración latinoamericana. El
presidente electo, además, se destacó por sus posturas frente al Banco Mundial y
al Fondo Monetario Internacional en su corto paso por el Ministerio de Economía
al que fue llevado por la rebelión forajida que derrocó al tránsfuga
Lucio Gutiérrez, y desde esa posición intentó dar pasos hacia la integración
energética con Venezuela que le costaron la destitución.
Después de su victoria, Correa ha anunciado que el día posterior a la toma de
posesión 15 de enero comenzará el envío de petróleo para que sea refinado en
Caracas, con lo que rescatará grandes recursos para el erario al evitar la
actual intermediación. También ha asegurado que reducirá el precio de los
servicios públicos y que en su gobierno no habrá medidas de "ajuste" que
perjudiquen a las clases populares. Asimismo, que reducirá el sueldo
presidencial a la mitad, lo que implica por ley que ningún funcionario del
Estado podrá recibir un salario superior, y que instrumentará severas medidas
legales e institucionales contra la corrupción.
Poner en práctica este programa anticorrupción y antineoliberal es suficiente
para concitar el odio zoológico de Washington y de la oligarquía. De entrada, la
Asamblea Constituyente, entre cuyos objetivos está reformar el estatuto
electoral oligárquico vigente, contará con la oposición de los partidos
políticos tradicionales, de instancias del Estado y de los poderosos intereses
económicos ligados a ellos, que tienen mayoría en la legislatura. Correa, cuyo
partido no presentó candidatos al Congreso Nacional, ha expresado que uno de los
objetivos de la constituyente será hacer de aquél, hoy en manos de la elite y al
que ha censurado severamente, un órgano verdaderamente representativo del pueblo
ecuatoriano, lo cual infunde pánico a la oligarquía y a Washington.
Ecuador posee grandes reservas de petróleo y minerales estratégicos. Se afirma
que tiene importantes yacimientos de uranio. Su ubicación en la zona andina le
confiere enorme importancia geoestratégica. El triunfo de Correa indica que se
frustrarán los planes estadunidenses de implicar al ejército ecuatoriano en la
lucha contra la guerrilla de Colombia. Si cumple sus promesas de campaña,
reforzará a los gobiernos de Hugo Chávez, Luiz Inacio Lula da Silva y Evo
Morales y a los movimientos populares de la región.
El nuevo presidente de Ecuador tiene en su equipo cuadros de probada trayectoria
antineoliberal y en la lucha social, lo que es esperanzador. Pero un programa
como el que propone sólo será posible llevarlo a la práctica mediante una
estrecha alianza con los movimientos sociales que lo llevaron a la victoria y
una amplia movilización popular en su defensa.
aguerra_123@yahoo.com.mx